La caída

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¡Hola a todos! Esperamos de veras que os estén gustando los capítulos y que no esteis sufriendo mucho. Gracias por todos los comentarios, seguidores y demás. Nos encanta saber vuestra opinión y ver que os gusta. Y no nos enrollamos más. ¡Disfrutad de la lectura y hasta la semana que viene!

Regina se marchó del piso y, justo después del portazo, sentí como todo mi cuerpo perdía las pocas fuerzas que le quedaban después de la discusión. Mi corazón se rompió en tantos pedazos que ni en tres vidas habría podido contarlos. Me acosté en la cama y lloré desconsoladamente. Lloré como hacía años que no lo hacía. Lloré porque había roto una de mis promesas más importantes: Nunca te hagas ilusiones con nadie. Espera siempre lo peor de la gente y no permitas que te dañen.

Regina me había dicho cosas de las que tardaría muchísimo tiempo en recuperarme. Pero también era consciente de que yo la había acusado de lo peor que se me podría haber ocurrido. Debería haber confiado en ella. Pero después del miedo que había pasado al descubrir que la nota era de su madre no pude pensar con claridad. Ambas dijimos cosas horribles y, sin embargo, yo no podía dejar de pensar en el daño que le debía de haber hecho.

Al día siguiente llamé al trabajo para decir que estaba enferma y que no podría ir. No estaba enferma de verdad, pero me sentía tan débil que el simple hecho de levantarme de la cama me habría supuesto gastar todas mis fuerzas. Me sentía horriblemente mal en todos los sentidos. A penas había dormido, llevaba horas sin comer nada y no hacía falta ya ni hablar del estado emocional. Lo peor es que sabía que debería enfrentarme a Ruby en cuanto llegara a casa y no me sentía para nada preparada.

Dejé que mi mente fluyera sin frenos. Necesitaba esa negatividad, necesitaba sentir el dolor para recordarme más tarde que no debía albergar sentimientos por nadie. Pero Ruby no tardó mucho en aparecer y sabía que había llegado el momento de parar. Mi mejor amiga no me dejaría seguir tirada en la cama, a pesar de que era todo cuanto deseaba.

-¡Em! ¿Estás en casa? - oí las llaves que caían sobre el cuenco que había en el mueble del recibidor.

-¡NO! - chillé desde mi habitación. Oí a Ruby acercándose a mi habitación y sentí alivio y rechazo al mismo tiempo.- Te he dicho que no estoy.

-Lo sé. Te he oído. - se tumbó a mi lado en la cama. -¿Quieres hablar de lo que ha pasado?

Me preocupaba parecer que estaba hecha un desastre. Aunque sabía que lo estaba porque Ruby solo usaba ese tono tan serio cuando algo iba realmente mal. Estuvimos tumbadas en la cama durante un rato, en silencio. Sabía que ella esperaría el tiempo necesario mientras encontraba el valor suficiente para hablar. Cuando al fin lo hice, le conté todos los detalles de lo que había pasado el día anterior.

-¿Su madre? ¿La loca de los experimentos? Joder, ¡qué miedo!

-No estás ayudando precisamente - le reproché.

-Está bien, lo siento. ¿Qué es lo que más te preocupa?

-No sé, sabía que no había podido saberlo. Tenía claro que ella no me haría algo así. Pero cuando me dijo que era su madre, sentí mucho miedo y... perdí los papeles. Y luego ella me dijo cosas horribles. Pero yo también y no sé cómo estará. Le prometí que no iba a culparla y lo hice...

-Estás enfadada pero te sientes culpable - sentenció Ruby.

-Sí...

-¿Te das cuenta? Te he preguntado qué era lo que más te preocupaba y la respuesta ha sido ella. No me gusta lo que te dijo, Em, y sé que te ha hecho daño. Pero también sé que hay algo especial, diferente, entre vosotras. Y creo que no deberías estar dispuesta a perderlo por una discusión.

Burning BridgesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora