Cuando todo se viene abajo

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En primer lugar, sentimos el retraso. Este capítulo ha sido muy completo y nos ha llevado más tiempo pero como recompensa es bastante más largo que los otros. En segundo lugar, queremos pediros perdón por la angustia que os vamos a hacer pasar. Prometemos compensarlo pronto.

Esperamos que os guste y recordad que nos encantan los comentarios! :)


[Regina]

El apellido de soltera de mi madre es Hearts. Su nombre de soltera es Cora Hearts. C.H.

El eco de aquellas últimas palabras resonaban por el apartamento de Emma. El silencio se apoderó de la habitación mientras Emma se levantaba del sofá y empezaba a dar vueltas con las manos en la cabeza.

- Tu madre. - dijo Emma de repente, con una voz demasiado calmada. - Me estás diciendo que tu madre ha sido quien me ha enviado esa nota. Una nota que llegó unos días después de que te hiciera la entrevista.

- Emm-

- ¡No! No. - sus ojos se cerraron mientras se pellizcaba el puente de la nariz. - Tu madre me ha amenazado por una maldita entrevista. ¿Qué coño crees que me va a hacer cuando se entere de que hemos salido a cenar juntas? ¿Por qué no fuiste capaz de decirme nada cuando te conté lo de la nota?

- Emma, por favor.

- ¿Lo sabías? ¿Sabías que me había amenazado antes de que te la enseñara y por eso me contaste toda tu historia, para compensarlo?

- ¿De verdad crees que haría eso? - respondí enfadada.

- Ni siquiera te conozco así que por lo que a mi respecta, podrías haber estado riéndote de mí a la espera de que tu madre entrara en juego y empezara a usarme como su nuevo pasatiempo. - Su mirada cargada de fuego penetraba sobre mi piel, cortando cada célula que había decidido confiar en ella en su momento. - ¿Acaso sigue en la cárcel o no ha sido más que una tapadera para encubrirla y que pueda estar en cualquier lugar de Nueva York acechándome?

Mi cara cambiaba por momentos. Aquellas palabras, aquellas insinuaciones estaban consiguiendo que mis barreras volvieran a subirse, por eso no me sorprendió cuando me escuché hablándole de usted con ese tono tan frío y distante.

- No sé quién se cree que es, pero no pienso consentir que nadie me hable y humille de esa forma. Si le di la exclusiva, Srta. Swan, fue porque era la más inexperta, insignificante e ilusa del mundo periodístico. Iba a ser fácil porque sólo con su incompetencia conseguiría que las miradas dejaran de apuntar hacia mí. - dije mientras daba un paso hacia ella y le apuntaba con el dedo. - Nadie le pidió que se quedara en mi vida tras aquella entrevista, Srta. Swan. Nadie le animó a que fuera a la cena aún conociendo la amenaza de mi madre. Fue usted y sus más que evidentes problemas de abandono. No se equivoque Srta. Swan, una Mills no jugaría con algo de segunda mano.

Sus ojos se abrieron tras aquellas palabras, como si un puño invisible le hubiera golpeado en el estómago. Y en cierto modo, eso era lo que había hecho.

Sabía que no debía haber usado muchas de las cosas que dije, sabía que debería haber manejado la situación de otra forma. Lo sabía, pero ni siquiera conocía a esa mujer y ya había dejado que en un par de semanas tuviera el poder de romper cada parte ya rota de mi corazón.

Cerré los ojos tratando de controlar mis respiraciones antes de dirigirme hacia la puerta.

- Dígale a su jefe que nuestro acuerdo queda disuelto. No quiero verla a usted o a alguno de sus compañeros en 10 km a la redonda. Que pase una bueno noche, Srta. Swan.

Burning BridgesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora