Una nota de más

260 20 1
                                    


[Emma]

No me sorprendí cuando al despertarme, abrí el buzón y encontré una carta en un sobre de color amarillo pálido. Sabía de quién era y por qué la había recibido justamente ese día. Bueno, no exactamente de quién era porque no había remitente y la persona que la escribía año tras año siempre se había mantenido anónima.

Mi cumpleaños no era un día especialmente agradable para mí. No siempre había tenido a alguien con quien celebrarlo. Pero si había algo con lo que siempre había podido contar eran esas cartas.

Normalmente me felicitaban por mi cumpleaños y por lo que hubiera logrado durante ese año. Y aunque al principio me parecieron de lo más extrañas y espeluznantes (sobretodo por todo lo que esa persona sabía de mí), me había acostumbrado y de algún modo, era algo reconfortante.

Esta vez en la carta se me felicitaba por la entrevista, puesto que suponían que significaría mucho para mi carrera de ahora en adelante. También me felicitaba por algunos artículos que habían sido publicados en el Golden Dreams Magazine.

Cuando acabé de leerla, la guardé con las demás cartas y me vestí. Me tomé en el comedor un café con leche y acabé de recoger las cosas para irme. Pero justo cuando iba a ponerme la chaqueta, Ruby abrió la puerta con una enorme sonrisa y una caja de donuts rellenos de chocolate.

-¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos Emma, cumpleaños feliz!- y se aplaudió a ella misma, una tarea casi imposible con la caja todavía en la mano. - No me he acordado de las velas, pero creo que los donuts son una gran recompensa.

-Muchas gracias, Ru.- dije sonriendo.

Compartimos los donuts sentadas en isla de la cocina. Estaban buenísimos. La miré mientras devoraba la comida y pensé en lo afortunada que era de tener a una amiga como ella.

-¿Has recibido la carta? - me preguntó. Ruby era la única que sabía mi secreto. Asentí con la cabeza. - ¿Qué dice?

Me levanté y se la enseñé. Ella pensaba que era muy extraño todo eso y que debería llevarlas a la policía. No le hacía gracia que alguien estuviera merodeando en mi vida y sabiendo todo lo que hacía.

La verdad es que yo siempre había decidido no darle mucha importancia. Además sabía que si esa persona se había mantenido en el anonimato sería por alguna razón y quizá no me gustaba descubrir quién era.

En cuanto nos acabamos los donuts supe que era momento de irse a trabajar. Cogí de nuevo mi chaqueta y salí por la puerta. No paré de darle vueltas a la carta. A todas ellas en realidad. Las había releído millones de veces. Sabía que todas ellas eran de la misma persona porque había un cierto tono que era inconfundible. Había intentado buscar alguna pista que me pudiera llevar a esa persona. Hasta cierto punto, todo el misterio que rodeaba mi vida era una de las razones por las que había decidido ser periodista.

En cuanto llegué al edificio donde trabajaba, me sorprendí al ver que más de una persona se acordaba de mi cumpleaños y me felicitaban, pensando que era un día especial y que me acordaría siempre de su amable gesto. Intenté no encontrarme a mucha gente por el camino hasta mi despacho.

No lo conseguí. Me pararon más de cinco personas. Y entre ellas la peor.

-Felicidades, Swan. - la patéticamente prepotente sonrisa que odiaba apareció casi de la nada.

-Gracias, Hook.

Parecía que le dejaba con la palabra en la boca pero me las arreglé para entrar a mi despacho lo más rápido posible. Cerré la puerta detrás de mí y todo pareció en calma.

Burning BridgesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora