Capítulo 5

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Era increíble, lo que me faltaba, tener que trabajar con ella.

- Niña alfombra, siempre tiras con todo!- no habían ni pasado diez minutos de todo eso y ya se estaba quejando.

- Niñas..niñas...no os peleis y ayudarme un poquito.- Gilda nos habló con un tono dulce, las dos miramos para ella.

- Ni loca voy a trabajar con la niña alfombra! - Leire salió de la cocina hecha una furia.

- Te ayudo yo Gilda...- mostré una pequeña sonrisa y empecé a sacar las bandejas con los desayunos, había acabado antes de tiempo, así que tenía horas libres.

Aproveché ese ratito libre para poner en orden mi habitación, bueno, mejor dicho mi parte de la habitación, yo no tenía pensado ordenar la parte de esos dos críos.

- Mía, quería decirte que...- alguien me toca el hombro y me giro, era Pablo.- quieres quedar hoy a la tarde, sobre las siete y bajamos a la ciudad... Que dices?- Pablo se había puesto muy rojo.

- Pero, y los niños?

- A esa hora ya están aquí y yo ni tú nos tenemos que encargar de ellos.- soltó una amplia sonrisa.

-Venga, vale- me heché a reír cuándo Pablo empezó a sacudir sus brazos para arriba y para a bajo, en forma de expresar su victoria.

-Ponte guapa.- eso fué lo último que dijo antes de desaparecer por el pasillo.

Entré en mi habitación, abrí el armario y busqué algo bonito, saqué un vestido corto y flojo, de color blanco con rayas azul marino, unos tacones a juego y luego escogí unos accesorios.
Me fui a dar una larga ducha, estaba casada y me quería relajar un poco, me peine el pelo, esta vez lo dejé suelto, me puse la raya y el rímel, en la habitación había unos sonidos extraños, estaban... GIMIENDO?

Salí del baño y me encontré a Jeremy en la cama con la anoréxica! Le estaba metiendo todo su... JODER!
Pablo entró en ese mismo momento y corrió hacia mí, me tapó los ojos y entró conmigo en el baño.

- Que hacen esos dos cochinos ahí!- mi cara era de espanto.

- No sé, pero tranquila.- la vena de mi cuello estaba hinchada.

-Pero como quieres que me relaje cuando los he visto gichand...- de repente, sentí sus labios reposar en los míos, estaban calientes, empecé a seguirle el ritmo, íbamos al compás, nuestras lenguas comenzaron un juego que no tenía fin, se separó, sus labios estaban rojos, supongo que los míos también, una pequeña sonrisa salió de su boca, por supuesto que fue inconscientemente, puse mis manos en su cara, arrastrándola otra vez hacia mis labios, nos volvimos a fundir en un nuevo beso, sus manos pasearon por mi cuerpo hasta acoplarse en mis caderas, haciendo que me pegara más a él. Nos separamos.

- A que vino eso? - pregunté con una sonrisa en los labios.

- No sé, necesitaba hacerlo, y lo tuyo?- su sonrisa era perfecta...

- Yo...EH, no sé, necesitaba hacerlo.- Los dos soltamos una enorme sonrisa.

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  Siento la espera jajaja es que no tenía inspiración, hasta hoy jaja, espero que os guste mucho,un besazooo

En el nombre de la Rosa.- Diana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora