• Treize

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15 de Agosto, 2016.

Lo miro de reojo mientras sigue conduciendo, sus ojos no dejan el camino en ningun momento, y al juzgar por su mandibula tensa y la forma en que aprieta el volante se nota a lenguas que esta furioso y no es un misterio el por que.

No me ha dirigido la palabra desde que salimos de la pasteleria luego de las cosas idiotas que dijo Mike, intente disculparme pero nisiquiera la mirada me sostiene.

— ¿Vas a estar sin hablarme todo el día? — le pregunto girando a verlo, sin embargo el no lo hace.

A simple vista podemos parecer una pareja que pasa por una tipica pelea estúpida, pero vamos, fueron sólo un par de comentarios - bastante graciosos a mi parecer - sobre mi hermana/su prometida. ¿Que jamás le hizó eso a alguien?

— ¿Le hablas a así a todo el mundo de ella? — suelta por fin, aún sin mirarme. Bueno, peor es nada.

— No a todo el mundo — respondo ganandome una fea mirada de su parte antes de volverla al camino — Sólo a los amigos cercanos

— ¿Por que la odias tanto?

— Por que es el Diablo teñido de rubia y acento alemán — le digo en broma aunque no parece causarle ni un poco de gracia — Mira, ella y yo tenemos nuestros problemas, no la odio ni nada simplemente yo..

— Estas celosa — afirma y no pregunta — ¿Por que? ¿Por que ella va a casarse y tú probablemente te quedaras sola toda tu vida?

— Claro — le afirmo con sarcasmo — Estoy celosa de pasar mi vida amarrada a un sujeto que no aguante una jodida broma, puta madre, que suerte tiene Diane — me cruzó de brazos y apoyo mi espalda de mala gana en el asiento mirando por la ventana.

¿Celosa yo? Si, claro.

— Entonces es eso — afirma con superioridad otra vez — Es por que estoy con ella y no contigo

— Ay por Dios, no todo el mundo gira entorno a tí Norman — le reclamo esta vez — Fue una puta aventura de cuatro dias que no se baso más allá de tener sexo, no te creas la gran cosa por favor —

Su semblante se torna serio y veo que sus manos aprietan el volante hasta que sus nudillos se tornan blancos.

— ¿Y por que me pediste que no me fuera? — suelta de repente, casí en un susurro.

Me quedo en silencio, recordando esa noche. Esa última noche en la pastelería de París cuando le dije eso. Mi cabeza se nubla de esos recuerdos, los cuales habia dejado de lado ya que por 6 primaveras espere a que volviera y jamás lo hizó. No me enamore, eso lo tengo claro, pero él me gustaba. Me gustaba mucho de verdad.

— No recuerdo haber dicho eso — miento y el lo nota por el sonido de mi voz.

— Lo dijiste en frances

— Tú nisiquiera sabes frances

— Lo traduje, tonta — dice obvio mirandome unos segundos — ¿Por que no simplemente lo admites?

Me quedo en silencio, mirando atravez de las ventanas los edificios pasar con rápidez. El auto se llena de un silencio abrumador, y por un momento olvide la jodida situación en la que me metí.

París «Norman Reedus» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora