Capítulo 20.

62 6 0
                                    

Nunca pensó en la definición de la felicidad y como influiría en su vida hasta que llegó el causante de esta, Mark Tuan.

Creía que era una vaga definición, nadie lo culpaba, su vida tampoco era lo más maravillosa para conocer esta con exactitud pero eso quedo en el pasado, el pálido chico que siempre montaba su motocicleta le estaba llevando por el camino que deseaba recorrer y se sentía más que satisfecho con ello.

Tranquilo se quedo admirando como era que entre mesa y mesa pasaban las personas pidiendo una taza caliente de Ramén, el calor los acogía en esa temporada de frío y el lugar se llenaba con regularidad, pero él seguía soñando despierto.

No pudo imaginar mejor momento que ese para pensar en la cita de ayer, recordaba que Jaebum y Mark no podían toparse en lo absoluto porque ambos se miraban con recelo, Youngjae se tensaba apenas ellos lo hacían e intentaba componer la situación llevándose a otro lado al ojihalcón, les agradeció demasiado ese hecho, no quería vagar solo con un chico con miles de personas rodeándolos pero nadie le tomaría importancia, era algo normal salir a pasear entre amigos no es porque fueran cuatro hombres que iban en pareja, "estás paranoico" pensó más de dos veces cuando varias chicas los miraban, bien sabía que seguro los veían como gays pero la razón exacta era que Mark Tuan con aquella altura tan artística y esos gestos tan desinteresados cualquier chica desearía tenerlo en sus manos, lamentablemente el único que lo tenía era aquel mojigato.

―Te he comprado algo. ―eso le tomo por sorpresa, debió admitir.

―¿Algo? ―cruzo sus piernas interesado, el lugar ya solo tenía las luces de colores de los juegos y el cielo tupido de oscuridad (lamentablemente ninguna estrella aparte de la luna).

―Mm... sí, lo vi cuando compraba las bebidas... ―estás estaban frente a sus narices para ser exactos. ― Creí que se te miraría adorable.

No creyó que debía preocuparse por eso pero la definición que Mark uso con exactitud para referirse a él le hizo tomar el aire suficiente para enfrentar cual fuera lo que el chico le daría. Y si que le tomo por sorpresa. Había sacado de su chaqueta unas orejitas negras tan características de Mickey Mouse, con la textura de terciopelo y todas de color negro, Mark paso por encima de la mesa para poder estirarse y lograr meterlas entre las orejas de aquel chico y su cabello cuando lo consiguió la cercanía que les abundaba era caótica, sus respiración se mezclaban y sus miradas podían conectarse con igualdad, Jinyoung tuvo que contener el aire porque evidentemente algo andaba mal, su pulso era acelerado y sus deseos por acortar la distancia eran aun más ávidos pero no se atrevió a hacerlo, estaban en publico, así que contemplo con determinación aquello que según Mark le pertenecían ahora y quiso experimentar aquella magia de nuevo. Muy cobarde al no hacerlo pero eso no fue un problema, Mark se sentía igual la diferencia fue que ese castaño se atrevió a hacerlo que Jinyoung espero con ansias. Sus labios se unieron y ni hubo manera de asimilar su alrededor, se embriagaron de su deseo y se tocaron dulcemente, el castaño mayor a ambos siempre sabía como encarrilar cualquier beso, sus manos suavemente en sus mejillas propiciando caricias divinas y Jinyoung siendo objeto de su seducción.

Salió de sus recuerdos inmediatamente al sentirse ruborizado y con el mismo cosquilleo sobre sus labios. Oh demonios, de nuevo fantaseando despierto, se digno a caminar de prisa a la mesa donde una joven llamaba algo desesperada por ser atendida y se encargo de esta, aunque pronto volvió a perderse de su realidad cuando el sonido de la puerta se percibió, solo basto con la fragancia para darse cuenta quien era la persona que había cruzado esta. Su cabello caía por su frente y llevaba una bufanda que cubría su cuello brindando calidez, su postura era tan lánguida su mirada penetrante que fue imposible no sentirse tonto cerca de él. Su corazón se agitaba como nuevo sentimiento al verlo y siempre quería sonreír por él pero no se dio el lujo, minimamente en el trabajo debió conservar apariencias así que sin pensarlo se giro intentando ignorar la imagen del perfecto Tuan caminando hacia una mesa.

The restaurant guy.Where stories live. Discover now