El domingo había transcurrido con normalidad, nada había pasado o por lo menos nada nuevo. Seguí sin obtener respuesta de Ross a pesar de mi insistencia llamandolo cada vez que veía mi celular. Marcus seguía reprochandome que no nos habíamos visto en una semana, como si no tuviera un auto para venir a visitarme. Marla y yo habíamos empezado a hablar con más confianza, pero aunque la chica me resultara agradable no confiaba en ella plenamente para contarle cada cosa de mí, la conocía hace solo días. Mi madre disimulaba muy bien sus nervios por la mudanza de Marcus. Y yo había pasado tendida en mi cama frente a una gran encicopledia sobre que significaba cada gesto de un gato. Me pareció interesante, tanto que le pedí a mi madre que me dejara tener uno, accedió rapidamente, por culpa del hecho del viernes o no, no me importaba quería una mascota.
El sudor caía en finas gotas por mi frente debido a la caminata a la escuela, el enojo de Ross había llegado hasta el punto de ignorar que no tengo auto y que mi madre trabaja temprano sin oportunidad de llevarme. Así que ni siquiera me di el trabajo de preguntarle.
En mis oidos sonaba i´ts time de Imagine Dragons. Mi respiración sonaba agitada y mi corazón palpitaba rapidamente retumbando en mis oidos, estado fisico de mierda. Faltaban unas pocas cuadras antes de llegar, gracias a dios. Tenía tanto calor, llevaba un sueter que me quedaba un poco grande, había pertenecido a mi padre cuando estaba en la universidad, asi que la tela estaba un poco desgasta, pero tenía capucha que me servía para cubrir mi rostro de los rayos del sol que pegaban fuertemente en mi espalda. Llegué a la escuela con la lengua afuera literalmente.
Caminé por los pasillos, sin Ross a mi lado era invisible a los demás. Me dirigí a mi locker a guardar los libros que no ocuparía en las primeras horas sino hasta despues del descanso.
Entré a mi clase de artes, era la única que no me resultaba un lugar para dormir.
–Buenos días, chicos–dijo alegremente la Srta. Jhonson. era de edad intermedia, pero siempre vestía como adolescente dándole algo cómico a su persona. Siempre estaba feliz y cuando digo siempre me refiero a cada día de la semana.
–Hoy voy a dejar que liberen su mente, sus sentimientos, emociones y lo plasmen. Pueden dibujar, esculpir, escribir, lo que ustedes quieran. Son libres–dijo teatralmente. No era buena en esto del arte, no sabia escribir poemas o relatos, ni esculpir y peor dibujar.
–Esto será como su examen semanal, asi que a trabajar–dijo sonriendo exageradamente. Mierda. ¿Qué se supone que haga ahora? Miré a mi alrededor y todos estaban poniendose manos a la obra, ¿acaso era la unica en mi clase que era una total inutil en la cosa del arte?
–Tienen tres días como plazo.–dicho esto se sentó detras de su escritorio abriendo un libro.
Bueno podría pedirle ayuda a alguien. ¿A quién Milah? ¿A Ross? se burló de mí mi subconsiente. Rayos. O tal vez si puedo hacerlo sola, podría esculpir algo. Si, eso haría.
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Sonó el timbre anunciando el descanso. Esta era mi oportunidad de hablar con Ross y explicarle que lo que había dicho fue en un momento de ira por saber que se había rebajado a tal punto. No pensaba claramente
Entré al comedor escaneando el lugar con mi mirada, pero no lo veía, ni a el, ni a Marla, ni a Mathew o Chase. Solo a Lucy -menuda suerte- estaba sentada con otras tres chicas también rubias que había visto por los pasillos de la escuela. Me dirigí a una mesa totalmente opuesta a donde ellas estaban, me senté y me puse mis audifonos escuchando Oasis.
Tenía tanta hambre, pero había olvidado traer algo de comida y mi capital era de cero dolares con cero centavos, así que decidí centrarme en música. Saqué mi celular y le escribí un mensaje a mi madre para pasar el tiempo. Alcé mi mirada y mi ojos viajaron directamente a Lucy que reía de tal forma que daba la impresión que su vida dependia de ello. Como si supiera que la estoy mirando paró de reir abruptamente y dirigió su mirada a mi, me dió una sonrisa ácida, que me hizo apartar la mirada rápidamente.
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¿Destiny?
Teen Fiction“Mi vida es un total desastre. No tengo muchos amigos, depresiones cada 2x3, adicta a los libros, al té, y a los cigarrillos -hecho vergonzoso- y para aclarar las dudas, NO, no soy una “malota” que sale a fiestas, fuma, bebe y sabe divertirse. Todo...