Capítulo 38

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—Mamá, mira esto —una chica beta llamaba al omega quien llegó algo apurado y observó a través del cristal, a lo lejos se observaba una camioneta negra y detrás un auto policial que levantando una delgada cortina de polvo llegaban a la granja, el omega sintió por un momento que el color abandonó su rostro y solo cerró las cortinas de un tirón.

—Emma, ve a despertar a Jeremy y llévalo al establo, salgan por detrás.

La chica de cabellos castaños observó con miedo a su madre y a su tono de voz, solo asintió a lo que ordenó y fue casi corriendo a la habitación donde se encontraba el rubio descansando desde hace un par de horas, lo observó por un momento y pensó que si realmente era su hermano, no se parecía a nadie en la familia y era muy extraño que llegara de esa manera y con dos pequeños recién nacidos. Pensó en esa camioneta y aquellos policías que llegaban a su casa ¿Era una buena idea ayudarlo?

—¡Haz lo que te digo, Emma! —el omega castaño regañó a su hija cuando la vio observar a Jeremy como un bicho raro, luego tocaron la puerta —No hagan ruido, sácalo de aquí —. La chica solo se despaviló y se agachó sobre el rubio para mover su hombro con cuidado. El omega despertó de su sueño y observó directo a la mirada de aquella linda chica beta.

—Shhh —dijo ella con un dedo sobre los labios, Jeremy levantó la cansada cabeza de aquella almohada y miró a los lados buscando a sus hijos, la chica intentó tomar a uno y eso lo asustó—, no hagas ruido y sígueme —dijo susurrando. Solo allí Jeremy comprendió que estaba en problemas. Tomó al otro niño y siguió a la chica en total silencio, no se escuchaba mucho desde el pasillo, pero logró identificar una voz.

—Estoy buscando a un chico —era Owen, Jermey juró sentir sus brazos ceñirse un poco más sobre su pequeño y este soltó un quejido, se asustó—, es un joven omega quien trae a dos recién nacidos —el bebé comenzó a hipar, la chica le hacía señas a Jeremy para que lo siguiera, pero sus piernas no podían responder, solo miraba a la chica con sus ojos ahogados en lágrimas. Demasido pronto se había ilusionado con la idea de la libertad.

Owen del otro lado de la puerta ya había identificado un ligero aroma, pero no estaba seguro porque este se hacía cada vez más débil y además ese omega castaño solo lo observaba con desconfianza. Al lado suyo se encontraba un alfa feroz, Owen jamás había visto a un alfa más intimidante que su padre, pero allí se encontraba ese hombre quien con el ceño ligeramente fruncido lo estudiaba. Ivan en la camioneta desconocía la naturaleza de la situación en la que estaba metido.

—No te quedes atrás —la chica susurró, Jeremy parpadeó un par de veces y se movió tembloroso, el bebé entre sus brazos comenzó a quejarse ligeramente.

—Sshh, cállate, por favor, ahora no —Jeremy lo mecía con delicadeza, sujetando su cabeza y haciendo que el bebé suelte pequeños hipos que lo hizo entrar en confianza—, bien hecho mi amor, tranquilo —le hablaba susurrando. El bebé se calmó y cuando estaba dispuesto a dejar la casa, este realmente comenzó a llorar. Dejando salir un llanto aturdidor.

—Demonios —la chica tomó a Jeremy del brazo y lo obligó a caminar con su hijo en brazos echando humos mientras lloraba—, intenta calmarlo, vamos.

—¿Ese fue un llanto? —el oído de Owen se agudizó por un segundo e intentó mirar dentro de la casa, pero el alfa se interpuso en su camino—, en serio estoy desesperado por encontrar a mi omega e hijos, él no se encuentra bien.

—¿Podría ayudarlo de alguna manera? —el castaño intentaba hacerse del interesado para no levantar sospechas y poder luego echar a ese alfa y a ese hombre de traje que estaba a su lado. No los quería en su casa.

—¿Tiene algún bebé en su casa? —el llanto volvió a escucharse, Owen entrecerró los ojos, ya comenzaba a desconfiar—, debería atender a su hijo ¿No?

Inconsciente [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora