Capítulo 8: Audición

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El presentimiento y el temor por equivocarme nunca los tuve tan claros como en esos momentos. Lo que provocaba que no despegara mis ojos del reloj, en una fijación tan absorta que sentía tención alrededor de mis pupilas, tanto así que me daban la impresión de que se me iban a desprender o estallar, creo que ni siquiera pestañeaba; me abrumaba el paso parsimonioso del tiempo ¡Nunca era así cuando se necesitaba! Me parecía una situación tan sofocante que me carbonizaba el pecho como si fuera el ardiente tórax de un dragón, apunto de escupir un fuego tan violento que podía compararse únicamente con la bocaza dilatada de un volcán.

De verdad, juraba que si los objetos inanimados tuviesen la capacidad de hablar (en un hecho seguro, a causa de mi ensimismamiento, aunado a mi apariencia de agitación que se acompañaba de la enajenada mañana que viví y mi frustración por la lentitud del tiempo), mi reloj me acusaría de asedio. Me daría un par de bofetadas con la fuerza de los brazos de un abanico en amplia velocidad, y se quejaría de mí por las redes sociales. Descargando claro, la peor foto de mi perfil para comentar, una en la que se reflejara mi eterna intención de depravado.

Miré al costado, los señores Johnson pronto llegarían. Lo aseguraba sin saber por qué. Puede que por la tensión o porque en el fondo, muy en el fondo, deseaba que aparecieran de una vez y me sacaran esa angustia de encima. Que se acabara toda esa porquería y pasara a ser un evento del pasado que lo único que me trajera fueran memorias de un mal rato.

¡No tenía idea! Solamente podía estar al tanto de que aunque mis manos y piernas se veían firmes por fuera, por dentro se agitaban tanto como la gelatina ¡Como un dulce! Eran una divertidísima fiesta o algo así. Y ni de qué hablar de mi estómago, ese era ese salón. "¡El estudio no está permitido!" ese salón; "Cuidado con las trofeos de papá" ese salón; "Demonios, mira como han dejado la sala". Por mucho: ese salón.

Tragué grueso mientras los asientos vacíos parecían burlarse de mí, diciéndome que no se quedarían así por mucho tiempo más. Se me erizó la piel. No sabía, a decir verdad, si se percatarían o no de lo mal que se veía Karly. Es decir, eran sus padres y no se le podía pasar por encima a la terrible capacidad de un padre para comprender descomunalmente a su hija, en especial si se hablaba de los padres de Karly que la querían y cuidaban tanto.

Esperaba que Bella hiciera un buen trabajo con el maquillaje y de esa manera, si algo salía mal, por lo menos podría intervenir y decirles "oh, ha de ser cosa del pánico escénico", y ellos asentirían "Si, pobre Karly". Y yo festejaría bailando disco en mi mente por lo bien que me había salido la actuación, además de justa a la medida.

Porque si la veían así sin nada, sabrían de inmediato que había algo más que un estúpido pánico escénico. Su rostro de verdad que asustaba si la veías de frente, carecía de vida. Dibujé una sonrisa torcida, tan falsa y forzada que incluso creí haberla visto en sitio en lugar de ser yo quien la tendió al mundo. Lo del maquillaje podía ser tan bueno como malo, me imaginaba a los padres de Karly, recibiéndola y diciendo: "¿Qué es esto?"; Bella respondería: "Es Karly"; y ellos nos observarían como si hubiéramos acabado de pintar rosas blancas de carmín, o hecho pasar a un gato por una liebre.

Mi celular me hizo saltar desde mi butaca. Los nervios los traía de punta, estuve a punto del vomito. El corazón me latió a mil por hora, y se sacudió tanto que casi escala a través de mi garganta y lo escupo en el suelo. Ya lo veía venir, se retorcería imitando a un pez fuera del agua, tardaría en levantarse como una tortuga de cabezas pero una vez lo hiciera, nada lo detendría; incapaz de controlarse aún fuera de mi interior (la fuente de su tensión) saldría corriendo como un condenado, tomando los asientos por vallas y huría pitando para no volverlo a ver nunca jamás, tan rápido que a Usain Bolt le iría a parar la mandíbula al suelo.

Viviendo entre Sombras: Preludio de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora