♡One-shots (Yo-kai WatchX Lectora)♡

Quiero volver a verte (Orochi X Lectora) (Parte 1)

(T/N) POV

- Hija, ¿recuerdas en qué parada te debes bajar?- por mucho que ya hubiese contestado la misma pregunta una y otra vez, mi madre volvía a preguntar lo mismo.

- Sí, mamá, debo bajarme en Vellón... ¡Ya son cinco veces la misma pregunta!- una vez más, respondí.

- Solo quiero asegurarme de que no se te olvida nada, cariño...- intentó escusarse.

"Destino del próximo tren: Vellón."

- Este es mi tren. ¡Hasta una semana, mamá!- me despedí de mi madre antes de poner el primer pie en el tren.

- ¡Pásatelo genial, cariño!- dijo mientras la puertas del vagón se cerraban delante de mí. Yo empecé a agitar mi mano en forma de despedida, hasta que el tren, se puso en marcha.

Me senté al lado de la ventana para poder ver el paisaje, pero mis pensamientos no me dejaban concentrarme en lo que rodeaba. "Una semana entera en casa de los abuelos, en Vellón. ¿Qué se supone que haré en todo ese tiempo...? Seguro que, al final, acabo no queriendo volver a casa. Je, je." Pasé todo el viaje pensando en ese tipo de cosas, hasta que...

" El tren ha llegado a su destino: Vellón. Por favor, todos los pasajeros, bajen del tren."

- Por fin, he llegado. ¡Qué emoción!- pensé en voz alta. Bajé del tren, en un pequeña estación. Aunque, para llegar a casa de mis abuelos, debía coger un autobús, y así hice. Al llegar a la parada de autobús, mi abuela me estaba esperando mientras leía el periódico.

- ¡Abuela!- grité mientras agitaba la mano en forma de saludo, para poder llamar su atención.

- ¡Querida!- dejó el periódico a un lado para acercarse a su recién llegada nieta.- ¡Cuánto has crecido, mi pequeña (T/N)!- comenzó a apretar mis mejillas como toda abuela hacía.

- Yo... también te he echado... de... menos, abuela.- me costaba hablar, ya que ella seguía apretando con fuerza mis mejillas.

- Bueno, vamos a casa, que seguro que esa maleta pesa mucho.- Por fin, dejó mis mejillas en paz, y yo comencé a frotarlas, para evadir la sensación que había dejado mi abuela al estirarlas tanto.

Comenzamos a caminar rumbo a su casa, aunque mi abuela se paraba a hablar con TODOS Y CADA UNO de los pueblerinos, por lo que tuve que esperarla varias veces. Pero, al fin, llegamos. Abrí mi maleta, organicé mis cosas y acomodé la cama del lugar en el que iba a dormir.

La noche no tardó en llegar, por lo que ambas fuimos a la cama nada más se puso el sol.

Al día siguiente, abrí lentamente los ojos sintiendo los rayos de sol matutinos chocar con mis pupilas. Después, fui levantando lentamente el resto de mi cuerpo, hasta quedar totalmente de pie. Froté mis ojos, para despertar del todo, y, mientras lo hacía, pude ver una nota encima de la mesa que estaba al lado de mi cama. La tomé y así decía:

"Mi querida (T/N):

He salido a la ciudad para hacer algunas compras. Me gustaría que, si puedes, pudieses ocuparte de la huerta en mi ausencia. Lo único que debes hacer es regar todas la plantas, y recoger los tomates que están maduros, que hoy es el día de cosecharlos.

Muchas gracias, cariño."

"Bueno, seguro que no es muy difícil. De acuerdo, lo haré" pensé para mí misma. Cambié mi pijama por algo de ropa cómoda rápidamente, y me puse unos zapatos viejos, para que no fuese importante si los manchaba o no. Y, por último, recordé coger una cesta para los tomates.