c i n c o.

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Tirado en la cama, deprimido, llorando, sin ganas de vivir. Sí, así estaba yo aquel día. 

—Chris, abre la puerta, alguien quiere verte. Llevo esperándote 30 minutos. —Dijo mi mamá nuevamente. 

—¡Ya te dije que no quiero ver a nadie! —Grité enojado.

Acomodé mi cara nuevamente sobre la almohada, todo lo que salió de la boca de Zabdiel me estaba matando poco a poco, a pesar de que fueron unas simples palabras.

Sentí una mano en mi espalda, creí que era mi mamá así que ignoré por completo el tacto. 

—Amigo, ¿has estado llorando? —No era mi mamá, era Eri. 

—No tiene importancia. —Contesté con un poco de esfuerzo.

Volteé a mirarlo, y éste se asombró. 

En ese momento me sentí como una niña a la cual su amor platónico le había partido el corazón en pedazos, y vaya que así habían sido las cosas. 

—Te ves horrible. —Frunció el ceño. —Zabdiel no merece tus lágrimas, y si fuera así, no te haría llorar. 

—Él no tiene la culpa. La tengo yo por estar enamorado de él. —Bajé la mirada.

—En los 7 años de amistad que tenemos, jamás te había visto tan mal. Siempre fuiste algo insensible y distante. ¿Qué te ha pasado, Chris? —Puso su mano sobre mi hombro.

—Ni siquiera yo lo sé.

—Creo que si fueras mujer tendrías ahora mismo todo el maquillaje escurrido.—Hizo una pausa.—Corrección. Si fueras mujer ni siquiera sabrías maquillarte. 

Reí por su comentario tonto y sin sentido, él sabía cómo hacerme sentir bien siempre.

Cuando mencionó algo sobre el maquillaje, recordé que a él le gustaba usar prendas de niña, tenía vestidos y faldas, de verdad no se le veían mal. ¿Cómo lo supe?, bueno, es fácil de recordar la tragedia.

Flash-back: 

Mi mamá me había dejado dormir en la casa de Erick, para ella no era ningún problema que yo me quedara con él. 

—Eri, ¿podrías prestarme algo de ropa? —Pregunté abriendo los cajones de su armario. 

—Claro, toma lo que quieras. —Contestó desde el baño.

Abrí el último cajón, saqué lo que parecía una camisa roja, pero al sacarla completamente, noté que no era una camisa. Era una clase de vestido delgado muy corto.

Erick salió del baño y lo miré confundido. 

—¿Qué?, ¿acaso aún me veo feo con el acné? —Dijo mirándome. 

—¿Qué es esto? —Pregunté con el vestido de tela delgada entre mis manos.

—C-chris, ¿d-de d-dónde sacaste e-eso? —Comenzó a sudar. 

Con eso me bastó para saber que era de él. 

—¿Por qué usas vestidos, Eri?—Lo miré y él volteó hacia otro lado, pude observar bien su cara. —¿Y por qué estás usando maquillaje?, pareces una mujer transexual. 

—No es un vestido, idiota. Es lencería.

A mi edad no sabía muchas cosas. Y las que sabía solamente eran estúpideces. Así que podría decirse que no tenía ni la menor idea de lo que era "lencería". 

—Ya no hagas más preguntas. —Sonrió y yo asentí.

Nos acostamos en la misma cama, ya que estaba muy grande. Puso la gran cobija sobre nosotros y yo me quedé mirando al techo. Tenía tantas preguntas en mi cabeza, que no podía dormir.

¿Por qué Erick no me dijo que de día era hombre y de noche mujer?

¿Acaso también se pone peluca? 

¿Aún seguirá siendo virgen?

¿Se va de zorra en las noches?

¿Cuánto cobrará?

Por un momento recordé a Zabdiel, lo bello que se veía siempre. Su sonrisa, su cabello, sus ojos, todo en él era perfecto. Pero mi mente comenzó a irse por otro camino. Entonces empecé a tener otro tipo de pensamiento sobre él, pensamientos sexuales.

Sabía bien que estaba mal imaginar fantasías sexuales con otra persona, tenía que mantenerme con la mente en blanco si quería dormir bien. Pero por más que traté, no podía dejar de pensar en cómo sería Arriba de mí.

Sacudí mi cabeza de un lado a otro, y mi mano involuntariamente se metió por debajo de mi pantalón y bóxer, cuando iba a hacer algo más, sobresalteé

 —¿Acaso te estabas tocando? —Preguntó Erick mirándome, me dió un gran susto. 

—¿Qué?, ¡no! —Dije gritando en bajo. —Solo... Sentí un escalofrío.

—Si te masturbas te saldrá acné. 

Saqué mi mano de mi pantalón y él volvió a dormir, suspiré cansado. 

Hasta que recordé que Erick tenía acné, y ahora todo había cobrado sentido. 

—Oye Erick, ¿puedo preguntarte algo? —Susurré. 

—Claro Chris. —Contestó adormilado.

—¿Tú te masturbas por las tardes o por las noches? 

Creí que iba a contestarme hasta que sentí un fuerte ardor en mi mejilla. 

Me había bofeteado.

Cáncer. » Chrisdiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora