Marinette durmió mal aquella noche. La tristeza la había acompañado en sus sueños.
Por la mañana, consiguió dormir más sosegadamente.
El Sol estaba alto ya cuando un aroma dulce la invadió.
-Chat Noir...-. Suspiró entre sueños, saboreando el dulce olor de canela que subía del obrador de sus padres. Entonces, despertó.
Era Domingo y por la mañana la tienda estaba a rebosar de clientes. Los dulces más exquisitos se elaboraban para ese día de la semana.
Adrien estaba haciendo cola en la tienda. El olor a canela le recordó el beso con su amada Marinette y sonrió para sí.
Cuando Sabine lo vió le dijo:
-¡Adrien! ¿Es así como te llamas, verdad? Te recuerdo, estás en clase de mi hija.- le sonrió. -¿Qué deseas?-.
Adrien pidió galletas de canela. Y entonces se atrevió a preguntarle a Sabine:
-Perdone señora, ¿está Marinette en casa? Me gustaría saludarla.- Dijo algo nervioso Adrien.
-Claro, ¡cómo no! ¿Ves esas escaleras? Sube y llámala, está en su cuarto. Debe estar despierta ya.- Y Sabine siguió atendiendo a los clientes.
Adrien respiró hondo y subió.
Llamó a la trampilla que daba paso a la habitación de Marinette, pero con tan poca fuerza que la chica no debió oírlo. Lo intentó de nuevo, con más energía, y entonces vió cómo Marinette levantó la puertecilla de madera. La chica abrió tanto los ojos que casi se le salen de las órbitas y, fue tal el susto que se llevó, al ver allí la cabeza de Adrien, que saltó hacia atrás, soltando la trampilla, que cayó sobre la cabeza del chico...
-AAaau!- Se quejó Adrien al notar caer la compuerta sobre su cabeza.
Marinette fue a abrir corriendo la trampilla, al percatarse de lo que le había pasado al chico, blanca como la nieve.
-¡A-adrien! Lo-lo siento...¿estás bien?- Le dijo, con el semblante muy preocupado.
Adrien subió, tocándose la cabeza y comprobando no tener ningún corte. Sólo había sido un golpe. Sonrió a Marinette y se rió de la situación. Ella no pudo evitar reir también.
-¡Hola, Marinette! Siento haberte asustado...He venido a por galletas y no me quería ir sin haberte saludado.- Le dijo tímidamente el chico, enseñándole el sobre que había comprado hacía un momento.
Marinette estaba perpleja. ¡Adrien había venido a saludarla a su habitación! De repente, un flash pasó por su mente, y casi se desmayó al recordar que todo su cuarto estaba repleto de pósters de él...Tenía que reaccionar a toda velocidad, no podía dejarle tiempo para relajarse y que se empezara a fijar en sus paredes....Debía despistarle como fuera.
-Adrien...¡qué sorpresa!, pero aquí hace mucho calor hoy... ¡salgamos al balcón!- le cogió del brazo y se lo llevó hacia fuera de su habitación, casi de un empujón. Misión cumplida...Luego ya pensaría la manera de llevarlo de vuelta...
-¡Vaya! Qué rincón más bonito...- Dijo Adrien admirando la belleza de las flores que adornaban la pequeña terraza. Las vistas de París desde allí eran espectaculares.
-Sí, es mi rincón preferido de París...después de la Tour Eiffel, claro...- Sonrió, admirando junto a Adrien el paisaje.
-Vaya, ¡qué coincidencia! ¡Ese también es mi lugar preferido!- Exclamó Adrien. -Aunque este rincón de tu casa también es bonito, y acogedor.- Adrien le dijo, mirándola a los ojos. Ella apartó la mirada, por timidez.
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Marinette y Chat Noir, una relación sincera.
FanficDurante una larga semana, los akumas atacaron a diario. El agotamiento de Marinette empezó a ser importante, la falta de sueño y llevar una doble vida le estaban pasando factura. Ese Viernes no pudo más y tuvo un fuerte encontronazo con Cloe, esa hi...