Capítulo 17.

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—Jinyoung, dolería menos que me golpearas en este preciso momento a tener que seguir viendo tu rostro lleno de sufrimiento como si fuera un martirio para ti el estar conmigo en esta cama —Mark Tuan no quería sonar rudo, sin embargo sonó como tal. El castaño no estaba acostumbrado a los rechazos por parte de la pareja que tuviera, pero Park Jinyoung se habia encargado una y otra vez de hacerlo reconsiderar sus acciones, tal vez no era intencional y la inocencia con que lo miro en aquel momento hizo que Mark se calmara y apretara más el agarre que tenia contra la cintura de su chico como si quisiera impedir que Jinyoung se largara de ahí —¿Tienes miedo de estar aquí conmigo? —En aquel momento se convenció que estaba loco por querer saber la respuesta que venia intuyendo desde que pudo notar la tensión sobre los hombros de Jinyoung, pero debía y necesitaba escuchar su respuesta. Para su sorpresa, estaba equivocado.

—No, no tengo miedo de estar contigo.

—¿Entonces qué es?, te encuentras tan tenso y ajeno en este momento que parece que te he obligado a estar conmigo.

—Mark...

—¡No Jinyoung!, es la verdad...

—¡TENGO MIEDO MARK!

—¿De quién?, ¿De mi?, ¡Como si pudiera hacerte daño alguno!.

—Tengo miedo de levantarme mañana y me encuentre solo en mi fría y maldita habitación la cual es como el mismo infierno, tengo miedo de que todo esto sea un sueño y este jodidamente solo, ¿Pero sabes cual es mi mayor temor?, es el que tu solo seas producto de mi imaginación debido a mi vida de mierda que me toco llevar —Escuchar los mayores temores del chico lo hizo sentir culpable, siendo el egoísta chico que Jaebum le echo en cara en su momento se dio cuenta que solo pensaba en él y jamás se detenía a pensar en que realmente pasaba por la cabeza de Park, una única lagrima logro salir rebeldemente de los enrojecidos ojos de Jinyoung la cual logro capturar con su dedo pulgar y negó, se negaba a dejarlo creer que estaba solo.

—Ven aquí —La suave voz del castaño logro que Jinyoung acatara sus ordenes sin rechistar en ningún momento, sus suaves labios se posaron sobre los del chico y así comenzó una suave danza donde la ternura y pasión eran las principales protagonistas de aquel momento que compartieron, aquel beso escondió tantos sentimientos que no eran propios del momento pero ambos lo supieron sin necesidad de palabras. El deseo estaba creciendo y solo era cuestión de tiempo antes de que el orgullo de ambos cayera y dejaran paso a la verdadera pasión que habia entre ellos desde el primer momento en que se vieron—. ¿Sigues pensando que soy un sueño, Jinyoung?, te siento y créeme que se siente jodidamente bien, me perteneces y te pertenezco.

—Un beso más, sólo para estar seguro de que es verdad —Y como el buen y obediente chico que era Mark Tuan acato las ordenes de Park Jinyoung sin vacilar en ningún momento.

La facilidad con la que Jinyoung se acomodó entre sus brazos buscando protección lo hizo debilitar todos sus muros que deseo tener para poder mantenerlo a salvo, libre de cualquier pesadilla o cualquier cosa que le impidiera tener una buena noche.

Incluso después de horas en las que Jinyoung habia caído dormido, Mark simplemente seguía jugueteando distraídamente con su cabello, le fue imposible apartar la mirada del rostro del chico, fue ambicioso al momento en el que deseo guardar cada pequeño detalle de él. Su rostro se encontraba limpio y libre de maquillaje, solo así pudo apreciar cuan maltratada estaba su suave piel, la ya tan reconocida ira de nuevo comenzaba a correr lentamente por sus venas.

Por la mañana, Mark deseo poder tener mejores dotes en la cocina, al menos que fueran dignos de un buen desayuno. Para él no era suficiente él "la intención es la que cuenta", no. De ninguna maldita manera. Su momentáneo enojo desapareció al pensar en la mejor manera de despertar a su chico aquella mañana, diferentes escenarios se formaron alrededor de su cabeza y sólo uno estuvo a la altura. Un beso. No, cientos de ellos.

Los pucheros hechos por Jinyoung motivo a Mark un poco más y tomo sus caderas para mantenerlo en su lugar y finalmente comenzar con su verdadera idea, la cual eran cosquillas, amaba la risa que provenía del pelinegro, pero rara vez la mostraba tal cual era, era como escuchar a los mismos ángeles tocar una hermosa melodía, al menos eso pensaba el castaño.

Solo paro cuando supo que el chico estaba lo suficientemente despierto para sentir sus ligeras caricias contra su piel desnuda de su abdomen y mirando como sus orejas se teñían de un tierno color rojo, provocando que Mark soltara una carcajada, solamente así se aparto y fingiendo con naturalidad que nada habia pasado puso el desayuno en la cama.

—Como se prometió en el folleto, una noche especial y una mañana llena de mimos para el Sr. Park.

—No sé, no me siento satisfecho —Mark hizo trabajar a su cerebro a todo lo que daba aquella mañana, repaso cada momento desde la noche anterior, ¿en donde se habia equivocado?, si bien habían tenido un enfrentamiento... No habia sido para tanto, ¿O si? —. No he recibido mi beso de buenos días.

—No sé, al menos yo debería de recibirlo merezco una recompensa.

Jinyoung pensó en que bien merecida se la tenía, por primera vez en muchas noches eternas y dedicadas a torturarlo para hacerlo sentir más miserable de lo que ya era, estando en los brazos de Mark y deseando que todo fuera real se perdió en un profundo sueño donde los únicos protagonistas eran Mark Tuan y Park Jinyoung. Regañarse por lo que habia estado a punto de pasar en sus sueños no valdría la pena, no se sentía mal ni se avergonzaba por desear tanto a su chico, porque por primera vez sabia que el amor que sentían por el otro era mutuo.

Atrayendo a Mark hasta que sus cuerpos estuvieron ligeramente entrelazados y sus respiraciones mezclándose por fin dio el beso que tanto habia ansiado el castaño. Sus labios sabor a fresas y algo más lo hizo querer profundizar el beso tanto como sus pulmones se lo permitieran.

—Dilo —Pidió Mark en un susurro entrecortado.

—Ya lo sabes.

—Quiero escucharte.

Te quiero Mark.





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