Mi Profesor. Mi Querido Profesor ···

Capítulo 6

Cap 6

Hola, hola. Bueno, este capítulo va a ser un poquito más largo ya que está el punto de vista de Aidan de estos primeros capítulos. ¡Espero que lo disfrutéis, nos vemos!

Me desperecé en el sofá tras abrir los ojos, con un bol de palomitas encima de mi estómago y una película de fondo, pero en realidad, no le prestaba la mínima atención.

Después de esa no tan larga charla con mi padre, quedamos en que, efectivamente, mañana por la tarde empezaremos el trabajo, por lo que eran casi todas las tardes y los sábados por la mañana. Veamos, tampoco es que estuviera muy feliz por eso, pero me hacía ilusión, se podría decir que era una nueva experiencia, y eso me gustaba, ya que nunca había hecho algo más que estudiar.

Decidí tumbarme un rato y ver alguna película mientras esperaba la hora para salir y tener la especie de cita con Elio. Sin querer, me quedé durmiendo viendo la película y esto nos lleva a mí, a mi sofá y al reloj. Me levanté de un salto y corrí hacía la ducha como un rayo de rápida.

Eran las seis menos cuarto y yo todavía ni sabía que me iba a poner. Había quedado con Elio en que íbamos a ir bien arreglados, ya que íbamos a dar un paseo por el parque y después a cenar a algún restaurante. Algo especial ¿tal vez?

Me di una ducha rápida y me puse a buscar ropa en mi armario. Yo no tenía muchos vestidos ni nada por el estilo, pero si que tenía algún que otro para este tipo de ocasiones. Finalmente, me decidí por un vestido azul marino de tubo, con la espalda descubierta y con encaje por los hombros, un collar plateado, unos tacones bajos plateados a juego y una cartera roja, realmente no sabía si yo tenía el mejor ojo para la ropa, pero me gustaba el resultado.

Me maquillé poco, casi nada. Algo de lápiz de ojos, rímel y brillo de labios de sabor, lo que casi siempre llevaba, vamos. Me dejé el cabello suelto, pero con algunas ondulaciones al final y entonces mi vista se fijó instintivamente en el reloj de pared de mi habitación, me quedaban diez minutos.

Bajé las escaleras dispuesta a irme.

"¿A dónde vas tan arreglada, hermanita?" escuché la voz de mi hermana a mis espaldas ¡Ahora que hago!

"A- ah... Cléa ¿A dónde voy preguntas?" le contesté aun de espaldas a ella. Si la miraba, seguramente mis nervios me iban a delatar. Me sentía estúpida y ella seguramente pensaría lo mismo al repetir la pregunta, pero es que tenía que ganar tiempo para pensar una respuesta.

"Si, eso mismo he preguntado." Me dijo, haciéndome sentir aún más estúpida.

"P-pues..." Me giré lentamente hacía ella. "Voy a salir un rato nada más, con Mia y Thais, vamos a una fiesta y eso..."

"¿Le has preguntado a papá para ver si te dejaba ir?" me fulminó con la mirada. Mi hermana no tenía muchas amigas, y las que tenía, eran solo en el instituto. Lo mas probable estaba celosa.
Yo miré de reojo al reloj del comedor ¡Cinco minutos para las seis!

"¡Sí, claro! ¡Luego hablamos, llego tarde! Adiós, hermanita." Me apresuré a abrir la puerta y deposité un fugaz beso en la mejilla de Cléa, eso pareció trastornarla, ya que no intentó detenerme y me miró como si de un fantasma me tratase.

Gracias a mis habilidades de escurridiza, pude pasar del interrogatorio de mi hermana sin tener que desvelar la verdad. Si llego a confesarle que Elio me había pedido salir, que en esos instantes tenía una cita con el y que me confesó que hace tiempo que le gusto, lo mas probable, es que de ahí no saliera con vida o como poco, con más de una costilla rota.

Corrí por las calles, hacía un sol de mil demonios para el mes en el que estábamos, a poco de empezar el otoño, pero bueno, así era el clima por estos lugares. Estaba a punto de llegar a mi destino, cuando el tono de llamada de mi móvil hacía que vibrara en mi cartera. Me paré en seco, con la respiración un poco agitada y con un dolor de pies que me mataba ¿A quién se le ocurría salir corriendo con tacones? Claro. Solamente a mi cabeza. Con suerte eran algo bajos, así como unas bailarinas casi, por lo que se pasaría en cuanto descansara un rato.