Creer es crear

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Con toda esta mierda andante que mi vida había sido durante los últimos tres días, no tenía tiempo de pensar en cosas que para mí no importaban mucho. La clase de arte, por ejemplo.

En frente mío una gran bola de arcilla y mi laptop abierta mostrando los pasos a seguir para hacer una escultura de la Torre Eiffel. La Srta. Jhonson había accedido a darme plazo para presentarla un día después, la mejor excusa que se me ocurrió fue mi pasado resfrío, que de hecho empiezo a pensar que fue una especie de virus pasajero porque no duró más de dos días.

Solté el aire. Ok, esto no podría ser tan difícil, obviamente no tendría los pequeños detalles que tiene la verdadera, pero por lo menos sería la estructura básica. Tomé la gran masa en mis manos y empecé con mi obra de arte.

La noche que llegué a casa extrañamente mi madre no estaba, me imaginé todo lo contrario; Yo llegando y viéndola en la sala esperando impacientemente por mí, pero no. A la 1:00 AM la puerta de entrada cerrándose me despertó.

Hoy no hemos hablado en todo el día, el desayuno fue abordado por un incómodo silencio. Por otro lado estaba Marcus, se había resignado y dejó de llamarme, pero los mensajes siguieron y creo que hasta se triplicaron, hoy he recibido quince, y el día aún no acaba.

Después de varios intentos fallidos y una larga hora terminé, no era una réplica exacta... pero serviría para un 7 al menos.

Orgullosa de mi escultura me dirigí a la cocina por un refresco. En menos de dos horas me vería con Ross, como era de imaginarse esa misma noche me había arrepentido de mi repentino arranque de solo se tiene 17 una vez.  Y debo aclarar que pienso que no hay nada más tonto que esa frase, porque obviamente se cumple 17 una sola vez, así también como se cumple 15 una sola vez, o 13, o 22.–suspiré–. El alcohol no debe ser tan malo.

Supongo que Lucy estaría ahí, aunque le dije a Ross que prefería solo estar con él, porque no estaba para fiestas ni pequeñas reuniones. El accedió aunque los dos sabemos muy bien que Lucy estará ahí y solo Dios sabe quién más. Seguramente Marla también asistiría. Desde la charla en la cafetería aquel sábado no habíamos tenido una conversación, solo secos "Hola" y sonrisas parcas. No sabía muy bien de que iba este asunto, ella y Lucy últimamente eran cercanas.

Me di una relajante ducha y me vestí con unos jeans y una chaqueta ancha. Antes de que pudiera reaccionar noté que el tiempo que me quedaba se había pasado, apliqué un poco de maquillaje rápidamente y calcé mis botas de lana. Subí en mi coche y me dirigí al lugar

Ross había dicho que nos viéramos en casa de Chase, según dijo el mismo Chase había ofrecido acogerme en mi primera borrachera. Me sentía tan ridícula, es como si fuera a dar a luz y todo tuviera que estar planeado, cosa por cosa. Maldije en mi interior y prometí no volver a abrir mi boca sin antes pensarlo bien.

La casa de Chase era algo así como una... mansión, en todo sentido de la palabra. Grandes paredes en color mate formaban la casa, un gran techo de teja rojo vivo y un jardín extremadamente grande.

Un sonriente Chase me abrió la puerta.

– ¡Milah!–se tiró a abrazarme cogiéndome por sorpresa.

–Hey, Chase–dije incomoda por su repentina muestra de afecto.

Me miró durante unos segundos–Realmente lo siento, es solo que estoy emocionado por todo esto de estar involucrado en la iniciación de alguien. –sonrió efusivamente. ¿Iniciación? ¿Era en serio? Sonaba como si estuviera entrando a una secta de alguna cosa extraña.

Fruncí el ceño. –Chase estás... exagerando las cosas. –Hice una mueca, como si algo ácido estuviera pasando por mi garganta. – No es una iniciación, no sé qué te dijo Ross, pero no creo que vaya a ser una noche de alcohol para mí. Por amor de Dios, es jueves. – Lo admito, había sonado como una anciana. Una maldita anciana.

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