Parte 13: Un relámpago triste: la memoria

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Marciala continuó entreteniendo a las espectadoras y preparándose para convencerlas de votar contra el aborto.

Entre payasada y payasada comenzó a dejar salir algunos comentarios serios... y las mujeres del público escucharon atentamente sus argumentos, pues los humoristas siempre dicen algunas cosas serias para emocionar o para criticar.

―¿Saben una cosa, chiquillas?... ―dijo la taimada profesora, después de terminar el último chiste―. Esto de venir a mirar hombres sin ropa es un poquito peligroso... porque con tanto filete a la vista una come de más y después termina así de gorda ―con su mano huesuda hizo la forma de la panza de una mujer embarazada―. No les miento, chiquillas. Quedar embarazada era un problema que mi mamá tenía todos los años. Mi mamá tuvo catorce hijos y mi papá tuvo ocho... el lechero tuvo los otros seis. Pero es que antes no existían los anticonceptivos que existen ahora. Antes había que recibir todo lo que llegara. "A lo hecho, pecho", decía mi mamá y así terminó dándole teta a catorce críos. Una sola cosa sí... mi madre nunca quiso hacerse un aborto, porque pensaba que no era justo. "Yo lo hice y yo lo crío": así tiene que pensar una mujer valiente.

Las espectadoras aplaudieron emocionadas y el diputado Torremora empezó a arrancarse el pelo de pura rabia, sabiendo que Marciala estaba a un paso de dar vuelta la opinión de las electoras con todas esas ideas que les estaba metiendo en la cabeza.

―Yo no digo que las mujeres tengan que vivir encerradas... Nooooh... ―siguió diciendo Marciala―. No es justo que nos quedemos en la casa cuidando un montón de niños chicos... ¡Tenemos derecho a decidir cuántos hijos vamos a cuidar!... Pero la solución no es el aborto... ¡La solución es un anticonceptivo bueno!... ¡¡Y gratis!!... Porque tomarse una píldora es mucho más fácil que abortar. Miles de mujeres han muerto abortando, pero ninguna se ha muerto por tomar pastillas anticonceptivas...

―Las pastillas no sirven ―gritó entonces una de las espectadoras―. Y los condones se rompen...

―¡Usa condón de lata entonces!... ―le contestó Marciala burlonamente, haciendo que todas se rieran de la mujer que se había atrevido a hablar―. Nooooh... Hablando en serio... Lo que quiero decir es que podemos exigir que nos den anticonceptivos que sí funcionen y no esas porquerías que nos dan ahora. El aborto es la solución más mala que nos pueden ofrecer... Es peligroso, es caro y es una porquería asquerosa. A nadie le gusta hacerse un aborto, ¿sí o no? ¿Cuántas prefirieron tener el hijo igual no más, antes que pasar por toda esa mierda de los abortos? Mejor es que nos ayuden a evitar el embarazo antes que ayudarnos a abortar... El aborto es para las tontas, es una solución parche.

―Hay que hacerla callar... hay que hacerla callar... ―gemía el diputado Torremora desesperado.

Y todos sus asesores, ayudantes y secretarios lo rodeaban tratando de darle ánimos, pero nadie aportaba una idea que pudiera salvar la campaña electoral.

―Señor diputado, yo puedo hacer que se baje del escenario. ―dijo Jorge Pablo con decisión y todos se quedaron mirándolo como si estuviera loco.

―Yo también puedo hacer que se baje del escenario ―dijo el Jefe de Campaña burlonamente―, pero después las viejas locas nos matan a todos, porque están fascinadas escuchando a esa puta de mierda... y no quieren que ella se vaya.

―Además, no basta sólo con hacer que se vaya ―dijo la secretaria principal, mirando a Jorge Pablo con desprecio―. También tenemos que ofrecerle al público algo que reemplace a la mujer humorista cuando quede el escenario solo. Tenemos que presentarles otro bailarín, pero ya no tenemos ninguno.

―Yo puedo hacer que ella se vaya sin que nadie se enoje ―insistió Jorge Pablo―. Y también puedo ser el último bailarín que salga al escenario para cerrar el show.

Lo hombres valientes bailan desnudos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora