(LOS HOMBRES VALIENTES BAILAN DESNUDOS FUE ESCRITA POR MITZI GARRIDO SILVA EL AÑO 2004 Y PUBLICADA EN WATTPAD EL AÑO 2017. GRACIAS POR LEER)
(Dedicado a Gotffice por su genial idea de regalarnos Fantasy Lover)
Jorge Pablo Hirich Solari tenía veinte años cuando decidió probar suerte en el mundo de la política. Por eso se unió al partido político del conocido diputado Miguel Torremora.
Este señor Torremora había ganado las pasadas elecciones gracias a los votos de las mujeres, que eran sus más fanáticas seguidoras.
Jorge Pablo pensó que le iría bien en un partido donde había tantas mujeres, pues era lindo de cuerpo y de cara, de pelo rubio como los trigales... y con unos ojos verdes que eran capaces de despertar el amor a la primera mirada.
―Señores, el partido de la oposición nos está ganando en todas las encuestas ―fue lo primero que escuchó Jorge Pablo cuando se unió al equipo de trabajo.
―Necesitamos pensar en algo que despierte el interés de las mujeres electoras ―dijo el asistente principal del diputado Torremora.
―Podemos decirles que el diputado les va a dar libertad, parranda y sexo ―gritó uno de los secretarios y todos se echaron a reír―. ¡¡Libertad, parranda y sexo!!... Ese sería un buen lema de campaña. (N.A Eeeeeh... Yo voto por eso XD ).
―Digamos que el diputado les va a dar libertad para que ellas mismas se busquen la parranda y el sexo ―dijo el Jefe de Campaña, muerto de la risa―. Mira que no podemos hacer milagros. Hay algunas viejas tan feas que ni con toda la libertad del mundo se agarrarían algo.
―Ya... ¿Y cómo vamos a darle más libertad a las mujeres? ―preguntó la secretaria principal, que era la única mujer del grupo y era la única que no se estaba riendo―. Las mujeres ya somos bastante libres. Para liberarnos más, habría que darnos alas.
―Podemos ofrecerles lo único que este gobierno no quiere darles: la legalización del aborto ―dijo el Jefe de Campaña con mirada maquiavélica.
Así fue como se definió la nueva campaña del diputado Torremora: a partir de entonces se convirtió en el defensor de la legalización del aborto, prometiéndole a las mujeres libertad para manejar sus cuerpos y sus vidas... sin importar cuántas muertes costara eso.
Y como primera actividad organizaron una gran noche de diversión, sólo para mujeres, donde veinte desnudistas profesionales bailarían sobre un escenario... ¡Y la entrada iba a ser completamente gratis! Las mujeres sólo tendrían que escuchar el discurso político que iba a hacer el honorable señor diputado... y luego podrían entretenerse con los bailarines.
Jorge Pablo quedó encargado de salir a repartir papeletas que indicaban la hora y el lugar del gran evento. El pobre muchacho se pasó tres días de la mañana hasta la noche parado en una esquina, entregándole los avisos a todas las mujeres que veía por ahí. Por fortuna su buena apariencia facilitó la tarea, porque las mujeres se acercaban a él como si Jorge Pablo fuera un imán lanzado en una caja de clavos.
Cuando volvía a la sede del partido le entregaban más papeletas para repartir y lo mandaban a la calle otra vez. De esa forma se repartieron tres mil volantes y el día señalado aparecieron dos mil trescientas mujeres, todas ansiosas por participar en esa noche de diversión, libertad y parranda gratis que les habían prometido.
El gimnasio que arrendaron para realizar el espectáculo era un lugar bastante amplio, pero con tantas mujeres adentro no se podía ni respirar. Ya no cabía ni un alfiler. El público formaba una masa compacta que iba desde el mesón del fondo hasta el escenario con plataforma, que habían preparado para que bailaran los desnudistas, y miles de cuerpos femeninos se apretujaban unos con otros, poniéndose cada vez más furiosas por la incomodidad y por la apretura.
Jorge Pablo se asomó a mirar desde atrás de la cortina que cubría el escenario... y vio algo similar a un enorme monstruo con miles de cabezas y miles de bocas, con exactamente el doble de brazos y de ojos. Eso era el público presente: esa masa de gente reunida y apretada, que parecía moverse impulsada por una sola mente... Era como una fiera capaz de comerse a cualquiera que se subiera al escenario.
―¡¡Puta madre!! ―dijo impresionado―. ¡Aquí va a pasar algo malo!
Las mujeres del público estaban como borrachas. Se reían por todo, tendían a hacer travesuras y a romper las reglas establecidas. Además, se estaban poniendo agresivas y a cada rato se producían peleas en medio de la apretada masa de gente. Pero los asesores del diputado Torremora estaban felices. Se felicitaban unos a otros por haber hecho que viniera tanta gente. Decían que la campaña era todo un éxito y que mañana iban a ganar las encuestas locales.
A ninguno se le ocurrió pensar que las mujeres reunidas en grupo podían ser peligrosas... y esa falta de previsión fue lo que originó la catástrofe.
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Lo hombres valientes bailan desnudos.
HumorUna noche de parranda, licor y hermosos varones desnudistas... ¡Y todo gratis! Eso es lo que ofrece el honorable diputado Torremora para ganar los votos de las mujeres electoras de su provincia... Sólo que esta vez las mujeres del público se descont...