Mi padre me indicó con una mano que tomara asiento frente a su descomunal escritorio, o más bien así lo sentí yo en ese instante. Mi madre acercó una silla al lado de mi padre, lo que me hizo sentir más nerviosa, ansiosa. Realmente eso era una muestra de la gravedad del asunto. La actitud que demostraron desde la mañana me parecía algo exagerada, sólo era un tema común y corriente. Me preguntaba si todos los padres del mundo reaccionaban así como los míos con el tema, o si sería sólo cosas y manías de ellos. Mi padre fue quien hablo primero. Proyectaba una voz sumamente seria y autoritaria.
—Elizabeth y yo estuvimos conversando acerca de tu decisión de no brindarnos ningún tipo de información respecto a tu elección de la universidad y de la carrera que estudiarías. Sé que no podemos obligarte a que nos digas nada aun, pero cuando tengas que presentar las entrevistas y tus exámenes de admisión, por favor permite que te acompañemos.
—Si, cariño por favor no nos vayas a privar de ese momento tan importante en tu vida, siempre estuvimos presente en tus primeras experiencias, tu primer día en el jardín de niños, tu primer día en la primaria, tu primer día en el colegio, tu primer día en la academia de ballet, de música y de equitación. —Expresó mi madre con un tono voz casi quebrado por el momento tan emocional en que se encontraba. Suspiró, se acercó a mí, tomó mis manos apretándolas como si fuesen el objeto más delicado del mundo. Y continuó.— Cariño, aún recuerdo cuando te llevamos al jardín de niños el primer día, estabas asustada y te aferrabas a mis manos y cuando nos despedimos tu padre se agachó a tu altura para abrazarte y tú te sujetaste a él y no lo querías soltar y le dijiste: papito por favor no me dejes aquí, quiero ir contigo y mi mami a casa. Mientras llorabas. Tu padre sólo te abrazó aún más sobre protector y por un momento volteó a mí, pude ver que estaba a punto de caminar y llevarte al auto con él. Tuve que intervenir sino realmente el no te hubiese dejado en tu salón. —Cuando terminó su relato no pude evitar ver el rostro de mi padre quien estaba viendo para otro sitio, evitándome, terminé casi llorando, realmente recordaba ese día como si se tratase de ayer.
—Mami, papi. De verdad no es que quiera excluirlos de esta etapa que estoy por comenzar. Sólo quiero intentarlo por mí misma, si en algún punto del camino me siento perdida, prometo que vendré a ustedes en busca de ayuda. Y por supuesto que me pueden acompañar el día de la entrevista y cuando vaya a presentar los exámenes, en realidad es dentro de dos semanas. Ya estoy casi lista, sólo necesito repasar un poco los exámenes de simulación, y necesito mis documentos de identidad, como aun soy menor de edad igual ustedes deben realizar todo el papeleo de matrícula si es que logro aprobar los exámenes. —Dicho lo último pude ver como sus aspectos cambiaban a uno más relajado, no podía creer que ese tema los tuviera tan preocupados. Los amo con todo mí ser, son lo más importante en mi vida pero creo que a veces exageran un poquito.
—Excelente, cuando tengas los resultados nos avisas inmediatamente y nosotros nos encargaremos de lo demás, estamos seguros que tendrás la opción de elegir a cual universidad asistir, porque eres muy inteligente y capaz. —dijo mi padre con orgullo que sólo un padre puede expresar. Escucharlo y ver lo que opinaba acerca de mí me hizo querer llorar, saltar y abrazarlo. Pero me contuve porque aún faltaba lo más importante, comunicarles que deseaba vivir en las residencias de alumnos, aunque las residencias de ambas universidades eran realmente buenas, ya que son muy exclusivas. Igual sabía que eso no les iba a agradar ni un poco. —Tomé una bocanada de aire y proseguí.— Aún hay algo más que necesito decirles. Me imagino que tienen planeado comprar algún departamento para mí, y además contratar personal para que se ocupe de todo, pero yo no necesito nada, he pensado solicitar espacio en las residencias estudiantiles, y si tengo que pagar un poco más para poder vivir allí, lo haré.
Silencio. Fue lo que imperó en el lugar, y mis padres sólo me examinaban como si la que estaba frente a ellos no se trata de su hija. Ellos sabían que no era del tipo que le gustaba ser tratada como una princesa, pero eso no se lo esperaban. Vivir en una residencia significaba, no ayuda de empleados, lavar, cocinar talvez, no chofer para trasladarme a donde sea que fuera, no visitas inesperadas de ellos para cerciorarse de que todo estuviera yendo bien. Y lo más importante. Compartir seguramente con alguien más un cuarto no muy grande, talvez un poco más grande que mi cuarto-closet.

ESTÁS LEYENDO
Viviendo entre Sombras: Preludio de los Sueños
Ficción GeneralKarly guarda un secreto que teme revelar. Siempre ha sido una chica normal y no quiere que nadie llegue a pensar lo contrario, por eso, a pesar de su miedo ha decidido permanecer en silencio. ¿Qué pasará cuando Karly se entere de que sus pesadillas...