convenciendo.

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A la mañana siguiente se haría el procedimiento... Hanamiya fue al laboratorio para terminar unos reportes y revisar sus muestras. Bien sabía que la "visita médica" sería algo rápido que duraría no más de una hora y podría descansar toda la tarde, por lo que había pedido, solo como medida de seguridad, un día más.

El horrible nudo de su estómago se apretó tanto, que incluso le costaba respirar a ratos. Pero tenía que hacerlo, debía hacerlo.

Firmó los últimos reportes, guardó los datos en la computadora, puso algunas muestras en el refri y decidió dar por terminada su jornada laboral.

Hara y Seto le seguían manteniendo como visitante en su casa, así que pretendía llegar lo más noche posible para no dar más molestias de las ya dadas. En cuanto todo esto terminara, les pondría a los dos un altar, en serio.

Apenas salió de su trabajo, sintió que ya le había cagado un zorrillo.

Ahí estaba Hyuga, de pie, esperándole con ese estúpido gesto gruñón y esas horribles gafas que tanto odiaba.

Makoto fingió que no le había visto y se siguió de largo rumbo a la entrada de la estación del tren, tensando en sus manos el tirante de su bolso... odiaba a ese estúpido. ¿Con que derecho se atrevía a ir a su trabajo a molestarle de nuevo? ¿O acaso ya se habría enterado e iba a burlarse? Cualquiera de las dos cosas, le estaban provocando nauseas, en serio.

-quiero hablar contigo...- por supuesto, Hyuga no iba a dejarse amedrentar por la técnica de la indiferencia.

-yo no... déjame en paz...-

Hyuga le dió alcance y sujetándolo del brazo, lo giró hacia él y le dió tremenda cachetada que resonó en la calle y tiñó de un horrible carmín la pálida piel.

Como buen gato callejero, Hanamiya se lanzó contra él y asestó un golpe igual de fuerte.

-¡no me vuelvas a tocar la cara imbécil!-

En alguna otra ocasión, ambos se hubieran enfrascado en una pelea callejera que hubiera dejado cabellos volando y un buen par de arañazos en el enemigo... incluso puños y mordidas si fuera necesario... pero Makoto se sentía mal y Hyuga en sí, no había ido a pelear... pero estaba molesto con Hanamiya...

-habías dicho que no me ibas a dejar a Teppei y lo que le colgaba entre las piernas tan fácilmente... ¿adivina con quien paso la noche? ¿Quién crees que lo estuvo consolando porque lo acaban de cortar?-

Definitivamente Hyuga debería hacerse actor. Había dicho aquello con tanta emoción, con tanta sensualidad y satisfacción, como si realmente hubiera pasado una noche de ensueño, que Makoto en seguida notó el sabor de la ira y los celos subiendo por su boca.

¡Esta maldita puta! ¡Aprovechando hasta la mínima oportunidad para restregársele a su...!

A su...

Se quedó de piedra al percatarse, que Teppei ya no era nada suyo... por su culpa...

Si quería volver con Hyuga estaba en todo su derecho...

Pero entonces... ¿Por qué dolía tanto?... ¿Por qué todo parecía volverse más y más oscuro a su alrededor? ¿Por qué de pronto, su cuerpo fue a azotar en el suelo?

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Teppei estaba de guardia en el hospital y agradecía infinitamente que tuviera muchísimo trabajo que le distraía efectivamente de cosas deprimentes.

Terminó de actualizar unas indicaciones y la verdad se extrañó muchísimo cuando su celular sonó en la bolsa de su bata.

Por regla general, Kiyoshi no contestaba las llamadas telefónicas en horarios de trabajo.

fue elDonde viven las historias. Descúbrelo ahora