¡Micaela no podía creerlo! ¿Por qué? ¿Por qué Ramiro iría a buscarlos? ¿Nacho no era lo suficientemente rico para alquilarse un auto o algo así? Se burló de la familia de él y la proximidad entre ellos. El sr. Nayar no permitiría, ella lo sabía. Por más dinero que tuvieran, ellos la hacían acordar a la serie de comedia "Papá lo sabe todo".Caminó rechinando los dientes y se encogió cuando escuchó la voz que todavía la asombraba en todas sus pesadillas.
— Miren, miren, miren quien está por acá. — La voz suave de Ramiro parecía resonar en su pecho.
Hombre idiota.
("Querido Dios, por favor, ten piedad y permita que él este calvo y gordo).
Lentamente, ella se dió vuelta y miró a su enemigo.
Mierda.
¿Sería demasiado pedir que él no hubiese crecido y quedado con esa nariz perfecta?
— Micaela. — Él asintió.
— Satanás.
— Tu pelo está diferente.
Micaela se encogió.
— Tu nariz ahora está proporcional.
Ignacio se acercó y se quedó en medio de ellos dos.
— ¿Pueden por lo menos fingir que se llevan bien?
— No — Dijeron los dos al mismo tiempo.
— Miren... — Ignacio miró el celular. — Es del trabajo, necesito atender. Rama, ¿me podes dejar en el escritorio y después la llevas a Mica a casa?
— Estoy seguro de que mamá se va a enojar si no llegas a la cena. No es que tenga miedo de quedarme solo con ésta acá. —La apuntó a Micaela. — Pero, la última vez que no quedamos solos en el auto, ella casi me mató.
— No seas dramático. — Bufó Micaela.
— ¿Dramático? — Ramiró erguió una sobreceja. — Estaba nublado, llovía y estoy casi seguro de que también había Benadrlyl 1.
— Siempre tiene. — Ignacio sacudió la cabeza.
— De todas maneras, ella realmente está esperando verte. Y la abuela se niega a dormir antes de verlos.
Ignacio sacudió los hombros.
— No voy a demorar. Ahora vamos a agarrar nuestras cosas para irnos.
Súbitamente exhausta, Micaela abandonó la lucha. Ella murmuró "canalla" entre los dientes, sin importarle cuál de los dos recibiría la ofensa. Los dos hermanos merecían ese título. Se colgó un bolso sobre el hombro.
Ellos no habían despachado las valijas, entonces ella siguió a los hombres hasta el auto que los esperaba. ¡Una limusina! ¡Ahora, si! Visiones de agua con gas y asientos de cuero bailaban en su mente. Así fue hasta que Ramiro ultrapasó la limusina y entró en el asiento de conductor de una camioneta Ford con reboque.
— Rama, ¿podes ayudarla a Mica? Recibí otro email que necesito responder muy rápido.— Sin ni siquiera mirar en dirección a ella, él se impulsó para entrar a la camioneta y cerró la puerta con fuerza, dejandola a Micaela bastante molesta.
— Estamos tan enamorados.—Micaela suspiró para si misma mientras Ramiro contornaba la camioneta para ayudarla a entrar.
Él estaba tan ridiculamente lindo. "Necesito. Dejar. De. Mirar"
— ¿Micaela? — Ramiro se acercó, con el aliento caliente en la nuca de ella. ¿Qué diablos estaba haciendo? — No te muevas, Micaela.
¿No te muevas? ¿Qué tal dejar de respirar? Ella no podía pensar. No pudo reaccionar cuando Ramiro se acercó y agarró alguna cosa que había en la espalda de ella y la tiró al piso.
— Nada importante. Era solo una araña.
— ¡Era enorme! — Micaela tragó en seco y agarró lo que estaba adelante suyo, que por cierto era el biceps de Ramiro.
— Hum. Si yo sabía que ibas a reaccionar así, tendría que haber puesto arañas en tu cama.
— Tus arañas y vos no son bienvenidos en mi cama. Jamás
— Yo no me estaba ofreciendo, eran solamente las arañas. — Él pestañeó. — Además, ¿qué te hace creer que yo te encuentro atractiva? Ya te vi desnuda. Dos veces.
— Yo tenía 10 años, y vos eras un chico malo y tartamudo.—Micaela lo empujó para pasar y después se dió cuenta que tenía que ser levantada para entrar a la camioneta gigante. — ¿Sería demasiado pedirte que por lo menos manejaras con un vehiculo normal en la ciudad?
— Yo no vivo en la ciudad. — Él se puso colorado. (¿Los hombres se ponen colorados?) Ella lo miró de nuevo. Aparentamente si.
— ¿Dónde vivis?
— En mi rancho. — ("Santo Dios de la misericordia") Eso explicaba los biceps, el pantalón de jean apretado y la camioneta y.... ¿Dónde estaba el Benadryl 1 cuando ella tanto lo necesitaba?
— ¿Eso quiere decir que sos el funcionario de un rancho?
Ramiro soltó una risita.
— Si, soy el funcionario de un rancho. Ahora entra. — El toque de él fue rápido, hasta demasiado rápido, cuando la colocó adentro de la camioneta.— No te olvides del cinturón, princesa. Yo manejo de la misma manera que ando.
Asqueroso.
Micaela le obligó a su rostro que se quedara pálido en vez de rojo-fuego. Agarró el celular cuando la puerta de la camioneta golpeó con fuerza. Ramiro estaba en el asiento de conductor y ya estaban partiendo.
— Entonces, si es que hablamos de detalles en el avión, yo creo que el beso realmente ayudó a crear un clima, ¿no es cierto?—Ignacio volvió a hablar.
La camioneta de repente hizo una curva.
Ignacio resopló.
— ¿Estás manejando desde hace mucho tiempo?
— Disculpen. — Murmuró Ramiro.
— Así que creo que necesitamos quedarnos en el mismo cuarto. Ya sabes, para dar una impresión real. ¿Alguna idea?
Memoria de la única noche juntos la invadieron. ¿Será que él realmente estaba tratando de hacer lo mejor o la estaba seduciendo? Ella no tenía idea.
Además, ¿por qué era tan importante para él mostrarle a sus papás que podía estar en una relación seria? No es como si ellos vivieran en la edad de piedra. Ellos leían los diarios. La mamá de ellos probablemente se reiría en la cara de los dos en el instante que viera la alianza.Ramiro tosió.
— En realidad, mamá nunca va a aceptar eso. Ella la protege mucho a Micaela, ya lo sabes Nacho. Ella se va a tener que quedar en mi antiguo cuarto. Yo me voy a quedar en la parte nueva de casa.
— Ah. — Ignacio sacudió los hombros. — Todo bien. Mica acordate que estamos enamorados, que nos vamos a casar, y todo tiene que parecer real. ¿Crees que vas a poder hacerlo?
¿Por qué le estaba hablando como si ella tuviese 45 años?
— Creo que puedo actuar como un ser humano normal adelante de tu familia. Ellos no van a desconfiar de nada.
Ignacio giró y le dió una sonrisa brillante mientras agarraba su mano. Ella sintió el beso lento y de repente sintió repulsión por la actitud arrogante de él. Ella realmente se sentía como una stripper, y una prostituta mal paga.
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La Apuesta
Romance"Tengo una propuesta para hacerte" Micaela tendría que haber huido apenas escuchó esas palabras del millonario Ignacio Nayar, el amigo de la infancia que Micaela no veía desde hace año y que hoy es uno de los hombres más poderosos y codiciados de Bu...