gato callejero

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Makoto había echado a perder la muestra y la hora que había pensado en dedicarle a su arreglo personal la había tenido que ocupar para reiniciar todo.

"no saldré a tiempo... no vengas por mí, nos vemos luego."

Escribir aquellas palabras había causado que la tensión en sus hombros aumentara y que una ligera cefalea iniciara en la parte posterior de sus ojos. Se estaba mal acostumbrando mucho a la compañía de ese baka Kiyoshi y el saber que esa noche no lo vería, ya lo estaba poniendo de mal humor.

"ok... termina pronto, descansa."

Leer su contestación no fue de ayuda.

Eran casi las 11:50 de la media noche cuando terminó, antes de limpiar el laboratorio quería estirar un poco sus músculos engarrotados y al hacerlo casi brinca de su piel.

Al otro lado de la puerta de cristal, parado con esa boba y estúpida y ¡estupidisma! sonrisa estaba Kiyoshi, recargado en el muro y con la pierna cruzada, como si quisiera verse casual ahí, en el pasillo, a mitad de la noche en un laboratorio que estaba casi vacío.

Hanamiya atravesó la sala de laboratorio y abrió la puerta.

-¡te dije que no saldría a tiempo! ¡Que no vinieras! ¿Desde cuándo estas ahí parado como gorila?-

Kiyoshi sonrió con esa estupidisisima sonrisa nivel dios y mostró una bolsa de papel que llevaba en la mano.

-es que... cuando me llegó tu mensaje yo ya estaba comprando la cena y pensé que sería un desperdicio no comerla, así que vine a tu trabajo, estuve hablando un momento con el vigilante viejito que está en la entrada y el me dió permiso de entrar y esperarte... -

Hanamiya estaba a punto de darle un punta pie en el trasero arrugado a ese anciano parlanchín que se supone que no debería dejar que nadie no autorizado entrara, después quiso hacer lo mismo con Kiyoshi, seguramente había usado esa cara de perro regañado y había logrado convencer al viejito con una artimaña. Teppei seguía siendo una persona de mucho cuidado.

Además... exactamente, ¿hacia cuanto tiempo que Kiyoshi estaba ahí parado?... le había avisado a eso de las 7 de la noche... Makoto era el primero en reconocer que cuando se centraba en algo, no había manera en que se desconcentrara. Pensar en que Kiyoshi le hubiera visto esa faceta obsesiva y de ratón de biblioteca hizo que sintiera un poco de vergüenza... pero primero muerto a preguntar cuanto tiempo le había visto trabajar...

Suspiró con pesar ante esos ojitos brillantes y se hizo a un lado, dándole paso a la sala.

-pues ya que... entra... -con fingida renuencia le guió dentro. - solo limpiaré la mesa y podremos cenar aquí mismo para que me pueda ir a descansar ya...-

Kiyoshi le siguió y llegaron a la mesa metálica que anteriormente había estado ocupando, Makoto la limpió minuciosamente, se lavó las manos, le mostró a Kiyoshi donde podría recalentar la cena y después de hacerlo se dispusieron a sacar los pequeños contenedores de unicel con comida.

Comieron en un cómodo silencio, fue hasta ese momento en que ambos se dieron cuenta que tenían mucha hambre y que no era necesario para ninguno, llenar el silencio con comentarios innecesarios.

-¿acabaste tu trabajo? ¿Por qué te atrasaste?-

Makoto le miró como gato enojado, en sí, Hara y Teppei habían sido los culpables de que se arruinara su primera muestra, después el tejido que había querido repetir se rompía y se rompía y pues... ya ni sabía lo que estaba haciendo.

-las muestras han fallado... algo está haciendo inestable el tejido y este se rompe, no me da la resistencia que necesito...-

Teppei le estaba viendo con muchísimo interés, como si le entendiera, después vió un poco de pimiento en su comida y usando su cuchara, se la dio a Makoto para que el la comiera.

fue elDonde viven las historias. Descúbrelo ahora