Inconsciente [Omegaverse]

Capítulo 40

Jeremy miraba de reojo a sus hijos, estos quedaban tranquilos durmiendo en las cunas mientras que se arreglaba una vez más la nueva camiseta, no quería verse mal para los padres de Owen. Se aseguró de que los pequeños no necesiten nada más y bajó las escaleras, la incertidumbre en relación a las acciones de Owen lo molestaban, a él no le gustaba eso, ya lo había dejado más que claro, pero un alfa en celo era algo irresistible para los omegas quienes al simple momento de detectarlos se volvían totalmente dependientes de estos, marcados o no. Eso era lo que naturalmente sucedía, pero Jeremy solo sentía mucha repulsión por aquel alfa, después de todo no se le podía pedir a un omega puro ser como un simple omega mestizo.

Entró a la cocina para encontrarla totalmente sola, vio el bowl de la ensalada y la levantó para llevarla a la mesa donde Owen y sus padres estaban sentados charlando mientras bebían un poco de vino. El alfa lograba ocultar su aroma y el ambiente parecía ameno y tranquilo, hablaban de cosas triviales y Aaron se dedicaba a veces a regañar sutilmente a su hijo mayor por no estar al pendiente de las empresas, aunque su esposa solo lo defendía diciendo que seguro estaba preocupado por sus nuevos cachorros. Y allí ella giraba hacia Jeremy quien se mantenía en silencio y le sonreía con calidez para preguntarle algo sobre su nueva vida de madre, claro que el omega no hablaba mucho, no era su fuerte hacer eso, él solo quería alimentarse pues los bebés le quitaban todos los nutrientes de su cuerpo.

-¿Y qué tal les va con el sexo? -dijo la mujer muy felizmente, Jeremy se atoró con un trozo de comida al escuchar aquello y solo tosió ligeramente mientras Owen le acercaba un vaso con agua, el alfa en cambio se estaba divirtiendo con la reacción de Jeremy, miró a su madre y sonrió.

-Solo ha pasado un mes desde que nacieron los cachorros, no quisiéramos apurar esa situación. -Owen miró a Jeremy quien se limpiaba los labios con una servilleta, por un momento sus miradas se encontraron y el delicado corazón del chico se agitó, sabía bastante bien lo que decía con aquella mirada tan profunda, lo sabía. Bajó la mirada y juntó las manos sobre su regazo con pena, un miedo terrible subió por su espina dorsal, pero evitó soltar feromonas porque justo allí estaban los padres de Owen, no quería demostrar a sus suegros que él era un inútil y miedoso, no quería que se enojaran con él como Owen lo había hecho, apenas la cicatriz del labio comenzaba a desaparecer.

-Los bebés siguen siendo muy pequeños, no sabemos cuándo podrían necesitar la atención de Jeremy, así que preferimos evitar esas situaciones. -Mentiras. Para Jeremy todo aquello que salía de la boca del alfa eran sucias mentiras. Sabía lo que harían esa noche porque el alfa ya había sido más que claro, pero, era mejor sonreír frente a esas personas.

A pesar de que la madre de Owen podría haber notado cierto nerviosismo por parte de Jeremy, solo lo ignoró creyendo que se trataba de su actitud normal, después de todo siempre veía a Jeremy de la misma manera, con los ojos mirando por todas partes algo asustado como un cervatillo recién nacido. No hubo nada más en la cena a parte de quizás un par de insinuaciones por parte de Owen, a veces le acariciaba la pierna por debajo de la mesa y otras veces lo tomaba de la mano para sentir la fría piel del omega, fría porque el miedo provocaba que la circulación se le corte. Los padres de Owen jugaron con los cachorros, justo como unos buenos abuelos lo harían y en especial la mujer estaba completamente cautivada con Ámbar, le parecía un bebé hermoso e incluso llegó a llorar de la felicidad. Owen solo rió por la reacción mientras Jeremy disfrutaba ver a sus hijos tan vivaces. La noche pasó y los invitados abandonaron la gran casa en la que actualmente vivían. La pareja fue y llevó a sus hijos profundamente dormidos hasta su habitación donde se veían dos cunas separadas, tuvieron que comprar dos y separar a los cachorros porque habían notado que Aaron mordía a Ámbar cada vez que tenía oportunidad, eso le parecía algo tierno a Jeremy, pero no podía permitir que se golpearan, porque sus dientes no tardarían en salir y podría volverse grave.