Capítulo 8

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Cap 8

"Pasa. Sé que no es la casa más lujosa y elegante del mundo, pero es acogedora." Abrí la puerta de mi casa y recorrimos el pequeño pasillo que daba al salón.

"Lo dices como si yo fuera alguien con una mansión." Nos reímos a la vez y me acerqué a él.

"Bueno, ahora... ¿Quieres un café?" le cuestioné, sintiéndome algo avergonzada por lo anterior ocurrido en la cafetería.

"Estaría bien, pero." Me tomó de los hombros y me quedé inmóvil, solo escuchando como mi corazón martilleaba en mi interior. "Tienes que descansar. Yo lo haré." Me arrastró de espaldas al sofá y me sentó con delicadeza.

"No te preocupes, puedo hacerlo yo... además, te debo el de antes." Bajé mi cabeza al suelo, con las mejillas ardiendo, apenada.

"Claro que no. Dime, ¿Dónde está la cafetera?" dijo buscando por toda la cocina que era continua al salón y comedor, por lo que no la separaba ninguna puerta. Me quedé en silencio, pensando en si insistir o no, pero al final accedí y el comenzó a preparar un café, yo por mi parte, me iba a tomar un poco de chocolate caliente.

Me ofreció la taza y se sentó a mi lado en el sofá. Mi piel se erizó al verlo tan cerca de mi, por lo que tuve que separarme un poco disimuladamente. Me quité lo botines, quedando en calcetines y me crucé de piernas sobre el sillón, frente a el.

"Si... estas casas de piedra tan rurales no se suelen ver por aquí, es verdad que es acogedora." Me sonrío dulcemente, y acto seguido tomó un sorbo de su bebida.

Mojé mis labios en la taza de chocolate, bajé un poco la cabeza y con disimulo observé cada rasgo de mi profesor. El parecía distraído con la casa, sus ojos se movían de acá para allá, mientras bebía su café. Su perfil era de lo más sensual, su boca estaba entre abierta y se relamía los labios, y en ese momento me pregunté ¿Cómo sabría ese sabor directo de él? El café no era mucho de mi gusto, pero si provenía de Aidan... creo que hasta podría llegar a hacerme adicta.

"Se que... no soy del todo guapo ¿Pero tan feo soy?" parpadeé un par de veces, cuando la voz de Aidan interrumpió mis pensamientos. Al parecer, sin darme cuenta, lo estaba mirando fijamente sin ningún cuidado. El se dio cuenta y me sonreía gracioso.

"¿C- cómo?"

"Quiero decir, no alejabas la vista de mi, haciendo extrañas muecas." Se rio mostrando su blanca dentadura. "Estabas graciosa."

"¡Lo siento! E- es que... no es eso, solo... yo..." bajé mis ojos al suelo y comencé a jugar con mis dedos, totalmente avergonzada. Me tensé un poco al sentir algo sobre mi cabeza, la levanté con cuidado y al instante, quedé atrapada en los ojos de Aidan.

Me veían con dulzura ¿Cómo lograba provocar en mi tanta ternura? Con una tenue sonrisa. Su mano sobre mi pelo, revolviéndolo suavemente. Me quedé ensimismada por el momento, por esta escena que me sucedía, adoraba cuando sentía su piel contra mi cuerpo, cuando podía tener la seguridad de acercarme a el y tocarlo.

"Parece que ya estas mejor." Había cerrado los ojos, dejándome llevar por el suave roce, pero los abrí al instante al escucharlo ¿Acaso se iba a ir? ¿Quería irse? "De todas formas, me quedaré hasta que venga alguien, no quiero arriesgarme a que te pase algo y no haya nadie presente." Bajó su mano hasta mi mejilla y la acarició con suma lentitud, con mucha sutileza. Mi corazón palpitaba descontrolado, sentía el impulso de abrazarlo. Ese impulso que siempre aparecía cuando estaba cerca de el. Pero que siempre y a mi mala suerte, tenía que oprimir.

Lo que no comprendía... ¿desde cuándo tenía tanta confianza conmigo? Yo con mi timidez no recuerdo habérsela dado, aunque es lo que quería en realidad y me hacía muy feliz.

Mi Profesor. Mi Querido Profesor ···Donde viven las historias. Descúbrelo ahora