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Ni siquiera sé que onda con este capítulo, que pena.

Mark

Recuerdo el día que te conocimos, te veías hermosa con ese vestido blanco de florecitas con un listón azul en tu dorado y largo cabello. Mientras movías tus piernitas y esperabas en los asientos de la clínica del pediatra.

Tu madre te veía con tal dulzura y amor que nos pareció una buena mujer, te sonrei y me observaste tímidamente.

— Todo perfecto, pero la pelirroja debe comer más frutas y menos Nutella. — Comentó el medico mientras mi esposa y mi hija salían de su consultorio.

Ño, yo quiero Nutelita. — Protestó mi hija sentándose en el piso con el seño fruncido.

— Sia, las frutas son ricas. — Dijo mi esposa intentando convencerla. — Sólo comerás más que antes, pero aun comerás nutelita.

Sia se levantó triunfante de que nadie pudiera arrebatarle su preciada Nutella.

— Que tal Aria. — Saludo el doctor a la otra niña. — ¿Como vas tú con las frutas?

— Bien... Me gustan mucho las Luvas.

— Se dice uvas, amor. — Corrigió su madre con gentileza.

La recepcionista avanzo desde su escritorio hasta el medico, le dijo un por de palabras y este la observo preocupado.

— Amanda, realmente lo siento pero tengo una emergencia familiar y no puedo atenderlas. ¿Podrias...

— No se preocupe Doctor Willson, podemos venir mañana. Usted vaya, y mucha suerte.

El hombre le sintió agradecido, entro a su consultorio por un par de cosas y se retiro.

— ¿Tu cabello esta hecho de jalea de fresa? — Preguntaste viendo a Sia sonriente.

Nopi. — Respondió jugando con sus manos.

— Aria, que el color de su cabello sea rojo no significa que esta hecho de jalea de fresa. — Te explicó tu madre riendo. — Es como decir que el tuyo esta hecho de miel.

— Mi cabello no es de miel. — Te cruzaste de brazos indignada e hiciste un puchero.

— Es una niña encantadora. — Comentó mi esposa. — Un placer, soy Mónica Blossom y mi esposo Mark.

— Hola. — Salude

— Un placer. Mi nombre es Amanda Wadge.

Desde entonces crecio una amistad entre nosotros ​con Amanda y tú con Sia, por más imposible que te resulte eran muy unidas.

Poco a poco profundizamos más en sus vidas, sabíamos que eras parte de un programa para niños dotados de habilidades peculiares más no imaginábamos que no se trataba de una inusual inteligencia sino que de algo superior. Lo supimos cuando te quedaste a dormir en nuestra casa.

Tenías cuatro años recién cumplidos y tu madre tenía un viaje de trabajo. Sia a pesar de llevarte 2 años por delante no te trataba de manera inferior, de hecho era muy amable.

— Papi. — Sia me jalo del brazo mientras me llamaba, semidormido hice un ruido para que hablara. — Aria esta diciendo cosas raras y le sale sangre por la nariz.

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