Capítulo 3

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Llegué a la cocina , inspeccioné todos los armarios, cuándo voy a salir para volver a la habitación la puerta se abre y choca contra mi nariz, haciendo que me cayera al suelo.

-Auch! - me frote la nariz, por la puerta aparece una morena, anoréxica, y con más maquillaje que París Hilton.

-Oye tú, niña alfombra, levántate.- la anoréxica esa ni si quiera me preguntó como estaba, se dedicó a darme ordenes? Además, NIÑA ALFOMBRA?

- Oh, si estoy bien, la nariz un poco dolorida pero bien, gracias por preguntar.- La morena anoréxica hechó una sonrisa.

-De nada niña alfombra.- Entre cerré los ojos, me levanté, me fui por la puerta rozando los hombros con esa estúpida.

Entré en la habitación dando un portazo y me senté en la cama, me puse a deshacer las maletas.Pablo se sentó a mi lado.

- Que te ha pasado Ermenigilda?- se me escapó una sonrisa al recordar que ese no era mi nombre.

-Mía.-Pablo elevó una ceja y se rascó la nuca.- Mi nombre es Mía, no Ermenigilda.

- Mía me gusta más.- soltó una sonrisa enseñando esos dientes perfectos.- A ver, que te ha pasado?- pasó su brazo por mis hombros para acercarme más a él.

-Pues que estaba en la cocina y cuándo iba a salir una estúpida morena anoréxica, me dio con la puerta en la cara y lo único que se le pasó por la cabeza fué llamarme niña alfombra.-inché los mofletes y resoplé.

- Ah, esa es Leire.-me revolvió el pelo.- No le hagas caso, es una egoísta, egocéntrica y prepotente.-Pablo me dio un abrazo y miró mis maletas.- Te ayudo a guardar la ropa en el armario?

-Si no te molesta...- notaba como mis mejillas ardían, seguro que estaban rojas.

Estuvimos guardando todo lo de la maleta grande, Pablo se acercó a la pequeña.

-NO!- salté para impedir que la abriera, pero ya era tarde.

-Uiuiuiii, y estas braguitas?- Pablo se giró con una amplia sonrisa , y para colmo, TENÍA MIS BRAGAS EN SUS MANOS!

-Trae para aquí! - le quité mis bragas y las guardé, mis mejillas estaban quemándose, estaban muy rojas.

- Tranquila, estoy acostumbrado a verlas a menudo.- hecho una risa un tanto pícara.

- Ehh... Es hora de dormir.-Sonreí.

-Si, será mejor, mañana madrugamos.

Me metí en mi cama y Pablo en la suya,estuvimos hablando un poco más, y al final nos quedamos dormidos.

En el nombre de la Rosa.- Diana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora