No entendía el por qué de las cosas que hacía Pablo, pero me gustaban, me daban una pizca de esperanza y aun que no quisiera aceptarlo, creía que Jeremy tenía razón...
Ya habían pasado como unas 5 horas de todo lo ocurrido en la habitación, yo seguía con la imagen de Pablo viéndome desnuda.... que vergüenza, juré matar a Jeremy por todo esto. Fuí al comedor para ayudar a hacer la comida,que pronto llegarían los niños que los llegué a aborrecer, eran incorfomistas y protestaban por cualquier cosa. Eran peores los mayores, que los pequeños...
- Tú pequeña hembra.
-Perdón?.-no logré entender por qué esa persona usó ese término para llamarme.
-Perdonada mujer.- un chico alto, fuerte, rubio de ojos verdes, con aspecto de don juan, el liga nenas típico vamos.
-Emm.. a ver, cómo decírtelo sin herir tus frágiles y pequeños sentimientos, cómo me vuelvas a llamar pequeña hembra, no te doy de comer.-el chico lo único que hizo fue, levantarse riendo, agarrarme las manos y mirarme a los ojos.
-Encantado de conocerte guapa, me llamo Álvaro.- se acerca a mí y me susurra en el oído.- mi habitación es la 149, allí te espero, a las doce...- me da un leve beso en la mejilla y se sienta en su sitio.
Yo en estado de "shock" le dejé su plato de comida y me dirigí a la cocina,por la ventana pude ver cómo Pablo me observaba con una tierna sonrisa, en ese momento noté cómo mis labios se movían inconscientemente, realmente le estaba devolviendo la sonrisa, ví como sus mejillas se coloraban a rojo y se fue inmediatamente.
-Me tengo que ir, ahora vuelvo.- sin pensarlo dos veces salí por esa puerta y lo busqué.
Y por fin, allí estaba, apoyado en el marco de nuestra puerta, al verme se metió dentro, yo confundida lo seguí y me metí dentro, no conseguía ver nada,una masa oscura me impedía ver lo que había. Noto unas manos apoyarse en mis hombros y una respiración en mi nuca.
-No sabes cuánto tiempo llevo soñando con esto...-un beso cálido y suave se posa en mi cuello, lo que hace que mi piel se erice.
-Pablo..- me giró bruscamente y me cogió en brazos, yo enrosqué mis piernas en su cintura.
Nos besamos con deseo, cuándo volví a notar sus labios pegados a los míos, noté satisfacción, los necesitaba, lo necesitaba y él también. Comenzó a caminar hacia mi cama, me apoyó despacio y al momento noté su peso encima mía, sus labios pasaban de mi boca a mi cuello, rozaban la clavícula para después volver a mi boca, sus manos acariciaban mi vientre y lentamente consiguió quitarme el vestido.
En ese preciso momento decidí mandar yo en la situación, conseguí colocarme encima de él y aunque su cara no se veía, sabía que le había sorprendido, comencé besándole el cuello, la camiseta se la quité en un abrir y cerrar de ojos y mis labios ya estaban rozando sus pectorales, bajaban lentamente por su abdómen, acompañados de mis manos, él acariciaba mi pelo mientras yo actuaba, mi boca llegó al botón de ese dichoso pantalón, lo desabroché y le quité los pantalones. Estábamos los dos en ropa interior en plena acción.
-Quítatelo.- Pablo me quitó una asa del sujetador.
Besé su cuello y me senté encima de él, comencé a hacer pequeños movimientos hacia alante y hacia atrás, noté un bulto duro que tocaba mi intimidad, eso aún me puso más nerviosa, Pablo ya no esperó a que me lo quitara, pasó una mano por mi espalda y me lo quitó, ahora volvía a mandar él, me puso debajo suya y lamió mis pechos, mi piel se puso de gallina y pude ver cómo él sonreía, fue una cosa rápida, Pablo se me quitó las bragas y comenzó a masajear con los dedos, mi respiración aumentaba cada vez más, introdujo dos dedos y dió pequeños giros, se me escapaban los suspiros, en un momento de vacío,conseguí quitarle los bóxers.
-Eres una pequeña traviesa...- Pablo acercó su cuerpo más a mí.
De un momento a otro, noté la punta rozar, yo ya estaba muy extasiada, necesitaba sentirlo, así que puse mis manos en su cuello y lo besé cuándo noté que él por fin entraba en mí, gemí en su boca, sonrió, sus embestidas cada vez eran más rápidas y fuertes, yo apoyaba mis manos en la cama, agarraba las sábanas y arqueaba la espalda. Él cogía mi cintura y la movía en sentido contrario a él y ahí fue cuándo lo supe, habíamos llegado al clímax juntos.
Nos estábamos vistiendo cuándo la luz se enciende.
- Se puede saber que diablos a ocurrido aquí.- Pablo y yo nos miramos con expresión preocupada.
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En el nombre de la Rosa.- Diana
Novela Juvenil- Bueno... -se escuchan risas- shh ... callaros.- mis primas detrás mía pellizcándome el trasero no me dejaban explicarle a mis padres mi pequeño dilema. - Y que es eso que nos tienes que contar?- mi padre tan tranquilo como siempre arreglando su co...