Un asunto de gran importancia

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[Emma]

- Muchísimas gracias por todo y espero que podamos recibir noticias vuestras pronto - intenté dar por concluida la entrevista cuando vi que ya no podía dar más de sí.

- Muchísimas gracias a vosotros por tenernos hoy aquí y dar voz a nuestra causa, que la necesita - se despidió Belle, una mujer que luchaba, junto con todo un equipo de historiadores y humanistas, para que se implantaran más bibliotecas públicas en todo el país. Hoy había sido mi invitada y la entrevista me pareció sumamente interesante.

Salí de la sala para dirigirme a mi despacho. Tenía que transcribir todo lo que habíamos dicho y adaptarlo para que pudiera salir en la siguiente revista mensual. Justo antes de entrar a mi despacho oí una voz masculina gritando mi nombre desde el otro lado del pasillo. Me giré para ver a la persona que menos me apetecía ver.

- Hola, Killian - intenté que no se notara mi desdén, pero no creo que lo lograra. Sin embargo, a él no pareció importarle lo más mínimo.

- Veo que ya has terminado la entrevista con la loca de los libros. ¿Quién iba a querer más bibliotecas teniendo internet? - arqueé una ceja para dejar claro mi desacuerdo con su comentario pero no quiso darse cuenta y siguió hablando atropelladamente. - Además, no es que yo lo haga pero hay muchas páginas web para descargarte libros gratis. No van a conseguir nada paseándose por periódicos y revistas. Su causa está perdida.

- Pues yo creo que ha sido muy interesante y su proyecto es increíble. Creo que podría proporcionar un bien común muy importante: conocimiento. Porque déjame contarte algo: hay gente que de verdad tiene que estudiar para ser alguien en esta vida. Y Killian, estoy muy ocupada - abrí la puerta, me metí en mi pequeño refugio y cerré de un portazo.

No soportaba su condescendencia. No soportaba que se creyera alguien importante cuando todo el mundo sabía que le habían dado el puesto porque antes había sido modelo y la empresa necesitaba una imagen. Él se levantó un día pensando que ya tenía suficiente de sesiones de fotos y que le apetecía hacer algo nuevo con su vida. Yo, en cambio, había tenido que estudiar y esforzarme más que nadie. Y él era la cara "bonita", el que tenía las entrevistas con la gente importante. Estaba harta.

Me encerré en mi despacho y me pasé lo que quedaba de día transcribiendo la entrevista y revisando que no tuviera correos nuevos.

"A parte del incidente, ha sido un buen día" pensé. Quedaban ya solo diez minutos para poder irme así que empecé a recoger la mesa y el portátil. No tenía mucho que hacer esa tarde así que me tomé mi tiempo.

En cuanto salí por la puerta, choqué con alguien. Al levantar la vista pude distinguir al Sr. Gold. Me sorprendió mucho verlo, pues nunca estaba por ahí y el día que me contrató fue el único momento en el que le había visto.

- ¡Perdón, lo siento mucho! No le había visto - me disculpé, sonrojada.

- No se preocupe, señorita Swan. Yo tampoco la había visto a usted- sus palabras eran amables pero su rostro permaneció impasible. - Si es tan amable, me gustaría que me acompañara a mi despacho. Necesito comentarle un asunto de gran importancia.

-Por supuesto, Sr. Gold.

Mientras recorríamos lo que me parecían interminables pasillos mi mente divagaba sobre el "asunto de gran importancia". ¿Que no haga nada bien y quieran echarme podía ser un asunto de gran importancia?

Mientras me planteaba todo tipo de preguntas me di cuenta de que nunca había estado en el despacho del jefe. Ni siquiera sabía dónde estaba.

Me dejé guiar hasta un pasillo apartado de la segunda planta. Al final de este, una sala llena de lujos, comodidades y raros objetos era lo que nos esperaba. Los grandes ventanales iluminaban el espacio en un intento frustrado de hacerlo parecer moderno. El sr. Gold me ofreció una taza de té y asiento, rechacé el primero pero me senté en una de las sillas.

Burning BridgesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora