Capitulo 1: El secuestro

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Habían terminado muchísimo más tarde de lo planeado. Se suponía que esa pequeña fiesta duraría hasta las once o doce de la noche y ya eran las tres de la mañana. Hacía ya cuatro años que no veía a sus compañeros del instituto y en general, a sus amigas así que había aceptado en seguida y sin pensárselo dos veces. Después se arrepintió al recordar que al día siguiente tenía que abrir ella la cafetería, pero levy la convenció de que terminarían muy pronto.

En ese instante estaba por reírse de las palabras de levy. Tenía que abrir la cafetería dentro de cinco horas, a las ocho, por no contar que se tendría que levantar dos horas antes. Una hora para prepararse y la otra para llegar en metro a la cafetería y prepararlo todo antes de abrir. Aún iba a la universidad y estudiaba derecho aunque vivía en un apartamento alquilado en la periferia de la ciudad de Tokio y trabajaba ella misma para ganarse la vida. Se fue de casa al poco tiempo de empezar con la universidad y recordaba con dolor su primer año viviendo sola y trabajando para pagarse los estudios, las facturas y la comida.

En cualquier caso, tampoco se lo había pasado tan mal en la fiesta. Bueno, no se lo había pasado mal si exceptuaba al pervertido de Dan mirándole el escote tan descaradamente, sus compañeros borrachos haciendo el primo y sus amigas molestándola con su vida amorosa, sabiendo que ella odiaba hablar de esos temas. Odiaba hablar de su vida amorosa, más que nada porque no la tenía. Hacía más de un año que no tenía un novio, sólo se le acercaban los pervertidos, y a sus veintiún años, seguía siendo virgen. Su vida amorosa era un desastre.

Una luz azul parpadeante empezó a brillar en el bolsillo de la minifalda blanca de lino que llevaba puesta y seguidamente empezó a sonar el tono de llamada de su móvil.

Lucy suspiró y se detuvo para coger mejor su móvil.

- ¿Diga?

¿Quién la podría estar llamando a esas horas de la noche? Además, le salía que era un número oculto.

- Mmm... ¡qué voz tan dulce!

- ¿Perdón? – preguntó ofendida.

- Claro, debes estar asustada- murmuró soltando una suave carcajada- seguro que estás temblando de pies a cabeza preguntándote quién debe ser el loco que te está acosando...

-¡Loki, si eres tú que sepas que esta clase de bromas no tienen ninguna gracia!

Durante unos segundos increíblemente tormentosos para Lucy no se escuchó nada y luego se empezó a oír una risa.

- Jajajajajaja... de verdad Lucy, eres de lo que no hay... jajajajaja...

- ¡Loki! – exclamó furiosa.

- Me encanta gastarte bromas, siempre picas- se paró de reír- ¿dónde estás, nena?

- Acabo de salir de la fiesta.

- ¿Y estás sola en la calle?, ¿no tienes miedo de que aparezca un violador o un ladrón? No, mucho peor... ¡un vagabundo con una salchicha en la mano!

Al otro lado del teléfono empezaron a escucharse unas carcajadas.

- Loki... - gruñó.

No iba a escuchar ni una más de sus impertinencias. Colgó rápidamente el móvil y se lo volvió a guardar en el bolsillo de la mini falda.

Se abrazó a sí misma al sentir una fría brisa rozándole el cuerpo y se quedó mirando la calle. Francamente, le daba más miedo ver la calle tan vacía, que llena de borrachos. Comenzó a caminar una vez más sintiéndose agotada. Cuanto más tardara, menos minutos de sueño tendría luego. Iba lo más rápido que podía atravesando las calles y cruzando mientras pensaba que debería haber cogido un taxi. Todo por ser tan tacaña. Si por un día se hubiera estirado un poco y se hubiera gastado unos pocos jens en un puñetero taxi, no estaría pasando aquel calvario.

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