Capitulo 17. Primer adiós

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"-Carlos De Vil, posees un intelecto agudo; pero no debes dejar que tu cabeza domine a tu corazón. Aprende a ver lo que está delante de ti realmente.-"

-Yen Sid, (Return to the Isle of the Lost)

La vida es bastante irónica...

Tus deseos más grandes son los que causan más dolor, y no hablo del transcurso que tienes que pasar para obtenerlos sino ya el momento en el que lo has obtenido y te das cuenta de que quizás no es lo que querías. Eso me pasa.

Jamás creí que terminaría así, en el suelo de un pasillo de una escuela completamente solo considerando seriamente meter a mi boca el estúpido cigarrillo que reposa en mi mano. Sintiéndome una mierda hecha y derecha con el seco camino de donde pasaron mis lágrimas en los mofletes y el recuerdo palpable de mi dolor ante las punzadas que siento en mi pecho. Mi corazón suele acatar las órdenes de callarse pero esta vez no funciona, y sigue con gran insistencia; supongo que debe estar roto por después de mucho tiempo de nada de uso involuntariamente empezó a funcionar, por supuesto que esto es una bella metáfora para culpar a la cosa en mi pecho de los sentimientos que tanto daño me han causado.

Suspiro y reposo la cabeza en los lockers detrás de mí, es tarde ya; nadie más que el frio aire esta... Todos los cuartos se encuentran cerrados y de vez en cuando se escuchan gritos de los chicos y chicas que siguen celebrando en el campus a pesar de la oscuridad. Tomo mis piernas y las junto abrazándolas en un intento de consolarme a mí mismo porque siendo honesto no dejaría que alguien más me mirara con lastima y me diera el confort típico de que todo estará bien. No quiero ni pensar en ello porque un "gran príncipe" como yo no debería verse tan deplorable y miserable ante los demás; no puedo verme así, justo como me veo ahora.

No necesito un espejo para saber que me veo terrible, lo sé porque mis ojos se sienten extraños gracias a que no he parado de llorar y sentirme patético, tengo un terrible dolor debajo de mis ojos donde puedo deducir tengo unas tremendas ojeras por culpa del insomnio que me ha causado el pensar si estaba bien o mal el plan que lleve a cabo hoy.

Gracias estúpido plan para alejar a mis prometidos y enamorarlos de otras personas que ciertamente no soy yo, gracias de verdad por hacerme sentir más escoria de la que ya me sentía.

Mire de nuevo el cigarrillo en mi mano y considere de nuevo meterlo entre mis labios tal y como vi a mamá hacer muchas veces a lo largo de mi vida; ella aseguraba que sentir ese terrible humo calar por toda su garganta le transfería paz y paciencia para no terminar abofeteándome cuando de verdad la desesperaba.

Y si eso era cierto quizás ese humo podría calmar mi impaciente corazón, estuve a punto de hacerlo realmente cuando un par de altas plataformas patearon con fuerza los casilleros detrás mío.

Mi mirada aterrorizada se levantó y vi a Audrey con una mirada de odio puro pero con una perfecta sonrisa burlona surcando sus labios, malicia completa; rodé los ojos decidido a salir de ahí más por vergüenza que por orgullo de no querer compartir incluso el estúpido aire con ella, pero me detuvo del brazo y con fuerza me empujo a los casilleros.

Una nueva mirada de falsa conmoción llenaron sus orbes ambarinos restregándome en cara toda la burla que quería y estaba decidida a desatar en mi -Oh Carlos, siento tanto lo que paso con tus prometidos... es una lástima que yo tuviera razón como lo predije al principio- alce la ceja en interrogante y ella sonrió -Tenía razón al creer que no serias lo suficiente para esos príncipes- escupió con veneno puro que le mando escalofríos a cada nervio en mi cuerpo -Sabia que eras solo una pequeña sabandija con suerte, pero me temo que el boleto ha expirado y es momento de que te largues-

The PrinceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora