Era de la Rosa, nuestro jefe, su expresión endemoniada nos dejó en shock tanto a Pablo cómo a mí, sabíamos perfectamente lo que iba a pasar a continuación...
- Eh.. jefe, no es lo que parece, en serio.- Pablo intentaba calmar a ese señor tan grande cómo un armario en medio de la puerta.
- No me digas lo que tengo que creer!- realmente estaba cabreado y era normal, nos habíamos saltado la primera norma.
- Jefe.. nosotros..- no me dejó terminar la frase.
- ¡El primer día que llegasteis dije claramente que no podía haber relaciones entre los trabajadores!- los ojos le salían de las cuencas, sabía que era un hombre con carácter, pero no tanto..
De la Rosa no nos dejó acabar o mejor dicho, no nos dejó explicarlo, por qué realmente no había nada que explicar, salió por la puerta mientras gritaba "¡en media hora os quiero en mi despacho!" Y cerró la puerta con gran brusquedad.
Pablo y yo nos empezamos a vestir sin decir nada, había un silencio muy frío.
- Pablo..- él ni si quiera levantaba la vista, simplemente.. seguía vistiéndose.- Pablo!
- Mía, déjame en paz, necesito este trabajo mucho más que tú, yo no vengo de una familia dónde lo tienes todo hecho, pides cualquier cosa y te cae del cielo.
- ¿ Se puede saber por qué dices eso? Que piensas, ¿que soy de las típicas niñas mal criadas que sus papis se lo dan todo?- no levantaba la vista- Pues déjame decirte que estás muy equivocado, ¡no sabes nada de mi! ¿Te queda claro?- salí de esa habitación dejando a Pablo mirando para el suelo, a veces pienso si se entera cuando algo es en serio.
Cómo no, fui la primera en entrar al despacho.. y eso que estuve unos diez minutos esperando, pero Pablo no daba llegado, así que decidí entrar y enfrentarme a ese armario sola.
- PASA!- De la Rosa no me dejó ni tocar la puerta, abrí la puerta poco a poco y lo primero que vi eran sus cejas, seguían tan fruncidas como la última vez que las vi.
- Yo..- estaba temblando
- Se puede saber dónde está su compañero? DIJE QUE LOS DOS!- Se levantó de su silla golpeando la mesa.
En ese momento me sentí tan mal que iba a explotar y empezar a llorar, en esto que noto una mano en mi hombro- siento lo que dije antes en la habitación- era Pablo, mire discretamente su rostro y realmente parecía arrepentido.
- SIÉNTENSE INMEDIATAMENTE- De la Rosa se sentó suspirando.- intento relajarme, de verdad que lo intento, intento explicar esta situación con la frase "sois adolescente" , pero dejadme decir, que siendo o no adolescentes, las normas son las normas.. y dije desde un primer momento que estaban terminantemente prohibidas las relaciones entre trabajadores.. no me queda otro remedio que echaros.- sólo pude mirar la expresión de decepción en la cara de Pablo, me sentía tan culpable..
- Señor..- De la Rosa se quedó mirándome fijamente.- écheme a mí, fue todo culpa mía de verdad.- la carcajada sonora de mi jefe me sorprendió
- Déjeme decirle señorita que lo que ha pasado hoy, no es culpa suya, si no de los dos - ese dedo índice, al cual le estoy cogiendo un poco de asco, nos señaló a los dos.
- Porfavor, necesita monitores, no es que haya muchos, a mi me puede reemplazar enseguida, porfavor.- De la Rosa se lo pensó y finalmente decidió aceptar.
- Está bien, te largas esta noche, y tú a tu habitación.
Cuando salimos del despacho decidí echar a correr, solo quería recoger mis cosas y olvidarme de todo.. aun que olvidarme de Pablo, sería lo más difícil.
- MIA!- Pablo corrió hasta alcanzarme, sus ojos estaban llenos de lágrimas, me besó, fue un beso tan cálido, lento, suave.. detrás había sentimientos, una lágrima mojó mi mejilla, abrí los ojos y ahí me di cuenta, Pablo estaba llorando.
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En el nombre de la Rosa.- Diana
Подростковая литература- Bueno... -se escuchan risas- shh ... callaros.- mis primas detrás mía pellizcándome el trasero no me dejaban explicarle a mis padres mi pequeño dilema. - Y que es eso que nos tienes que contar?- mi padre tan tranquilo como siempre arreglando su co...