Capítulo 20

6.7K 758 141
                                    

Era un día cálido, casi se podría decir que caluroso, las calles de la gran ciudad se llenaban de autos que bocinaban como si de eso dependiera el tránsito, los edificios colosales se alzaban ante las miradas de los desafortunados quienes no verían jamás la ciudad desde aquellos rascacielos y allí, sentado en un asiento de cuero negro, se encontraba un alfa meditando, observando fijo un sobre amarillo que el detective acababa de traerle, claro, este se fue de inmediato luego de recibir su paga y Owen solo quedó observando el probable pasado de su omega. ¿Debería inmiscuirse de tal manera? Bah, a quién le importa.

Tomó el sobre y rasgó el papel, dentro se encontraban tres grupos de papeles y unas fotografías. Tomó las fotografías y en una ellas se veía a un bebé con unos dorados cabellos quien miraba fijamente a la cámara con esos grandes ojos azules, Owen inconscientemente sonrió ante la ternura de un Jeremy muy joven, esta y otras fotografías del chico cuando era joven estaban adjuntadas a uno de los grupos de papeles, se trataba de un orfanato para omegas del cual Owen no tenía idea, leyó un poco más y notó que este se había clausurado hacía ya años por estar implicado en el tráfico de omegas. Al lado de las fotografías del niño venía un expediente, confirmando su condición de omega y describiendo a detalle su cuerpo, ¿habían pensado venderlo?

Owen tuvo curiosidad en ese momento ¿Cómo había Jeremy ido desde el orfanato a las calles? Esa era la razón por la cual el chico no tenía apellido y en ese momento era un Johnson más. Esta última idea cambió el humor del alfa, guardó los papeles y los reservó para más tarde, ya tendría tiempo para enterarse del pasado de quien vivía de él.

—Señor, los inversionistas llegaron —dijo una mujer ingresando a la oficina junto con una carpeta, Owen suspiró y se levantó, ese sería un día largo.

•§•

Melvina tomó un papel entre sus manos, Jeremy la observaba emocionado desde un mullido sofá mientras abrazaba una almohada. Era la hora de descanso y él mismo había elegido aquella pequeña obra, realmente le fascinaba escucharla y ver cómo la interpretaba su maestra, quien parecía sentir con cada célula de su cuerpo cada pequeña palabra, pero había algo que no acababa de gustar al omega.

—«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío. Nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte, en un eterno tedio muriendo vivo, y es mi única pasión, la de la muerte» —habló la mujer, ella también estaba encantada, iba a continuar con aquella trágica historia de realidad, pero al ver a Jeremy este tenía una mueca algo extraña, con el entrecejo fruncido y un rostro que parecía poder quebrarse en cualquier momento—. ¿Te sientes bien? —preguntó asustada, Jeremy negó y bajó la cabeza, suspiró, era realmente triste.

—¿No te preguntas qué habrá pasado con Garrik? —y ahí estaba el omega preocupándose por personajes ficticios nuevamente, lo hacía seguido desde que empezó a leer y su maestra le daba algunos cuentos cortos—. Es muy triste ser el mejor cómico, pero no poder reír, ¿qué pensaría usted si no pudiera reír? —Melvina juraba que podía ver los ojos del chico cristalizados, ella solo sonrió con amplitud ante aquella sensibilidad que normalmente representaba a los omegas, era tan tierno.

—Te aseguro pequeño que en este mundo hay demasiadas personas que son así, quizás hayan más personas que rían llorando en lugar de llorar riendo.

Jeremy lo pensó por un momento, realmente se sentía mal por esas personas, no quiso pensar en que si las personas que lo rodeaban eran así pues sentía que algo se rompía dentro suyo al imaginarlo. Unos golpecitos en la puerta alertaron a Melvina, quien dijo un "Adelante" para que luego Marie ingresara con una bandeja de plata que contenía el té de la tarde. Ella saludó animada, le gustaba poder estar más tiempo cerca de Jeremy pues se sentía segura al saber que al chico no le sucedía nada. Melvina la saludó de la misma manera y se acercó a tomar una de las tazas de té, no así Jeremy quien solo se encogió en su asiento y hundió su cabeza en la almohada.

Inconsciente [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora