Alas Invisibles

perdida entre la multitud

No hice nada, no pude besarlo, no sé porque pero cuando estoy con el soy demasiado tímida, eso es raro ya que la mayoría de las personas que conozco dice que tengo una personalidad… me quede mirando sus ojos, perdí la noción el tiempo

-pasajeros estamos en el aeropuerto recuerden ir a buscar sus maletas- se escucho la voz de la azafata que luego repetía esta misma frase en ingles.

-Perdón, la verdad no sé que pasó- fue lo único que me digne a decir. Tenía unas ganas inmensas de … pero, ¡que estoy diciendo?, el  protege mi vida porque es su trabajo, no debo interferir en este, ya es bastante molesto pensar en tener que vivir para proteger una vida que no fuera tuya. Tratare de no darle más vuelta a esto y de olvidar mis ideas locas…. Pero es que sus labios son perfectos, y lo peor es que, lo admito: “El es mi perdición”:

 Delicadamente tomo el mechón de pelo que caía sobre mi cara y lo aparto, poniéndolo detrás de mi oreja; El seguía aun con la vista en mis ojos, y dijo con un tono tierno, irresistible y dulce:

-          Alístate  pequeña, que tenemos que bajarnos- definitivamente el me hipnotizaba.

Bajemos del avión, pensar en que antes lo que le decía a todas las personas era que quería estar sola, en el fondo sabía que no era así, necesitaba alguna presencia que compartiera mi dolor, lo entender ay me hiciera compañía. Quizás se lo debería haber dicho a alguien, pero ya no importaba, era demasiado tarde ya para recapacitar y volver todo desde cero como si nada hubiese pasado, sabía que no podía ser así, que ya no importaba- una lagrima corrió por mi mejilla-. Si no fuera por Andrés  fácilmente podría decir que estaba sola en medio de un lugar, que en este momento era negro para mi corazón, ¿A que me refiero con negro?, Es sencillo, el negro no es un color propiamente tal sino es ausencia de luz, sin luz ninguna idea pasa a mi cuando pronuncio “negro”, por lo menos nada además de ausencia de felicidad, cariño, y todo lo bueno que podría desear. Sentí que estaba ahí entre la multitud sin sabe r ni tener alguna reverenda idea en mi cabeza, todos allí sabían por lo menos sabían que hacían en un lugar así, o eso era lo que se veía, una confianza segura ante todo; se me paso por la cabeza la idea de que estaba sola, pero sabía que no lo estaba, estaba con Andrés. Me sentía diferente, sabía que no pertenecía ahí.

-¿Donde...?- no tube que terminar la pregunta por suerte, no estaba segurad e como seguirla.

-Lo tengo controlado, no te preocupes- sonrió.

   Su sonrisa me daba seguridad, me calmaba, aunque fuera el fin del mundo o estubiera en no se donde, si el estaba ahi junto a mi y a su bella sonisa, creo que me importaria un comino lo que pasara en el mundo, al parecer esta era la ocasion indicada para decir esto.  

   El tomó mis maletas, junto a su mochila, yo encontraba que era demasiado para él, pero no me dejó ayudarlo, caminamos asi unas cuantas cuandras y llegamos a un sector lleno de restaurantes y locales de ese estilo.

-¿Que quieres comer?

-Lo que tu quieras.

-Dime que quiedres comer.

-No sé... cualquier cosa.

-¿Qué es cualquier cosa?

-Lo  que a ti se te ocurra.

-Dime.

-No.

-¿Asi que lo sabes?

-No, no lo sé. Pero quiero que tu eligas.

-Es imposible platicar contigo- Cruzó sus brazos sobre su pecho, el parecia unniño pequeño en ese entonces, incluso cuando se amurraba se veía tierno.

-Allá tu con lo que hagas, yo me voy.

   Yo y mi gran orgullo y estar en una ciudad totalmente desconocida para mi, no era buen resultado.