Capítulo 4.

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Decir que estaba en la jodida mierda era bastante poco. Sawyer, el cazador en jefe, el General de la guardia ahí, dijo que estaban cazando a Zarina Windeis. La estaban cazando a ella. No supo qué hacer en el momento en el que escuchó su nombre salir de su boca. Muchas veces atrás él le había llamado por su nombre, claro que sí, pero no el de pila, no por Zarina, sino por Kaelyn. No tenía ni la más mínima idea ─o eso le gustaba pensar─ de que ella en realidad era la chica a la que estaban buscando para atravesar su cabeza con una flecha. Le estaban dando caza a ella. Y la habían llamado para ayudarlos, para darse caza a sí misma.

Decir que estaba en la mierda era bastante poco.

Tuvo que tomar varios intentos volver a recuperar el aliento y recordar que estaba en el palacio de roca, frente a aquellos que eran sus amigos, o una vez lo fueron, pero en ese momento estaban sedientos de buscarla y encontrarla. Aquellos que en cuánto supieran la verdad no dudarían ni un poco y cumplirían su palabra de matarla. Joder.

¿Qué harían cuando se enteraran que la cazadora Kaelyn Noxclara era la salvaje Zarina Windeis que tanto estaban buscando?

Tendría que fingir que estaba buscando y dando a alguien que era ella misma. ¿Cómo iba a sobrevivir a aquello? Tenía que hacerlo. Tenía que encontrar una forma de salir de ahí con vida y no con su cabeza separada de su cuerpo. Le gustaba todo junto.

Aunque una parte de suya no los culpaba que la estuviesen buscando ya que era más que consciente de todos los asesinatos que había cometido, de aquellas vidas que había quitado. Comprendía que el rey quería un fin a toda esa sangre derramada sobre su pueblo y él no poder dar una explicación más que sólo un nombre y quizá decir que pronto se acabaría. El nombre de Zarina no era sólo conocido en Amrick sino también en reinos y tierras vecinas ─unas no tan cercanas─. Era más que obvio que Erwin buscara poner un fin a la culpable de todo aquel alboroto.

Su primer encuentro con Sawyer y Kilyem se vio interrumpido cuando el primero fue llamado a encontrarse con el rey y Kilyem, como su segundo, tenía que acudir por igual. Según logró comprender, el rey Erwin todavía no sabía que ella estaba pisando aquél lugar del que fue desterrado hace ya vario tiempo. Sawyer le dijo que lo esperara, que volvería para hablar más tarde con ella pero se rehusó rotundamente a quedarse sola en ese despacho. Había estado bastante sola, sin contar a Aiden, y quería civilización por un momento, así que lo único que pudo hacer Sawyer fue devolverla a la celda de antes y quitarle las cadenas, al menos hasta que volviera y la llevara a encontrarse con el rey, ya enterado de su regreso.

Así que eso fue lo que obtuvo: una celda mohosa y con goteras.

Ah, y la compañía de Jaden.

─Merezco como mínimo una celda linda, aclimatada y con un retrete ─le dijo mientras volvían por los serpenteantes pasadizos. Algunas vueltas ya las tenía aprendidas por la vez que corrió.

─No te acostumbres demasiado rápido. Es sólo por unas horas hasta que Su Alteza esté al tanto de tu repentino e inesperado regreso ─aseguró con un tono de voz apremiante, como si quisiera calmarla.

En cuánto Sawyer la escoltó hasta la celda de nuevo, le agradeció por haberle soltado los grilletes y soltó una pequeña risa cuando sus manos y tobillos fueron libres. Le explicó que recurrieron a encadenarla porque exactamente no sabrían cómo iba a reaccionar cuando notara en el lugar en el que estaba. Lo entendía. Ella igual se tendría miedo.

Kaelyn Noxclara le tendría miedo a Zarina Windeis.

Su viejo amigo desapareció por la oscuridad del pasillo. Una oscuridad profunda y atemorizante a todo aquél que no le guste dormir sin una luz encendida. Sawyer desapareció por los pasillos y al minuto apareció Jaden en camino hasta que se posó afuera de los barrotes, sentándose frente a ella.

Crónicas de Dreyma I. Estrella de Mediodía © #PunicornDonde viven las historias. Descúbrelo ahora