Capítulo 9.

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En la soledad de su habitación sintiéndose como un miserable mártir seguía tratando de descubrir que era lo que habia hecho mal aquella tarde, respetaba demasiado a Jinyoung como para mentir a sus padres y entrometerse en donde no lo llamaban, deseaba que de alguna u otra manera Jinyoung aceptara que Mark se interesaba en otras maneras por él, no era solo el instinto sobreprotector que nacía, si no que el indomable Mark Tuan como sus antiguas compañeras solían llamarlo por los pasillos de su escuela, habia sido domado por Park Jinyoung y ni siquiera parecía estar al tanto de aquello.

La ira seguía corriendo por sus venas, el ser rechazado era una cosa que normalmente dejaba pasar, pero que lo rechazara escapando de él como si hubiera querido lastimarlo era un golpe muy bajo.

Paso gran parte de su fin de semana torturándose con recuerdos del pasado, tan ingenuo, débil y cobarde como siempre solía ser, su padre después de todo no se habia equivocado con él, "Nunca te aceptaran Mark", "Mark mira esa mujer de ahí", "¿Por qué no puedes dejar de ser un maricón niño tonto?, eres una vergüenza para tu madre y para mí".

Jinyoung era alguien especial, al menos para Mark y darse por vencido aun no estaba en su top de cosas por hacer, tal vez si intentara el último movimiento, su último intento por ganar a aquel chico tal vez las cosas podrían cambiar. La idea de la sensación de sus labios unidos, del calor que se podrían transmitir y las nuevas sensaciones que se descubrirían lanzo una dolorosa punzada a su entrepierna, tuvo que poner todo de él para obligarse a pensar en pajaritos marchando, perdió la cuenta después de 100, pero sus pensamientos seguían perteneciéndoles al chico con una maravillosa sonrisa.

El lunes después de clases sabia a donde dirigirse, en algún momento de las semanas pasadas debido a sus clases libres habia descubierto el escondite de Jinyoung, viéndose tan concentrado y absorto en sus lecturas, solía admirarlo en silencio fingiendo que leía algún aburrido libro de historia. Desde entonces no hubo día en que no fuera a aquel lugar solo para obsérvalo. No se enorgullecía de aquello, pero mentiría si dijera que se arrepentía de haber ido a aquel lugar solo por Jinyoung.

La sala se encontraba vacía cuando ordeno a sus piernas a desentumirse y acercarse hasta el chico quien parecía sumido en una interesante lectura, Mark lo observo durante unos segundos antes de que Jinyoung alzara su mirada, de nuevo era como si solo ellos dos existieran en el mundo.

Para Mark, Jinyoung seguía siendo un misterio de persona, pero estaba cansado que cada vez que parecía dejar caer una barrera al día siguiente aparecía otra más dura de derribar, bien, sería su último intento antes de dejarlo ir. No fue fácil admitir aquello, pero tal vez lo más sano era dejar ir a aquel chico.

Como un animal que no desea perder a su presa sostuvo su mirada, pensó en tomar su muñeca pero deseaba algo diferente, quería que ese momento fuera diferente, así que su mano fue a parar hasta tener contacto con la mano del chico, si de algo servía le dio un apretón para darle fuerza y confianza.

Opto por dirigirse hacia los estantes más ocultos, los cuales contenían cientos de libros cada uno, impidiendo la vista de curiosos. Jinyoung se encontraba de nuevo acorralado por el cuerpo de Mark y eso logro sacarle un escalofrío, no porque tuviera miedo, si no que la cercanía del castaño quisiera o no admitirlo seguía poniendo sus nervios de punta

Mark por otro lado estaba encontrando el valor para dar el siguiente paso. No volvería a ser un vil cobarde como habia dicho su padre tantas veces, no podía serlo cuando se trataba de Jinyoung.

—¿Confías en mi?

—Mark, ¿Qué estás haciendo?

—Solo... Contesta mi pregunta.

—Sí.

Bien, eso era más que suficiente para Mark, Jinyoung debía saber que jamás lo lastimaría quería hacerlo entender eso a cualquier costa, pero ahora no era el momento de pensar en eso. Sus ásperas manos se posaron en las suaves mejillas pálidas del chico quien lo miraba con esa mezcla de fascinación y curiosidad, por primera vez no parecía tener miedo de él y esperaba que después de lo que haría siguiera mirándolo de esa manera. Esta vez cuando sus respiraciones se mezclaron no fue a causa de algo sin pensarlo, no fue algo del destino, esta vez fue causada por el castaño quien antes de arrepentirse se impulso con suavidad sobre los labios de Jinyoung, el tacto pareció electrizante, lanzado descargas por todo el cuerpo de Mark, saboreo el momento tanto como pudo, habia deseado tanto aquel momento desde que comenzó a conocerlo mejor que ahora que lo tenia no podía siquiera pensar en una vida sin sus besos. Sus pulgares se dedicaron a acariciar las mejillas teñidas de rojo del chico, Jinyoung habia capturado con sus manos la camisa de Mark, pero no hizo el mínimo intento por separarlo, deseo que en ese momento no hubiera nada que los separara. Por primera vez no hubo pensamientos donde se repetía a si mismo que aquello estaba mal. Aquello se sentía tan condenadamente bien que era casi imposible pensar en la sola idea de arrepentirse.

Se sintió como una eternidad antes de que sus labios fueran separados en contra su voluntad por la falta de aire, Mark sostuvo firmemente a Jinyoung, sabia que podría sentirse débil, así que se dedico a estudiar su rostro antes de que fuera acusado de ser un maldito enfermo, quería guardar aquel rostro en su memoria. Quería decir algo más, debía decir algo más pero nada salió por parte de ninguno de los dos.

Esto puede quedarse aquí, olvidado entre los libros si es lo que deseas —Murmuró Mark una vez que supo que Jinyoung volvió a la normalidad se aparto, se negó a mirar atrás, lo había hecho, había besado a aquel chico y no se arrepentía en absoluto. Pero no podía soportar mirar el rostro de asco que probablemente tendría ahora que la nube de deseo estaba desapareciendo.

—¿Y si no lo deseo así, qué pasa entonces? —Mark se detuvo en seco, se giro lentamente, creyó no haber escuchado bien, pero la mirada de Jinyoung le dijo todo, la mezcla de deseo y anhelo no era un engaño. No parecía arrepentido, habia escuchado bien sus palabras que habían salido de sus suaves labios, quería lanzarse de nuevo y devorar de nuevo su boca hasta el cansancio pero lo había tomado por sorpresa que no tenia respuesta alguna para ello. Al menos no hasta que la pensó—. Sal conmigo.

—¿Qué?, Entonces espera por mí.

The restaurant guy.Where stories live. Discover now