Capítulo 1: 402

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La cabeza de Dean se movía sola al ritmo de la música y ambas manos goleaban la parte superior del timón aparentando una batería mientras manejaba, Eye Of The Tiger, un clásico. El coro se acercaba y comenzó a cantar como si estuviera en el mismísimo concierto de Survivor. Su hermano menor, que se encontraba en el asiento del copiloto, lo miró de reojo con una pequeña sonrisa plasmada en su rostro, volvió a ignorarlo pronto y enterró sus narices de nuevo en aquel libro que no había dejado desde que entró al auto.

Salió con agilidad, estirando sus brazos y piernas luego de haber estacionado a su baby a unos varios metros de los edificios destinados a dormitorios para alumnos. La parte más dolorosa de las vacaciones: cuando se acaban. Cerraron ambas puertas al mismo tiempo como si estuvieran sincronizados, dirigiéndonos a la parte de atrás, y luego de retirar sus mochilas del maletero, se dirigieron al edificio principal. El cielo estaba más celeste que nunca, quién diría que un día tan lindo conllevaba una tarea tan inquietante.

El hombre con el que había hablado por el teléfono los estaba esperando, era joven, probablemente alguno de último año que los introdujera al lugar y posiblemente el asesor de dormitorios. Era delgado y alto, ojos oscuros y cabello corto castaño, la barba de algunos días sin afeitar se mostraba, la chaqueta que utilizaba mostraba que participaba en el equipo de rugby y les sonrió al verlos acercarse.

— Wow, es gigante este lugar —Murmuró Sam con asombro mirando hacia todos lados mientras el joven hablaba sobre las clases y lugares del campus.

Acompañó al menor hasta el lugar donde sería su habitación y junto con Crowley avanzaron hacia otro piso del edificio. La mayoría de las puertas estaban abiertas y jóvenes de su edad caminaban de un lado a otro recién instalándose luego de las vacaciones largas de verano.

— Dean Winchester —Dijo en tono alto, entregándole la llave de su nuevo dormitorio, 402, asintió con la cabeza dándole las gracias—. Oh, y por si quieres unirte al equipo, las pruebas son mañana, después de clases.

— Estaré ahí —Le sonrió de vuelta y lo observó marcharse.

Soltó un suspiro, este sería el comienzo de una nueva etapa. La puerta de su habitación era de las pocas que estaban cerradas, encajó la llave en la cerradura y entró con dificultad por la puerta con su gran mochila solo para encontrarse con una escena no muy agradable.

— ¡Hey! ¿No sabes tocar? Joder —Rió, alejándose del muchacho semi desnudo que se encontraba recostado sobre su cama.

Se lo estaba tomando a broma ese cabrón.

— Eh, ¿disculpa? —Tenía una de las manos casi tapando sus ojos tratando de no parecer un homofóbico exagerado, podía escucharse un tono de ira en su voz aunque no lo quisiera expresar—. Es mi habitación también, un poco de respeto.

El muchacho susurró algo y el desnudista tomó las prendas que se encontraban regadas por el suelo, desapareciendo en pocos segundos. Dean trató de ignorarlo, tirando mi pesada mochila sobre la cama vacía, no tenía nada en contra de los gays, pero no esperaba encontrarse con una escenita en su propia habitación. 

— Soy Castiel, novato —Sonrió el de ojos celestes, estirando su mano de forma amigable.

Observó su brazo estirado, luego a él. Ni que estuviera loco para tocar esa mano, quién sabe en qué lugares habrá estado.

  — Dean —Dijo secamente, girándose para comenzar a desempacar sus cosas. Genial, simplemente genial. Tendría que convivir el resto del año con una mariposa promiscua.  

  —  Un gusto conocerte, Dean —El sarcasmo era palpable en sus palabras, pero no obtuvo respuesta—. Joder, pero qué tío más aburrido eres.

 — Oh, discúlpame por no ser fan de la pornografía gay —Habló alzando la voz, tiró una de sus camisetas sobre la cama, girándose sobre sus talones para tener de frente al más bajo—. Me importa una nada dónde decidas meter el pito, pero hazlo fuera de esta habitación.

— Vaya, desafiante —Sonrió pícaramente al tenerlo a tan solo unos centímetros—. Me gusta.

Los brazos de Dean lo empujaron con fuerza por el pecho y Castiel se dejó llevar, cayendo con una inesperada tranquilidad sobre su cama, como si hubiera estado esperando esa reacción. Su risa se extendió por la habitación, empezando a desesperar al castaño, quien se tuvo que controlar para no partirle el rostro a aquel irritante muchacho y optó por dejar la habitación.     


~~~

— ¿A qué se refiere con que no es posible?

— Dean, has ingresado un día antes del inicio de clases, es casi imposible encontrar habitaciones disponibles a estas alturas, haberte encontrado esa es casi un milagro—Explicó el hombre de barba, descansando ambas manos sobre su escritorio, parecía cansado de aquella pregunta.

— Dijo que es casi imposible, no es imposible, puede buscar otra habitación para mí, no importa dónde —Exclamó, poniéndose de pie y apoyándose sobre el escritorio de madera.

— Novak no es un mal compañero —Frotó su barba con dos dedos, revisando registros en su ordenador—. ¿Por qué no tratas de llevarte bien con él?

Dean soltó un suspiro de derrota, no había forma.

Tenía ambas manos en los bolsillos mientras caminaba por el gran patio principal del campus, el cielo ya estaba tornándose de un color anaranjado pero no quería regresar a su habitación, tenía planeado pasar el menor tiempo posible cerca de ese pequeño engendro.






Carry on [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora