1. "Encuentro"

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Megan iba por el bosque con su mochila bien cargada. Había tenido una búsqueda bastante exitosa, consiguió bastante comida, un auto y una nueva pistola, estaba más que satisfecha.
Caminaba por el interminable bosque con el objetivo de encontrar algún animal o fruta, debía aprovechar al máximo su suerte.

Aunque lo único en que era desafortunada era el estar sola, desde hace meses que anda vagando sin alguien a su lado y a veces podía resultar tedioso tener conversaciones consigo misma. Pero prefería eso antes que volver a toparse con gente maligna.

De repente, percibió un olor que hizo detener su caminata. Miró hacia todos lados y persiguió dicho olor sin pensarlo mucho.
Solía ser muy curiosa y a veces, sólo a veces, eso jugaba en su contra.

El humo ya se veía desde el cielo, se acercó más hasta lograr ver una prisión echa un desastre. Comenzó a acercarse aún más intentando no ser vista pero parecía que no había nadie además de los mil muertos vivientes que andaban por ahí.
Aunque era lógico, ya que puede que ser que quien haya vivido allí esté muerto.

Eso lo recordó lo poco que puede llegar a durarte un sitio más o menos seguro, no recuerda la última vez que estuvo en un lugar estable sin que nadie la moleste, y con nadie significaba los muertos, o alguna que otras veces un grupo de personas. Sea lo que sea siempre pasaba algo y no lograba durar una semana siquiera.

En ese momento, sin siquiera ver por dónde iba, su pie chocó contra algo duro y cayó al suelo de cara.

—Mierda —murmuró quejándose de dolor.

Volvió a incorporarse y notó que había caído encima de una persona inconsciente, no tenía aspecto de muerto pero de todas maneras lo revisó, y efectivamente, aún respiraba.

La persona era un hombre con el cabello semi largo y su rostro estaba algo sucio y con un poco de sangre. Era muy probable que se tratara de una víctima de ese lugar o tal vez el atacante, ya que estaba claro que allí hubo una guerra.

Volviendo con el hombre, no tenía idea de qué hacer, desde ya hace un tiempo iba sola por su cuenta y en las pocas oportunidades en las que se encontraba con seres humanos los evitaba a toda costa. Sin embargo, nunca se había topado con uno que estaba herido e indefenso a la espera de la muerte y que la única persona que lo podría salvar sería ella.

Lo pensó y lo pensó hasta que llegó una decisión dejando escapar un bufido, tampoco sería tan mala persona como para dejarlo morir, y además, con un poco de suerte, podría irse antes de que el hombre despierte.

El problema era que no podía curarlo allí, quedando tan expuesta.

Por lo que con toda la fuerza del mundo lo agarró por debajo de los brazos y comenzó a arrastrarlo como pudo. Llegó a la carretera y siguió arrastrándolo hasta que creyó que estaba lo suficientemente lejos del lugar. No lo parecía pero tenía bastante fuerza.

Miró hacia varios lados y sonrió de alivio al ver su auto a pocos metros. Sólo debía curar al hombre y dejarlo en algún sitio seguro e irse.

Estiró los brazos antes de volver a arrastrarlo.

[...]

Luego de tanto esfuerzo consiguió meter al hombre dentro del auto y condunció unos pocos kilometros hasta encontrarse con un pequeño pueblecito abandonado. Allí halló suministros que servirían para poder curar la herida del hombre, la cual estaba ubicada en su hombro, y otra más en su cabeza, seguro fue el golpe que lo dejó inconciente.

Selfish | 𝗗𝗮𝗿𝘆𝗹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora