u n o.

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6 años. 

 —Cariño, ya es hora de irnos, no podemos esperar más. —Dijo mi mamá un poco fastidiada. 

 —No quiero ir al hospital. —Respondí jugando con el tenedor. —Es aterrador y huele a viejitas. 

 —No seas grosero,Christopher Velez.—Me miró con el ceño fruncido. 

—Bueno, huele a señoras de la tercera de edad. —Dije con un tono de obviedad.

Mi mamá soltó una risa. Me tomó de la mano y me llevó hasta al auto. Ni siquiera mis berrinches podían servir para que no me llevara a ese horrible lugar. 

Siempre que visitaba a la abuela le llevábamos regalos, o flores, y ella siempre me recibía con besos o abrazos.

—Si te comportas bien hoy, prometo llevarte a la casa de Erick para que juegues con él. —Propuso mi mamá.

—¿Me podré quedar a dormir con él? —Chillé emocionado. 

—No sé, ya veremos qué decide tu actitud. 

Miré por la ventana del auto, ya casi llegábamos. Nos paramos en el semáforo y vi a una niña de cabello medio rizado con ojos color miel, morena. Ella me sonrió esperando lo mismo de mí, pero solo hice una mueca de asco.

[•••]

Al bajar del auto, comenzó a llover. Así que entramos corriendo al hospital para no mojarnos.

—Amor, quédate aquí y no agarres nada, ¿sí? —Se puso de cuclillas mi mamá, y me tomó de los hombros. —Siéntate en aquella silla a esperarme, no tardo. 

Asentí.

Pero yo sabía bien que haría un desastre solo para no aburrirme. 

 Miré a todos lados y había muchas habitaciones, al parecer habían renovado el hospital y ahora no sabía cuál era la de mi abuela.

 Entré a la primera que vi y a mi abuela acostada en la cama, sonreí aliviado.

—Ya llegué. —Dije para después sentarme al lado de ella, me volteó a ver, y vi que no tenía la mitad de su cabello, su cuerpo era más pequeño. —Wow abuela, tu cuerpo ha cambiado con las medicinas. 

Me miró bien. No era mi abuela. Era un niño, grité asustado. 

—¡Haz silencio!, ¿no ves que intento dormir? —Dijo molesto.

Tenía ojos marrones. No podía dejar de mirarlo, simple vista me pareció lindo, aunque no fuera una niña. 

 —¿Por qué estás vestido de krillin? —Pregunté curioso, acercándome a su rostro para una mejor vista. 

 —¿Podrías alejarte un poco de mí?, me pones nervioso. Los doctores podrían pensar que me gustas. —Contestó con tímidez.

—¿Qué es gustar? 

—Cuando algo te agrada mucho, sientes atracción, o te parece bueno, o lindo, en el caso de las personas. 

Wow, un cerebrito. 

—Entonces tú me gustas. —Dije sonriendo y mirándolo. 

Podía sentir su respiración acelerada y sus mejillas de color.

—Y-yo n-no te gust-to, solamente t-te agrado. —Miró hacia otro lado —¿Que acaso te gustan los hombres? 

 En realidad no sabía bien el concepto de gustar, ni mucho menos nada sobre el gusto hacia los hombres. Así que solamente hablaba por hablar. 

—Solamente me gustas tú. —Me recosté en la cama.

—¡Deja de decir eso! —Dijo un poco exaltado y ruborizado, me parecía aún más bonito así. —A ti te deberían gustar las niñas, no yo. 

 —Las niñas son feas. —Hice una mueca. —Tú eres diferente a ellas. Tú eres bonito. 

 Su cara parecía que iba a estallar de lo rojo que estaba.

—Por cierto. —Me levanté de nuevo. —¿Cuántos años tienes? 

 —9. 

—¿Y por qué no te creció todo el cabello? ¿Porque te peinas así? ¿por qué solo la mitad? ¿acaso es un enfermedad?—Pregunté un poco asustado. —¿Es contagiosa? 

 —No, no estoy enfermo. Al menos no de eso. Me... Lo tuvieron que rapar, por algo que tengo dentro de mí. Algo malo. —Bajó su mirada.

—Entonces yo estaré contigo para luchar con esa cosa mala que te hace daño. —Lo miré por última vez, a lo que sonrió.

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Cáncer. » Chrisdiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora