1. Preocupado por Marinette

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Adrien siempre había sentido cariño hacia su amiga Marinette. Era una chica dulce, bondadosa y humilde, con cierta tendencia a la torpeza. No solía hablarle mucho, pero cuando lo hacía, a menudo balbuceaba y se ponía nerviosa, ¡qué chica más tímida esta Marinette!

Marinette no era de las personas que gusten de hacerse notar. No obstante, ese Viernes, parecía otra persona, decidida, con las ideas claras y pocas ganas de dejarse pisotear. Cuando Cloe se rió de ella, por haber cometido un error de cálculo en un ejercicio de Teorema de Pitágoras en la pizarra, Marinette se volvió roja como un tomate, rompió la tiza y se giró indignada hacia Cloe:

-¿Se puede saber, por qué demonios, siempre que alguien comete un error, estás tú ahí para remarcarlo??-gritó con los puños cerrados y con el cuerpo tenso por la furia. -¿No dejarás nunca de ridiculizar a todo el mundo, Cloe? ¿Acaso esa es la única manera de sentirte superior a los demás, eh? Hijita de papá...??- Marinette no pudo evitar decir todo aquello, eran la rabia contenida de hacía tanto tiempo, sumado al agotamiento físico y mental de una intensa semana de lucha contra varios akumas...

La profesora no pudo pasar por alto ese suceso y expulsó a Marinette del aula. Fuera de clase, una vez en los baños de chicas, se transformó en Ladybug y salió huyendo a su casa. A dos calles de la panadería de sus padres, en un callejón oscuro, deshizo su transformación y llegó andando hasta su casa. Subió a su cuarto a llorar e intentar poner en orden sus ideas.

Mientras, en el colegio, Adrien se había quedado preocupado por la sorprendente reacción de Marinette. La vió realmente enfadada ante Cloe, y aún más cuando salió expulsada del aula. Ese no era el estilo de Marinette, ¿qué debía sucederle?
Cloe interrumpió sus pensamientos, diciendo en voz alta, en el intercambio de clase:

-Me alegra que hayan echado de clase a esa mosquita muerta de Marinette, ¿quién se cree que es para llamarme hija de papá? Es una envidiosa, solo porque tengo mucho más dinero y clase que ella, ja!- Cloe, supuestamente, se lo estaba contando a su amiga Sabrina, pero usaba un tono de voz alto, con el que se aseguraba que los demás la oyeran también, pues en cuanto a querer hacerse notar, Cloe era especialista...

Adrien, que tenía también los nervios a flor de piel esa semana, puesto que su alter-ego había tenido un exceso de trabajo con la defensa contra los akumas, no pudo más que contestarle:

-Cloe! No está nada bien que te metas ahora con Marinette, no está aquí para defenderse y, además, ¡¡Lo que dices es muy injusto!!- Adrien frenó sus palabras ahí, al notar un calor subiendo por el estómago y yendo a parar a sus mejillas. No era típico de él alterarse en público, tenía una reputación y un nombre famliar al que guardarle respeto. No podía permitirse excederse con sus palabras, debía relajarse enseguida. Salió del aula para intentar calmarse, y al ver que no lo conseguía, sacó un trozo de Camembert para Plagg y le dijo:

-Plagg, amigo, vamos a buscar a Marinette, me siento fatal por ella y no sé qué me sucede hoy, no puedo seguir en clase- En el instante en el que Plagg terminó el último pedacito de queso y asintió, Adrien se transformó en Chat Noir. Salió saltando por los tejados hacia casa de Marinette, ya que era el lugar más probable en el cual podría encontrarla en ese momento.

Chat acertaba, en su habitación estaba Marinette, exhausta y hecha un mar de lágrimas.

Chat la observó desde la ventanilla de su habitación, que daba justo al tejado, y finalmente se decidió a dar unos golpes suaves en el cristal con sus garras, para avisar a su amiga de su presencia.

Marinette puso unos ojos como naranjas cuando se percató de que Chat estaba en su tejado...

Marinette y Chat Noir, una relación sincera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora