Segundas oportunidades

295 23 1
                                    


[Regina]


Tras la entrevista, había abandonado rápidamente los estudios de grabación y me había dirigido al hospital con la intención de evitar a la prensa que probablemente se estaría agolpando a la puerta de mi casa.

Me había sentido tan inestable tras todos aquellos acontecimientos que necesitaba esa pequeña dosis de tranquilidad y seguridad que me daba mi trabajo así que me concentré exclusivamente en él durante varias semanas.

Hacía todos los turnos que podía y realizaba todas las operaciones que se me permitían con la intención de evitar a la prensa que seguía esperando a las puertas del hospital. En otras ocasiones, me encerraba en alguna habitación vacía para evitar las miradas de compañeros y pacientes que, tras la entrevista, se mostraban menos tímidos para hablar de mi, y aprovechaba que Lola estaba en el programa de Doctores Peludos para estar con ella y no tener que volver a casa.

Ya había comenzado la tercera semana desde la entrevista cuando Zelena me encontró en una de las salas de descanso.


- ¿Cuánto tiempo llevas durmiendo en el hospital? - parecía enfadada. - ¿Y cuántos días vas a estar evitandome?

- No te estoy evit-

- Ni se te ocurra acabar esa frase. Te quiero ver en mi casa a las 7. Si no vienes, cuenta con la retirada temporal de los quirófanos. - Y tras eso se fue.


No podía culparla. Desde la entrevista había sido a la primera que había estado evitando. Desde que nos conocimos, ella se había convertido en parte de mi familia y tras el cúmulo de emociones que sentí tras aquel día, necesitaba protegerme y conseguir un poco de estabilidad. Y sabía que ella, con ese poder que tenía para leerme como si mi alma fuera transparente, sacaría a la luz cada una de mis inquietudes.

Acabé pronto ese día, recogí a Lola y me fui a su casa con un par de botellas de sidra como ofrenda de paz.

Cuando llegué a su casa, la seguí hasta la cocina y mientras preparábamos unas copas, habló.


- No estaba segura de que fueras a venir.

- Me amenazaste con retirarme del quirófano. - dije encogiendome de hombros.

- Sí, supongo que es con lo que debo amenazarte si quiero que vengas a hablar conmigo. - mordió. - ¿Vas a decirme por qué llevas desde que hiciste esa entrevista evitandome? ¿Qué está mal?

- Nada.

- Regina, te conozco y sé que algo no anda bien. Dime que es lo que pasa.


Desde que nos conocimos, Zelena había sido como una hermana mayor para mí. Siempre había estado ahí cuando la había necesitado, siempre me había escuchado sin importar lo estúpidos e incoherentes que fueran mis miedos o preocupaciones. Sabía cómo hablarme, cómo hacer que abriera mi corazón. Así que cuando sus manos agarraron delicadamente mis muñecas y utilizó ese tono de voz supe que había roto el muro de contención. Estaba perdida.


- Fue una locura. ¡Una inmensa y estúpida locura! - dije mientras me soltaba y caminaba de un lado hacia otro bajo dejando que todo lo que guardaba dentro saliera precipitadamente. - ¿En qué estaría pensando cuando te hice caso?

- Vamos Regina, tampoco fue tan mal. Entregaste tu corazón a la audiencia y explicaste a la audiencia con tu emoción y sentimientos lo que pretendes conseguir con este proyecto. La gente tiene que estar ciega si no es capaz de ver eso. - trató de calmarme.

Burning BridgesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora