Capítulo 30

4.6K 472 129
                                    

Estaba confundido ya que no sabía por qué Owen lo había arrastrado hasta allí, había ido antes a un lugar donde lo vistieron y lo hicieron ver bien para el alfa, pero ese era diferente, allí habían muchas más cosas y parecían más caras, habían joyas y brillantes, estaban en una sala privada esperando. No quería estar allí, pero la curiosidad podía más que sus ganas de no salir jamás de aquella casa y terminaron junto con un beta bastante alegre quien les mostraba hermosas joyas con piedras brillantes, piezas preciosas de materiales exquisitos.

—Este es un nuevo modelo, especial para mascotas —explicaba el chico, Jeremy solo arrugó la nariz al escuchar lo último ¿Mascotas? ¿Qué demonios pensaba Owen? Claro, tampoco diría que aquel collar ceñido junto con incrustaciones de piedras era feo, a decir verdad, no estaba mal. Lo usaría si no fuera "para mascotas". ¿Cuándo el ser humano se rebajó a sí mismo de tal manera?

—Me lo llevo —dijo el alfa y Jeremy se sintió incómodo, apesar de tener una relación cercana al alfa no lo sentía de aquella manera, él era tan extraño y parecía que jamás podría saber en qué pensaba. El alfa tomó el collar y miró a Jeremy con emoción mientras que con sus ojos pedía que le diera el cuello, el omega algo asustado solo levantó su rubio cabello y le mostró aquella piel inmaculada bajo sus hebras. Sintió el frío metal rodear su piel, ajustarse e incrustarse por momentos sobre su carne. Olía extraño, era pesado y no podía relajar el cuello de aquella manera. Se miró a un espejo y vio aquel dorado collar, estilizada cada centímetro de su cuello y se le antojó bonito. Lo acarició con sus dedos y parpadeó conmocionado. Owen lo observó y acarició la cara pieza de joyería, al menos eso cubriría el hecho de que no había marca sobre el cuello de Jeremy.

—¿Quieres unas prendas? He notado que ya no tienes ropa bonita —dijo el alfa, quería mimar a Jeremy y Jeremy sentía que todo eso era solo un sucio juego. Pero asintió, quería ver hasta dónde podría llegar ese hombre.

Minutos después estaban eligiendo nuevas prendas, más bien el alfa era quien elegía todo. Jeremy solo se limitaba a asentir, ponerse ropa y quizás modelar un poco para Owen. Vaya que había llegado lejos, no sabía cuánto había gastado Owen, lo único que sabía era que jamás en su vida había visto tanto dinero pasar a manos ajenas. Algo cansado y aburrido caminó tras Owen tienda tras tienda, un beta llevaba sus varias bolsas y el cuello empezaba a dolerle, ese collar era un dolor. Se detuvo un momento, su crecido vientre lo cansaba seguido y estar tanto tiempo sin hacer mucho era aún peor para su estado, una nula actividad física hacía que los pocos músculos de Jeremy se cansaran muy rápido. Miró la tienda a su lado y divisó unas cunas, ropa color pastel y muchos diseños de animales tiernos, al instante se sintió incómodo, un sentimiento extraño llenó su corazón y casi las lágrimas se le escaparon al ver un pequeño conjunto blanco en la vidriera del lugar. Sonrió con genuina ternura, al ver eso parecía que todo se volvía puro en su corazón, en su mundo, acarició su vientre, por primera vez en su vida sentía real emoción por estar embarazado.

—¿Jeremy? ¿Te sientes bien? —y Owen volvía al lugar donde el omega se había quedado, se miraron y los oscuros ojos del alfa se llevaron la sorpresa de ver aquella tierna sonrisa en los labios del chico. Miró a un lado y vio el mismo conjunto que Jeremy estuvo apreciando, suspiró, miró el vientre ajeno y sintió algo de incomodidad. Sabía que era su hijo y sabía que Jeremy se lo merecía, así que le sonrió y lo tomó de la mano—, ¿Lo quieres?

Y los ojitos azules de Jeremy se llenaron de un hermoso brillo que hizo al alfa sentirse orgulloso y pavonearse con ese chico al entrar a aquella tienda de maternidad. Jeremy estaba tan emocionado porque creía que Owen seguiría derrochando dinero en comprar cosas, quizás hasta le de el gusto de comprar alguna cuna, pero le sorprendió que llegaron a la caja solo con el conjunto blanco que habían visto afuera. Claro, esto a Jeremy no molestó en nada y agradeció a la cajera cuando le pasó la prenda, tan emocionado como solo un embarazado podía estar.

Inconsciente [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora