Enseñándole de mi dolor.

Lección 16

La elegante guadaña del actual Dios de la Muerte estaba rota, pero no le quitaba su potencia.

En ese momento Reaper la utilizaba para agilizar su trabajo y quitar las almas rápidamente de los árboles que habían sido talados para leña en el invierno, pues obviamente la naturaleza también era un ser vivo. Papyrus le ayudaba con las almas de los árboles que no habían resistido el crudo invierno, los árboles secos y sin vida en su interior.

Goth seguía jugando con la nieve y de vez en cuando con las serenas almas de la naturaleza.

-¿No deberían irse por su cuenta este tipo de almas?- dijo observando el arduo trabajo de ambos.

-Tenemos que guiarles al jardín del Eden, Goth. Antes la diosa de la vida las recibia y les hacía reencarnar en su jardín-

-¿Entonces son almas muy tontas para seguir su camino?-

-Jajaja- se burlo Reaper - lo mismo decía yo - una mirada fulminante de parte de su hermano lo hizo volver al trabajo.

- Es solo que se aferran al mundo mortal para ayudar a los humanos- El pequeño no entendía.

-¿Mnh? ¿Por qué querrían ayudar a los humanos sí solo los asesinan para su propio bien?- se acercó a su tío.

-Los humanos y los monstruos son almas con necesidades, como hijos de la naturaleza. La naturaleza cría a sus otras criaturas a dar su vida por sus hermanos, para eso están aquí- dijo Papyrus - o al menos eso decía un libro que hablaba de la diosa de la naturaleza.-

-Yo no sé si daría mi vida para el bien de un hermano-

-Es porque no has tenido uno Goth- dijo Reaper.

-Porque ustedes no me quieren dar uno- en una expresión infantil mostró su pequeña lengua.

Reaper lo pensó detenidamente. Tal vez era Geno quien no quería a otro integrante en la familia, ya que él era el que no podía aceptar a su primer hijo.