¿Crees en cuentos de hadas?

4.1K 341 38
                                    

La tengo. Mi libertad está ahí, a la vuelta de la esquina. Unas horas mas y en cuanto salga de esta habitación, de este hotel, seré libre y mis padres también. Sé que no tengo que desconfiar de su palabra. Me ha enseñado que puedo confiar en él y en sus promesas. Sé que puedo hacerlo.

Sin embargo no se que es, pero pese a que debería estar contento, siento un peso en mi pecho que me aplasta como una gran losa. Observo sus ojos azules que me miran con gran interés. No se como alguna vez pude pensar que esa mirada era atemorizante... Contra mas miro al hombre frente a mi mas seguro estoy de su bondad y altruismo. Contra mas tiempo paso con él, mas claro tengo que nunca antes me había sentido así junto a nadie. -¿Significa eso que no tendremos que volver a vernos? - Asiente levemente con una sonrisa triste en sus labios y solo atino a suspirar, bajando la mirada a mis manos apoyadas en mis rodillas. -¿Por qué?

    ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄   

¿Qué decir?¿Cómo explicarlo? -Tu no quieres estar aquí, puedo notarlo. Tus maestros me lo han contado. No te gusta este mundo, esta forma de vida. Y sin embargo te has sacrificado para salvar a aquellos que amas...eso hace de ti una persona muy noble.- Sonrío alargando mi mano hasta acariciar su mejilla, sonriendo mas ampliamente cuando el contacto le hace cerrar los ojos. Es tan hermoso que duele. Me sorprende cuando, sin decir mas, se vuelve a recostar en mi pecho. Ni me molesto en decir nada. Acabo de descubrir que me encanta tenerlo así. Llevo mi mano a su pelo, acariciando los mechones de pelo que tras la actividad se han soltado de su cuidado peinado, dándole un aspecto todavía mas sensual. Magnus Bane...me tienes loco.

Casi creo que se ha dormido y estoy a punto de hacerlo yo también cuando siento que se mueve sobre mi cuerpo, alzando sus grandes ojos dorados hasta localizar los míos. - Has dicho que no soy un esclavo hoy...qué...¿puedo hacer lo que quiera? - Asiento lentamente, curioso por saber qué es lo que le pasa por la cabeza en este instante. Sonríe de forma pícara y mi corazón da un salto, poniéndose del revés. ¿Cuánto de Magnus es todavía desconocido para mi?

Mucho. Definitivamente hay mucho de Magnus que desconozco. Como ese amor que acabo de descubrir que siente por lamer mi miembro. Todo su cuerpo se ha deslizado sobre el mio hasta que su nariz ha quedado pegada a mi miembro flácido, quien rápidamente ha saltado en tensión, terminando de endurecerse bajo las embestidas de su boca que consiguen hacerme jadear y dificultan el resistir el impulso de moverme contra sus labios. Su nombre escapa de entre mis labios cuando noto su garganta rascarse contra la punta de mi pene, caliente, duro y goteando líquido preseminal directamente en su boca.

El frío me invade cuando su boca se separa de mi miembro, pero poco tiempo tengo para echarla de menos, pues se acomoda a horcajadas sobre mi cadera y ayudándose de su mano, se desliza lentamente hacia bajo, dejándose caer sobre mi, mi miembro entrando en su interior con soltura. Mi cara debe de ser un poema, porque sonríe satisfecho de si mismo y se inclina a besarme con una ternura que no creo haber sentido en toda mi vida.

    ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄   

No logro asimilar la idea de que hoy empieza y acaba todo. Que todas estas sensaciones que me provoca, este mundo nuevo al que me ha abierto las puertas...solo podré disfrutarlo a su lado mientras dure la noche. Se me hace imposible dormir sabiendo eso, por cómodo y agradable que sea el estar recostado en su pecho. Desde el primer orgasmo que me regaló durante sus entrenamientos, he tenido esa pequeña fantasía con hacerlo disfrutar. Con sorprenderlo. Nunca pensé que podría hacerlo, pero teniendo la oportunidad ante mi, no la pienso desaprovechar.

Su miembro me llena en cuanto me siento sobre él, notando como se introduce largo y duro, mas profundo que en toda la noche. Siento su cuerpo bajo el mio y rápidamente me elevo de nuevo, no queriendo obligarlo a cargar con mi peso. Mantengo mis movimientos, lentos pero firmes, llenándome de orgullo al sentir su mirada pegada en mi, observando cada movimiento como si solo quisiera preservarlo en su memoria para siempre. O eso es lo que desearía. Poder ser su esclavo para siempre, que cada noche sea un enredo de cuerpos, sexo y sudor. Solo con él. Con sus miradas tiernas y orgullosas. Con sus manos suaves y sus movimientos delicados. Con sus jadeos continuos, apenas audibles. 

- Alexander... - su nombre se escapa de mis labios, aunque se que debería mantenerme en el amo, maestro o señor. Normalmente ni siquiera conocería el nombre de mi dominante. Pero solo el hecho de pronunciar su nombre, de hacerlo real, provoca una descarga placentera que recorre todo mi cuerpo, haciendo que vuelva a decirlo en medio de un sonoro gemido, aumentando la velocidad de mis caderas para notarle rozándose dentro de mi, sus caderas moviéndose suavemente al compás de las mías. 

Un grave gemido por su parte acompaña a las palpitaciones de su miembro, tan apretado en mi interior que incluso puedo sentirlo mientras eyacula dentro de mi, provocando que mi propio pene palpite con fuerza, no necesitando mas que un par de sacudidas con mi mano para vaciarme sobre mi propio pecho, quedándome unos segundos allí, con su pene aún erecto dentro de mi, llenándome como nunca antes.

Me estiro hasta dar con la toalla que él mismo ha usado antes, limpiando con mimo su pene antes de limpiar el mio propio, mi trasero y mi pecho, tal y como se me ha enseñado, volviendo entonces a recostarme con él, apoyando la cabeza en su pecho y pasando un brazo por su cintura. - Gracias por esta noche...

    ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄ ✂ ✄   

No puedo con las sensaciones que me invaden. Yo, que casi le he obligado a estar aquí, que ha venido por dinero, porque es lo que tenía que hacer... y que me agradezca por ello es mas de lo que puedo soportar. -Magnus... - Noto como eleva su mirada hacia mi y sonrío levemente, pasando el dorso de mi índice por su mejilla. -¿Has oído hablar de los enclaves? Mi madre siempre decía que era una tontería llamarlos esclavos... que cuando dos almas se pertenecen no es un contrato como lo es entre un amo y un esclavo, no son dos piezas que se juntan, por mucho que encajen... Odiaba que algo tan bonito como las almas gemelas se viesen ahora como un contrato mas...Pero hay tan pocos enclaves en el mundo, mi chico hermoso...que ni siquiera nadie esta seguro de que sean reales. Nosotros nunca nos hemos visto en el caso de tener un enclave entre nuestros esclavos...

Acaricio su espalda con las yemas de mis dedos, maravillándome ante su suavidad. Toda su piel desprende un calor agradable que provoca un pequeño ronroneo en el fondo de mi garganta. Se acomoda mejor sobre mi pecho, apoyando ambas manos cruzadas bajo su barbilla, mirándome con curiosidad. -¿Y tu?¿Crees que existan?- Sonrío ante su pregunta, rodeando su cintura con mis piernas. -Creía en ellos...hace mucho tiempo. Pero la vida me enseñó a dejar de creer en cuentos de hadas...hasta que llegaste tu y pusiste mi mundo patas arriba...mi esclavo enclave...-Acaricio su mejilla, sonriendo ante esos ojos que veo cada vez que cierro los míos en la soledad de mi habitación. -No. -corrijo- Mi alma gemela.

The heart never liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora