Encuentros casuales

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Buenas noches, como cada lunes, os dejamos un nuevo capítulo. Esperamos que os guste y os divirtáis tanto como nosotras al escribirlo. ¡Nos vemos la próxima semana!

[Emma]

Me desperté ese día y no me podía creer que una de la cosas más obvias para el día de la gala se me hubiera pasado por alto. ¿Qué iba a ponerme? Sabía que iba a ser un evento muy formal y, ¿tenía algo que pudiera ponerme? Revolví todo mi armario de arriba a abajo y, como era de esperar, no encontré nada que considerara adecuado para un día como ese. ¡Y sólo faltaban dos días para la gala!

Sabía que Ruby había estado trabajando hasta tarde la noche anterior así que esperé hasta una hora más o menos decente para despertarla y entré en su habitación sin hacer ruido. En realidad, daba igual si lo hacía porque Ruby no se habría despertado de todos modos. Y es por eso que decidí que, para no perder más tiempo, me tiraría encima suyo. Era el único modo de despertarla. Y así lo hice. Medio segundo después oí un quejido de debajo de la manta.

-¡Ruby! ¡Necesito tu ayuda! - empecé sacudirla para despertarla del todo pero parecía que todavía seguía dormida. -¡RUBS! ¡DESPIERTA! ¡FUEGO! ¡HAY FUEGO EN LA COCINA!

-¡¿QUÉ?! ¡¿QUÉ HA PASADO?! - no me pude contener y empecé a reírme a carcajadas. - ¡Oh dios! Te odio, Emma Swan.

-No me odies, por favor. ¡Necesito tu ayuda!

-Está bien. ¿Qué quieres?

-Necesito comprarme algo para la gala. Algo de ropa.

-¡Necesitas algo para impresionar a tu chica! - le cambió la cara en cuestión de segundos.-Quieres que te ayude a escoger algo sexy para Regina. Y está claro que en tu armario no vamos a encontrarlo.

-¡Ruby! No para Regina, para el trabajo. Estaré allí trabajando, ¿recuerdas?

-Ya, ya, claro. Cuéntale eso a otra. Déjame vestirme y vamos.

Todavía parecía algo enfadada pero le prometí que la invitaría a desayunar en su cafetería favorita y eso la animó. Nos sentamos en "nuestra mesa", justo al lado de la ventana. Ni siquiera teníamos que pedir, nos trajeron lo que siempre pedíamos. Y parecía que Ruby solo necesitaba ver el café para parecer más despierta, porque se le iluminó la cara cuando la camarera apareció con la bandeja.

-Por cierto, ¿cómo van las cosas con Peter? - parecía que últimamente solo hablábamos de mí y quería que supiera que también me importaba cómo estaba ella.

-Pff, eso ya se ha terminado. Ese tío era un capullo- y siguió bebiendo su café.

-¿Estás bien, Rubs?

-¡Oh sí! No te preocupes. Hay muchas personas por ahí, ¿sabes? ¡Por cierto! ¿A ti cómo te fue la cita?

Le expliqué por encima cómo había ido todo. Ella estaba feliz de verme feliz. Y para mí, que a Ruby le gustara Regina, significaba mucho. Supongo que es lo que pasa con las familias, quieres que se lleven bien con tu pareja. Y Rubs era toda la familia que tenía.

No teníamos mucho tiempo que perder así que nos dirigimos al Kings Plaza al cabo de unos minutos. No había mucha gente. Desde que había vuelto de Finlandia no habíamos podido pasar mucho tiempo juntas y necesitábamos un día para las dos.

Andábamos por los pasillos del centro comercial, repletos de tiendas a ambos lados. Todas tenían llamativos carteles y aparadores. Mientras Ruby me contaba el último disparate de su abuela, llegamos a una tienda de vestidos de gala. En el aparador se veían todos preciosos, pero yo dudaba que quedaran tan bien cuando yo me los probara. Justo después de poner un pie dentro, una de las dependientas se acercó a nosotras, fingiendo tener ganas de atendernos.

Burning BridgesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora