Arae
El baño de este lugar huele a... una mezcla de excrementos con vómito y cigarrillos. Por alguna extraña razón el suelo está con barro y las paredes están sudadas, no quiero imaginar lo que ha pasado aquí dentro.
Entro cautelosamente, tocando lo menos posible. Incluso cierro la puerta con el codo, el manillar está mojado y roto, que asco.
Después de casi una hora bebiendo siento la extrema necesidad de liberar todo el líquido que he ido acumulando y aquí estoy, mirando las paredes mugrientas y llenas de pintadas de pintalabios con insultos hacia vete tu a saber quien.
Mientras estoy vaciando el depósito, intentando con todas mis fuerzas no tocar nada, haciendo la postura que yo llamo de "El Michael Jackson", sí, imaginároslo, cuando él se ponía de puntillas, llego a leer una frase en la puerta que me llama la atención:
"Evan Miller, cásate conmigo."
De repente me quedo congelada. Vuelvo a ser una niña de tres años en el jardín de aquella casa que tantos recuerdos me traía, era mi escondite. Estoy sentada en el césped del jardín. Consigo sentir la hierva verde bajo las palmas de mis manos regordetas, siento el cosquilleo que el césped produce en mis piececitos. Mis padres no están alrededor, en cambio veo una figura caminar hacia mí a lo lejos. No consigo ver quien es, parece estar demasiado lejos y mi visión se va nublando cada vez más.
Cuando la figura se acerca consigo verlo con menos dificultad. Es un hombre, no es mi padre, parece mucho más joven. Su rostro está demasiado borroso con lo cual no alcanzo a ver más que por debajo de su cuello. Se acerca a mi con los brazos extendidos.
Cuando el tipo estaba más cerca unos ruidos me sacan de mis pensamientos.
- ¡Date prisa, joder!- me grita una voz femenina desde el otro lado de la puerta junto a unos golpes que me sacan de mis casillas.
Mi cabeza empieza a dar vueltas y necesito apoyarme en la pared ya que mi vista se ha oscurecido por completo. Salgo con dificultad del pequeño baño.
Cuando salgo esquivo a las chicas que están fuera haciendo cola para entrar. Casi me caigo ya que sigo aturdida y las luces que parpadean en el local no ayudan en absoluto. Me tengo que agarrar a una chica para no caerme, ella me fulmina con la mirada mientras yo sonrío a modo de disculpas y me dirijo al centro del bar.
¿Qué ha sido eso? No sé que me ha pasado. Ha sido todo tan real. Como si yo estuviese ahí de verdad. Me quedo unos segundos estática. Veo a lo lejos hablando con uno de sus amigos a Kenai. Él me ve y me hace una seña con la mano indicando que vaya hacia él, yo hago todo lo posible por devolverle una sonrisa y él parece no darse cuenta de mi estado. Creo que he bebido demasiado.
Después de unos segundos vuelvo a estar bien. Camino hacía mis amigos, intentando olvidar lo que pasó antes, solo ha sido mi imaginación o el alcohol, o quizás ambas cosas.
En medio del recinto están Kenai y algunos de sus amigos, y ahora un grupo exagerado de personas que antes estaban en otra parte del bar se unen a contemplar el escenario donde en unos minutos aparecerá fourplay.
Cuando me uno al grupo, Kelly y Dylan aparecen entre la multitud y también se unen a contemplar. Kelly se acerca a mi con un cara de emoción imposible de disimular.
En ese mismo momento se abren los telones y aparecen los cuatro chicos que forman el grupo. La multitud se vuelve loca. Bueno, más bien las chicas nos volvemos locas, gritando de emoción como unas fans obsesionadas. Estos chicos son realmente guapos, y encima cantan bien, lo tienen todo.
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The Last Star
Teen FictionArae se enfrenta junto a sus dos mejores amigas a su primer año de universidad donde conocerá a Dylan Scott, un chico complicado que volverá su mundo del revés. ¿Qué ocurrirá cuando descubra sus secretos?