Capitulo 6: Rupturas Inesperadas

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-Mmm, lindas pestañas- susurre aun espabilándome.

- Mmm, que sedoso cabello- seguí ida ahora introduciendo mis dedos en los mechones rebeldes de Phillip.

-Mmm caramel puedes dejar de alagar a este dios griego y dejarlo dormir- dijo Phillip con ojos aun cerrados, haciendo que caiga en cuenta de que sí, nos encontrábamos en la misma cama, y no fue solo un sueño por lo que, asustada, le di una patada que lo dejo en el piso, llevándose consigo la mesita de noche, la lámpara y un vaso de vidrio que sufrió daños mucho mayores.

- Ay caramel, no sabes cómo me gustan las gatitas furiosas - dijo Phillip acercándose a mi lentamente

- Ni se te ocurra dar un paso más- dije alejándome

- ¿O qué?, destruirás la otra mesita de noche- me reto

- Philip no…- me tambaleé con el resto de las colchas tiradas en el piso, pero mi mayor satisfacción fue que no fui la única que se estaba resbalando, Phillip parecía un maniquí en medio de vientos otoñales, la sola imagen era graciosa y digo que lo “era” porque en un impulso de recuperar el equilibrio el salto las colchas y sin medir el espacio nos arrincono en la puerta con un sonoro golpe seco justo en mi espalda, que no era muy atlética pero al fin y al cabo era una espalda y dolía ¿no?

- Aunchhhh!!!- grite a todo pulmón, cerrando los ojos y tratando de pasar desapercibido el tremendo dolor que sentía.

- Chicos usen protección!!!!!!!!- grito ¿su mama?

Pues sí, la madre de Phillip había escuchado todo y lo había malinterpretado hasta el punto de creer que su hijo y yo manteníamos una sesión anti estrés de tipo marital justo en la mañana.

- Ves lo que haces dije apartándome con las mejillas más que rojas y una  mano llevándola a la parte dorsal de mi columna que aún seguía adolorida.

- Lo siento Zoe, déjame ver el golpe ¿sí?- dijo ¿arrepentido?

- Ni loca. Me voy a duchar, voy tarde al instituto  y como podrás ver no pienso ir con esta ridículamente corta camiseta tuya y mucho menos con el vestido del pecado que me puse ayer, por lo que me demorare aún más ya que tengo que pasar por mi casa- dije enojada retirándome al baño, pero justo cuando iba a abrir la puerta recordé como me había llamado minutos antes por lo que me devolví y le dije en todo amenazador- y que  nunca en tu vida se te vuelva  a ocurrir llamarme gatita furiosa.

- Te llevare a tu casa y a la escuela!!!!!!- grito

De camino a casa ninguno pronuncio palabra alguna, por lo que navegue en mis pensamientos, rebobinando todo lo que había ocurrido entre nosotros, primero el fatídico secuestro, segundo encontrármelo en una de mis clases y que posterior a eso todo empeorara, ¿porque tuve que aceptar lo cena?, gracias a todos los dioses de las pobres chicas que nunca pueden decir un simple no, esto había llegado a su fin, no lo volvería a ver, no le debería ningún favor, al menos no personalmente puesto que le depositaria cada diez días lo correspondiente al vestido y las zapatos de anoche. Ufff que tranquilidad!!!

En mi casa no me tarde nada en elegir algo adecuado para la universidad, unos simples vaqueros oscuros corte alto, una camiseta de flores y mis queridas UGG, ya que el cabello estaba seco y dominable luego del baño que me había dado en la casa del innombrable, solo me coloque un diadema, ordene mis libros y salí disparada con una torta de chocolate en mi mano, y pues sí, mi madre estaba angustiada feliz o triste, ¿quién lo sabe? siempre cocina una tarta sea cual sea su estado anímico.

Llegamos a la universidad, yo tenía la cámara colgada a mi cuello ya que se me hacía más fácil para utilizarla y curiosamente todos volteaban a verme, que raro si no es por Tara pasaría en el anonimato, aunque eso no sería tan malo, me gusta mi soledad.

A Wonderful MeetingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora