• Six

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12 de Diciembre.

Caminamos tomados de la mano cual pareja cursi y romantica sobre el puente de las Artes, teniendo frente a nosotros el gran Institud de France. Mark admira los viejos candados que cuelgan de la valla, algunos decorados con las iniciales de la pareja que lo puso e incluso una que otra carta llamativa yace en este lugar. Nos acercamos para observarlos mejor, aunque en mi caso creo que ya me se la mayoria de los nombres.

— Que cursi — habla el castaño tomando uno de los candados en sus gruesos dedos

— Es lindo — le reprocho — La idea de todas esas llaves de posibles personas que nos triplican la edad es bellisimo —

— ¿Tu nombre esta aqui? — cuestiona viendo otros pocos candados

— Si lo estuviera, no me habria acostado contigo — le digo riendo

— Lo habrias hecho — añade riendo — Soy irresistible —

— Claro que si campeón — golpeo su hombro con el mio, haciendolo sonreir.

Es raro, como estos días mi vida cambio rápidamente. Es grato tener a alguien que hable mi mismo idioma y más grato aún que ese alguien este tan bueno y sea una gran persona.

Nos quedamos en silencio, admirando la tranquilidad del río Sena, la forma en que se mueve gracias al viento y las aves que vuelan por el cielo azulado, reflejandose en las tranquilas aguas debajo de nosotros.

Adoro este lugar, a mi parecer es bastante especial. Caminar por las mismas calles de viejos amores que pusieron su candado en la valla, y desear algún día tener a alguien con quien poner uno, y visitarlo años después, cuando ambos sean viejos y mirarse, y sonreir gracias a que el amor sigue allí.

La imagen de la torre se refleja  junto con los demás edificios frente a él, y a mi parecer no hay imagen más perfecta, o tal vez sí.

Miro a Mark de reojo, sus ojos se enfocan en el agua clara. Esta pensativo, concentrado. Su cabello reslandece gracias a los pocos rayos del sol, y sus ojos brillan tambien.

— Me voy mañana — suelta de repente haciendome girar el rostro completamente — Mi vuelo sale a la media noche —

— ¿ Volver a Estados Unidos? — digo negando con la cabeza haciendo una mueca de disgusto haciendolo reir.

— ¿Cómo sabes que soy de Estados Unidos? — cuestiona sonriente.

— Tu pronunciación es un asco — le digo riendo — Pones una letra "g" en donde claramente no existe y hablas como mesero pretencioso — su dulce carcajada inunda mis oidos — Es como su estereotipo de que los chinos no usan la 'r' sino la 'l' —

— Hey, eso es cierto — me reprocha riendo — O dime ¿acaso hablas chino? —

— No, pero ellos no hacen eso — le respondo riendo — Ellos gritan molestos todo el tiempo o eso parece —

Nos quedamos en silencio de nuevo, riendo de nuestras propias estupideces y los tontos estereotipos americanos.

— Hay una última cosa que quiero hacer hoy, MaPetite —

París «Norman Reedus» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora