Dulce se quedó parada junto a la puerta con Michael en sus brazos, sin saber qué decir. Frente a
ella tenía a , el padre de su hijo, el hombre que le había robado el sueño los últimos casi
once meses, y no era capaz de reproducir ninguna de las cosas que había pensado decirle durante todo aquel tiempo.
—Ya estamos solos —le dijo Chris recorriéndola con la mirada. Fue el momento en el que
Dul se percató de su apariencia. Al salir de la ducha, pensando que solo estaría con Lein, se había
puesto uno de sus camisones cortos de satén en color blanco y sus zapatillas de conejitos de
peluche. Debía tener una pinta ridícula y no solo se había paseado así delante de Chris con ese
aspecto, sino que había llegado a abrir la puerta, de esa guisa, a la cita de su amiga.
Se ruborizó sin poderlo evitar.
—Creo que es el momento de que hablemos —dijo él tomando de nuevo las riendas.
Dul resopló.
—De acuerdo, déjame que acueste a Michael primero —le dijo Dul acunando al pequeño
apoyándole la cabecita en el hombro.
Chris asintió y la vio marchar por el pasillo, pero inmediatamente después decidió ir tras ella.
Llegó hasta la puerta de la habitación y se quedó observándolos desde el marco. Dul como la
amorosa madre que era, le hacía todo tipo de carantoñas al niño mientras le cambiaba el pañal, y después lo metió en la cuna y le cantó una nana para que se durmiera antes. Todo el proceso duró unos quince minutos, de los que no se perdió ni un segundo. En todos aquellos años, Chris no se había parado a pensar en la posibilidad de tener hijos. No porque no los quisiera, sino porque no
veía cómo iba a tenerlos si no se volcaba en una relación. Pero tal y como le había dicho a Dul
el día que vieron la casa en el Upper West Side, creía en las familias numerosas. Siempre dio por
hecho que sería exactamente lo que tendría. Y aquella era una de las cosas que no había tenido en
común con su difunta esposa. Paris nunca tuvo especial interés por tener hijos, decía que estos
cortaban la libertad y las alas. Y de alguna manera, así era. Él era el mediano de cinco hermanos.
Tenía dos hermanos y dos hermanas más y todos tenían hijos que abarcaban edades desde los dos a
los diez años. Y siempre había intentado ser un buen tío para ellos. Pero por mucho que le gustasen los niños, su situación actual era muy distinta. Era padre, ¡padre!, se repitió como para sentir que era real. Dul se dio la vuelta para salir de la habitación y entonces se percató de que él había estado observando toda la escena. Fue hacia él y se reunieron bajo el marco de madera.
—Eres una buena madre —afirmó de la manera más natural.
Dul se sonrojó. No solo por lo halagador de aquella afirmación, sino porque él no se apartaba
de la puerta y estaba a escasos centímetros de su rostro.
—Gracias —se limitó a contestar e intentó moverse para ver si él hacía lo mismo y salía, pero no
tuvo suerte. Chris siguió allí de pie, quieto y sin quitarle los ojos de encima.
—No ha debido ser fácil para ti, estando sola, siento prematuro —apuntó él y su aliento le
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Sirena de Azúcar
FanfictionTe procuré en aquel bar, te procuré entre la gente, por el hecho de que no podía dejar que aquella noche entre nosotros se transformase solo en un recuerdo. Adaptación Vondy