Capítulo 22

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La esperanza es algo malo, es una de las desgracias de la caja de Pandora solo porque hace actuar a las personas con la sensación de poder controlar el futuro, hacer eso es obrar engañado y, a pesar de todo, muchos seguían teniendo esperanza, Jeremy seguía viendo a Owen con la esperanza de que él lo amara, y en ese instante mientras observaba a la nada desde el pecho de su pareja, sentía aquella sensación de satisfacción al obtener algo que deseaba, la cercanía del alfa solo hacía que las esperanzas del rubio incrementaran y sonriera como idiota con la calidez ajena, cerca muy cerca, escuchar su corazón, captar la frecuencia de su respiración, sonrió cuando los dedos del alfa se hundieron en sus cabellos y empezaron a acariciarlos, sus brazos lo rodeaban y Jeremy sólo podía sentir una gran dicha y seguridad.

-Tendré a tu hijo -susurró el omega ya más valiente que antes, Owen sonrió de lado al escuchar aquellas palabras, a pesar de saberlo hace tiempo, quería escucharlo desde los labios ajenos. Pero había algo que molestaba al alfa, no sabía cómo responder, Jeremy en ese momento era como la más fina escarcha de la mañana y cualquier cosa mal dicha podría destrozarlo por completo, ese omega era tan sensible que ni siquiera el alfa podía mentirle fácilmente, al menos eso sentía Owen, así que decidió solo acariciar los cabellos ajenos en silencio, una vez más las esperanzas del chico se incrementaron.

Más tarde Jeremy despertó, aún abrazaba a su alfa y este también lo tomaba, sonrió, quizás era un acto inconsciente​ del alfa, pero para el chico significaba todo. Aunque deseaba quedarse así por más tiempo, estaba hambriento, desde hace semanas sentía la horrible necesidad de devorar todo a su paso, realmente no quería ponerse gordo y desagradar a Owen, pero no podía evitarlo, incluso había empezado a tomar más galletas de las que sus manos podían contener a la hora del té e Ivan iba y venía con bolsas de dulces que alegraban al chico su día, aunque estas tampoco duraban demasiado, se había dado cuenta que tenía una afinidad horrible por las cosas dulces y en ese momento deseaba algo de cacao derritiéndose en su boca, que sea un poco amargo, sin frutos secos y que tenga una firme consistencia. Observó a Owen, no deseaba despertarlo por una tontería como esa, era solo un simple antojo de los que siempre tenía. Cerró nuevamente los ojos para dormir, pero luego empezó a pensar en dónde podría conseguir aquella barra que lo torturaba. Owen no tenía ningún minibar en su habitación, no era muy ocioso y ese lugar realmente se veía minimalista para una persona tan adinerada como lo era el alfa. Jeremy inmediatamente descartó la posibilidad de que en la biblioteca hayan dulces, pensó en Enos y recordó que el alfa de pelo largo siempre llevaba consigo barras de chocolate y básicamente se las pasaba comiendo. Jeremy se preguntó si es que ese alfa no tendría diabetes, y, aunque no supiera bien lo que era la diabetes, le encantaba pensar en cómo sonaba, muy intelectual.

Intentó contener una pequeña risa y Owen al sentir el movimiento del chico lo liberó de sus brazos. Este se levantó de la cama y observó la salida ¿estaría bien que...?

No, no iría con Enos, eso era peor que comerse clavos, buscaría la habitación de Ivan y vería si es que tenía algún minibar en el que pueda husmear. Con pasos cuidadosos se acercó al suelo donde se encontraban sus prendas, se vistió con ese conjunto melocotón que había dejado de lado hace unas horas y salió de la habitación intentando no hacer ruido para evitar despertar a su pareja. Fue por el pasillo, hacia la izquierda, siempre cuando todos se perdían iban hacia la izquierda ¿no? Recorrió unas cuantas puertas las cuales iba probando si abrían o no, rezaba para encontrar rápido la habitación de Ivan, su estómago estaba gruñendo.

Una de las pocas puertas que se pudieron abrir fue la de una gran habitación, quizás del tamaño de la de Owen. Inclinó la cabeza hacia adentro y observó una mata de pelos oscuros dormir bajo las sábanas, olfateó el ambiente para asegurarse y una sensación nada agradable llegó a su pecho, escocía y parecía que sus ojos se cristalizaron en un momento, quien se encontraba allí era Enos. Era cierto quen ya no le tenía miedo, Owen estaba para defenderlo y Jeremy tenía la seguridad de que el lazo se haría presente, pero no podía confiar demasiado en el hermano de su pareja, decidió que era mejor alejarse de aquel lugar y regresó sobre sus pasos para desgraciadamente terminar chocando contra algo, o mejor dicho, alguien.

Inconsciente [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora