Capítulo 10: El aro de cebolla.

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— ¿Qué tal te fue en la...?

— No preguntes —Lo cortó Dean.

— ¿Tan malo fue?

Estaban caminando por el pasillo cuando Dean se giró hacia él y su expresión cambió a una amplia sonrisa algo exagerada.

— ¡Me fue genial! —Le dio unos golpecitos en el hombro, parecía estar casi saltando de la emoción—. Hombre, nunca me había ido tan bien en una prueba.

— ¡Felicitaciones! Merece celebrarlo.

Dean tomó a Castiel del brazo, caminaron rápido entre el mar de personas hasta salir de aquel edificio.

— ¿Qué te gustaría hacer? Podemos llamar a Benny, Ash...

— Vamos por unas hamburguesas —Dijo, sacando la llave de su auto del bolsillo.

— ¿Solo nosotros?

El silencio se alargó hasta que llegaron al área de estacionamiento. Castiel estaba algo confundido, tenía planeado estar con el grupo pero en el fondo sabía que prefería mil veces estar a solas con él.

— Pues, sí. Tú fuiste el que me enseñaste y yo seré el de la buena calificación.

Tenía sentido.
Ambos ingresaron al impala, era la primera vez que Castiel estaba ahí y sabia el cariño que le tenía Dean a ese auto. De alguna manera se sentía especial.

— ¿Recuerdas la hamburguesa que te llevé aquel día...?

— Sí.

¿Cómo olvidarlo? Dean Winchester había mostrado caridad por aquel ser que tanto había odiado durante las primeras semanas. Sin esperar dinero a cambio, sin que se lo hubiera pedido.

— Estuvo bastante buena —Agregó al notar que había sido muy seco en su respuesta.

— Estás a punto de presenciar el mejor puesto de hamburguesas del lugar.

Parecía orgulloso de conocer el lugar. Aparcó junto a un auto rojo y bajaron.

Ordenaron dos tipos de hamburguesas diferentes, las partirían a la mitad y de esa forma podrían probar ambas.

— Nunca te lo he preguntado, Cas, ¿cuál es tu comida preferida? —Preguntó luego de darle una mordida a su pan.

— Esto —Respondió con los ojos cerrados, saboreando aquel pedazo de cielo—. A partir de ahora.

— ¿De veras? —Dijo luego de tragar el bocado, parecía sorprendido y emocionado por esa respuesta.

Él se limitó a asentir, dandole otra mordida a su hamburguesa.

— Castiel, deberías casarte conmigo —Bromeó.

Castiel estuvo a punto de atorarse, pero pudo disimularlo y Dean ni siquiera se dio cuenta, parecía muy ocupado haciéndole ojitos a su comida. A pesar de saber que había sido tan solo una broma, no pudo evitar que su corazón acelerara a mil por hora así que fingió una risa.

— Oh, yo aceptaría.

Dean lo miró, no esperaba que Castiel siguiera su broma, y mucho menos que si lo hacía, le aceptara. Empezaba a encontrar a su compañero de cuarto mucho más interesante y divertido de lo que había pensado que sería en su primer encuentro. Quizás lo había juzgado demasiado rápido.

Tomó un aro de cebolla que les habían dejado de cortesía, el que pareciera más firme, para que pudiera caber sin romperse y se arrodilló a un lado de la silla de Castiel. Algunas personas a su alrededor voltearon a ver aquella escena, curiosos.

— Castiel Novak —Comenzó a decir, tratando de no reír y romper personaje—, ¿aceptarías compartir hamburguesas conmigo por el resto de nuestras vidas?

El rostro de Castiel ardía en un carmesí intenso, podía ver a las personas observándolos y susurrando cosas entre ellos, eso lo ponía algo incómodo. Pero miraba a Dean, a sus hermosos ojos esmeralda y sentía que el resto del mundo simplemente dejaba de existir, que estaban solo ellos dos y él le hacía la propuesta más...̶h̶e̶r̶m̶o̶s̶a̶ rara del mundo.

— Acepto.

— ¡Dijo que sí! —Gritó, poniéndose de pie con ambos brazos levantados.

Algunas personas reían y otras aplaudían. Se acercó a Castiel, colocándole el aro de cebolla en su dedo, los de alrededor parecían no notar que era un aro de cebolla porque algunos los miraban seriamente como si de verdad se hubieran comprometido. Dean solo rió, no podía creer que acababa de hacer eso.

— Acábate tu hamburguesa ya —Le dijo Castiel, él ya había acabado una mitad—. O lo haré yo.

Dean se sentó rápidamente de nuevo, comenzando a devorar su hamburguesa.

Unos pocos minutos después, una de las muchachas que trabajaba en el lugar se acercó a ellos con un plato que contenía un waffle y sobre este, un helado con un corazón de fudge encima.

— ¡Enhorabuena! —Dijo ella, con una gran sonrisa—. Les desea el chef y todo el personal.

— Oh, gracias.

Respondió Dean, posando su mano gentilmente sobre la de Castiel, cubriendo el aro de cebolla. Si notaban que era falso lo más probable era que se lo quitarían.

Cuando la muchacha se retiró, ambos se miraron por un largo rato. ¿Acababa de pasar lo que acababa de pasar? Aquel día no podía ponerse mejor.

Se sentaron de vuelta en el impala, el cielo ya estaba oscureciendo y debían regresar al instituto. A medio camino, cerca del acantilado por el que habían bajado a aquella playa, estacionó el auto.

— ¿Qué pasó?

— No estaremos a tiempo para ver el anochecer en el techo —Explicó, bajando del auto, Castiel lo siguió—. Así que pensé que podríamos verlo desde aquí.

Se apoyaron uno al lado del otro sobre el capó del auto, mirando hacia el ocaso. Tenían una vista perfecta del sol, bajando lentamente por el horizonte camino hacia el mar.

Sus manos apoyadas encima del capó estaban casi tocándose. En su mente, Castiel habría puesto su mano sobre la de Dean, él se habría sorprendido por aquella movida; se habrían mirado a los ojos y Castiel se atrevería a acercarse a los labios de su amado, se besarían como en aquellas películas románticas frente a la puesta del sol y todo sería irrealmente perfecto.

Pero no estaban en su mente.

Y Dean no quería nada serio.

Y estaba saliendo con aquella chica Tessa.

Y no le gustaba Castiel en absoluto.

Vaya triste final.

Se quedaron en silencio, sentados mirando el atardecer. Hasta que el cielo se tornó en tonos de azul y negro, las estrellas brillaban cada vez más y la luna menguante se encontraba sobre sus cabezas.

Castiel no sabía si debía reunir el coraje suficiente para poder besarlo o desanimarse a sí mismo sabiendo la cruda realidad.

— ¿Volvemos al instituto?

Su última oportunidad para besarlo ahí estaba desapareciendo.

— Sí, vamos.

Y desapareció.

Carry on [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora