Capítulo 36

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La noche era cálida, la brisa renovaba el aire al rededor del cuerpo del omega quien cansado daba zancadas para avanzar. A pesar de sus adoloridos pies y sus brazos entumecidos, Jeremy continuaba cargando a sus pequeños. Había abandonado la casa de Owen mientras este dormía y ahora vagaba por las calles casi desiertas, su mente estaba nublada en recordar lo que hace solo minutos había sido una revelación para él.

Rápida y sigilosamente juntaba comida en un bolsón, por el momento no se preocuparía del alimento de sus hijos mientras él pueda comer sano. Los pequeños dormían plácidamente sobre el sillón de la sala. Jeremy los observó con ternura y desde el fondo de su estómago se arrepintió por lo que hacía, era obvio que Owen no quería dañar a sus hijos, es más, Jeremy notó desde el primer momento que el alfa adoró a los niños, además de notar que él no estaba seguro en ese lugar, si Owen era capaz de tratarlo como basura y humillarlo de aquella manera solo al sentirse superior, no dudaba que pueda llegar a hacer lo mismo con ese pequeño inocente de cabellos rubios. El nudo de su estómago se hizo más duro ¿A dónde iría? Recordaba muy bien las calles, casi de memoria, pero no tenía ningún lugar al que ir, ni siquiera sabía si ir a un departamento de policías era lo correcto, seguramente lo aprehenderían hasta que su alfa aparezca allí muy, MUY encabronado.

Caminó unas cuadras más hasta llegar a la parada de buses, entre sus brazos sus pequeños se retorcían despertando de su lado sueño, Jeremy desesperado se sentó en la banca mientras observaba las rosadas caritas de sus bebés exigiendo comida mientras abrían esas boquitas rojas. Con rapidez dejó la mochila sobre el asiento de al lado y por el golpe una carpeta salió de la boca de esta, mostrando unos documentos los que Jeremy observó con miedo para luego volver a colocarla bien y ocultarlos como si de algún pecado se tratara. Solo había leído una cosa de allí, pero por el momento debía concentrarse en sus hijos.

Dinero, necesitaba dinero.

Jamás en su vida pasó por su mente la idea de robar, pero la desesperación pudo más con él que con sus fuertes conceptos en cuanto al hurto. Fue al estudio del alfa, la puerta gracias al cielo no hizo ningún sonido y desde la habitación se podía percibir el aroma relajado de Owen, seguro creía que Jeremy seguía a su lado gracias a todas esas prendas suyas que había dejado como distractoras. Fue al escritorio dando pasos calmados, rezaba desde el fondo de su alma para que sus niños no despertaran y dieran un precioso escándalo a las tres de la madrugada. Buscó entre los documentos y cajones, se asustó al encontrar una pistola en uno de ellos y rápidamente lo cerró, Owen definitivamente estaba demente ¿Qué pensaba hacer con esa arma?

Luego recordó aquel día en el que entró en celo.

Todo era tan fácil cuando sentía que amaba al alfa, ahora parecía todo tan forzado que sentía a una parte de su ser morir cada vez que Owen deseaba tocarlo o besarlo. Dejó de lado esos pensamientos, ya había tomado la decisión de dejar al alfa de una vez por todas. Buscó más entre los cajones hasta que encontró en un sobre una cantidad decente de dinero, seguro la liquidación de alguno de los maestros que pensaba contestarle más adelante. No le importaba en lo absoluto. Tomó el sobre y lo guardó en la mochila para luego volver su mirada a la salida, pero en vez de levantarse y salir de allí, algo llamó la atención del joven muchacho quien volvió a ese cajón, hizo a un lado algunos papeles y reveló algo que no esperaba encontrar allí.

Con cuidado acomodó a sus hijos, el bus pasaba en un rato según su horario habitual, esperaba que llegara, las señalizaciones del itinerario eran bastante claras y observaba constantemente la hora en un reloj que estaba colgado en una tienda del otro lado de la calle. A los lejos observó los faros blancos y brillantes que le daban la tranquilidad que necesitaba. El bus paró y subió en él con calma, intentando no levantar sospechas de aquel hombre quien realmente parecía no estar interesado en lo que pasaba a su al rededor. Jeremy pasó a sentarse en uno de los primeros asientos, no iría al fondo porque visualizaba a un grupo de chicos extraños quienes cuando vieron a Jeremy sentarse al frente lo chiflaron y llamaron, pero no pasó de allí, el fuerte aroma a alfa en esos dos niños los obligaba a mantenerse lejos de ellos.

Inconsciente [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora